viernes, 22 de noviembre de 2024

Mahou Sentai Magiranger: El reto de creer en la magia de Toei


Más allá de la nostalgia, la añorada estabilidad comercial y la comparación con nuevas temporadas peor recibidas, la discusión sobre cómo envejecieron los Super Sentai de los 2000s y cuánta importancia tuvieron no me parece haber sido explorada lo suficiente. Esto solo acrecienta más la extrañeza de la actual veneración hacia varias de estas: como es el caso de Mahou Sentai Magiranger la cual si bien no es de las más populares, la devoción de sus fans y los puestos elevados en los que lo ponen en sus listas demuestra que merece ser examinada nuevamente.

En retrospección, lo interesante es el porqué varios fans veteranos habían reaccionado hacia esta con escepticismo o poco entusiasmo. Durante los 2000s había cierta noción de que Super Sentai se estaba quedando atrás comparada con lo que los demás tokusatsus estaban haciendo en esos mismos años: series arriesgadas que traían un realismo, complejidad y ambición inéditos en este tipo de ficción, con Nexus para Ultraman y el transcurso de Kuuga a Hibiki para Kamen Rider definiendo esa corriente. Si las nuevas temporadas no hacían mucho por la renovación del tokusatsu, y súmese otros cambios controversiales, entonces uno en aquel entonces se cuestionaría si Toei aún tenía lo suyo en cuanto a crear equipos de guerreros de colores.


De hecho que había motivos para quejarse de lo que Super Sentai hacía, ¿se acuerdan de esas interminables quejas sobre el CGI o de que habían demasiados mechas? Por lo menos no creo que haya habido falta de entusiasmo o pasión en la producción de estas series. El productor Jun Hikasa, viniendo de trabajar en Metal Hero, parecía ver el potencial de lo que se podría lograr en Super Sentai por lo que trajo innovaciones y ambición aún si Toei no tenía toda su atención en la franquicia. Hikasa estuvo a cargo de todas las temporadas desde GoGoFive hasta Abaranger y varias de esas series han sido aclamadas por diferentes motivos. Él trajo realismo y ambición al cómo se presentaban las historias, los personajes tenían viveza y se comportaban de acuerdo a la época. Claro que muchos señalaban que desde sus series empezaba a aumentar el mercantilismo (especialmente por sus estúpidos bellos mechas), pero vamos, él es el que nos dio Gaoranger Vs. Super Sentai, posiblemente la celebración más ambiciosa vista en el tokusatsu en su momento que incluso trajo actores de series pasadas. Pero desde la salida de Hikasa en 2004 y la llegada de otro productor, Hideaki Tsukada, es cuando veríamos otra evolución de lo que se estaba haciendo en aquellos años.


Sabiendo que Hideaki Tsukada tiene una gran afición por los mangas shonen, y por cómo manejó sus otros sentai (Dekaranger, Gekiranger, Kiramager), no es difícil identificar todos los cambios más juveniles con los que compondría a Mahou Sentai Magiranger y la diferenciaría de lo que los fans estaban acostumbrados. Sólo miren cómo en los dos sentai anteriores que estaban compuestos por hermanos, Fiveman y GoGoFive, tenían al hijo mayor como el líder del equipo. Es lógico, quién más iba a liderar sino el más maduro y experimentado, pero en Magiranger el que dirige el equipo resulta ser el chillón hermano menor. Super Sentai ya había experimentado con algunos rojos bulliciosos cabezotas inspirados en protas descerebrados de anime, y en este punto ya estaban tan cómodos con el concepto que de líder tenían a este pibe que en su primera aparición hace algo que de no ser por lógica de tokusatsu se hubiese matado. El resto de los hermanos siguen otros estereotipos y tendencias de la época, y muy en común tienen el lado humorístico enfatizado en su caracterización (Makito y Houka siendo los mayores y siendo los más payasos prueba mi punto). En contraste, los hermanos Ozu enfrentan el perder a su madre y tener que librar la batalla contra Infershia que dejó su familia, sin saber algo sobre ello y teniendo otros problemas personales, por lo que no se puede decir que nada interesante esté ocurriendo o que falte un toque dramático en la premisa. Pero la forma en la que se maneja la trama tiene sus propias arbitrariedades que podrían entorpecer la narrativa general de esta serie.


La magia como la temática principal ya levantaría algo de duda. No realmente por usar la popularidad de sagas de fantasía contemporáneas como Harry Potter y The Lord of the Rings como su promoción, sino por el reto que supondría adecuarlo a las convenciones de Super Sentai. Hay un motivo por el que la gran mayoría de los sentai del siglo pasado casi nunca usaban magia para pelear, y por qué por el contrario era usual verlo usado por los villanos, y es que, no es virtuoso ganar usando brujería en vez de tu propia fuerza. Dónde quedaría el esfuerzo por triunfar sobre la fuerza del mal si se pudiese resolver mágicamente: esa es la razón por la que ni a Shotaro Ishinomori ni a Toei se les ocurría usar esa temática para sus héroes normalmente. Pero el género había pasado por varios cambios a lo largo de las décadas, con las tendencias cambiando y con Toei queriendo hacer algo novedoso, eventualmente llegaríamos hasta esta serie, y de hecho parecían estar conscientes de estas implicaciones y posibles críticas porque implementaron este elemento con cierta perspicacia.


Ahora, reconozco que no sé tanto de sagas centradas en la fantasía y lo místico por lo que no conozco bien cómo esas la utilizan, pero mi impresión es que en esas historias la magia es como un arte marcial (o algún deporte) que se debe dominar por lo que requiere aprender ciertas disciplinas y es toda una trayectoria de aprendizaje. ¿Cómo ejecutó Magiranger este concepto? El mismo opening explica al principio que la magia es un viaje a lo desconocido, y más importante, es una prueba de valor. Aparte de desconocer lo que significa “yuuki”, si se trata de valor o coraje o valentía o lo que sea, tampoco ayuda que la serie lo trate con vaguedad y que en retrospectiva puede haber dado inicio a otra tendencia de la que avergonzarse. Si volaste con lo que acabo de decir, a lo que me refiero es que el “yuuki” vendría a ser el precursor de cosas como el brave, la imagineshon, la suerte tras los yosha luckys, y el bendito kiramental; todos esos disparates referidos como fuentes de poder, totalmente arbitrarios e infantiles.


Esto es indudablemente otro concepto sacado del anime, y si bien no creo que Magiranger sea el peor caso, tampoco es la excepción de que puede hacer peor a la serie. Ese vacío al ver que algún problema sea resuelto con un deus ex machina (en este caso, el hechizo de la semana) es algo que lamentablemente sentirás muchas veces, incluyendo en sucesos importantes de la trama principal, a lo largo de esta serie. Curiosamente, el guionista principal Atsushi Maekawa estuvo en contra de que la magia sea utilizada sin consecuencias en otra serie que él escribió, por lo que realmente trató que para cada una de esas instancias los hechizos vengan con una enseñanza o sabiduría. No siempre estas lecciones tienen mucho sentido o se incorporan muy bien al episodio, pero por la fineza con la que son transmitidas son significativamente superiores a lo sermoneadoras y sosas que son en las series para niños estadounidenses.


El resto de los aspectos habituales de Super Sentai tiene sus lados buenos y malos en esta temporada. Empezando por los villanos: este es otro punto irregular pero que realmente no está tan mal una vez que te pones a mirarlo detenidamente. Definitivamente Infershia no tiene los personajes más profundos o siquiera impresionantes que se hayan visto en el tokusatsu o siquiera en esta franquicia, incluso cuando tratan de hacer algo con ellos en cualquier punto de la trama principal. Debería de sorprender que todo el lore está bastante bien construido y que lo mejor que se cuenta sobre ellos, en especial su historia con Wolzard/Blagel, suena mucho más chévere que todo lo que realmente vemos en la serie. Lo que más se destaca de los antagonistas de Magiranger son sus exquisitos diseños y conceptos de personaje. Ya habíamos visto varios de los diseños intimidantes y/o creativos de Tamotsu Shinohara en temporadas como Turboranger y Kakuranger, y en esta ocasión Toei nuevamente dejó que el tipo sea todo un demente y vuelva a tener control total de los diseños de los villanos. Aparte de las obvias limitaciones como tener que hacerlos antropomorfos para que puedan ser actuados debidamente, Shinohara acierta en darle giros interesantes a varias criaturas mitológicas y en componer monstruos con aspectos viles, originales y armoniosos. El sólo idear cosas como un bicho monstruoso que se transforma en un taxi, o un yeti con máscara y palo de hockey, o un cíclope francotirador, y que estos solo sean un puñado de ejemplos, es exactamente el tipo de delirio creativo que nunca le vendría mal a una serie tokusatsu. La mayor ejemplificación de cómo estos conceptos salvan a los villanos de ser olvidables se da con el panteón entero de dioses del arco final de la serie: todos son enviados a morir uno tras otro en cada episodio, pero vaya que es entretenido ver lo que pueden hacer.


Combatiendo también contra la creciente apatía causada por el tono infantil y la calidad opaca de la imagen (la dolorosa norma de los sentai de los 2000s) debería estar la acción en cada episodio, solo que este aspecto tampoco funciona tan bien con el elemento mágico que quisieron incorporar. No faltan varias convenciones de las coreografías de Super Sentai como saltos con trampolín, pirotecnia para las explosiones y ocasionalmente una acrobacia riesgosa, pero parece que estaban tratando demasiado de diferenciarse de lo que se estaba haciendo en la temporada anterior. Había leído una boludez de que varios padres se quejaban de que las peleas en Dekaranger eran demasiado violentas o algo, y que por eso en Magiranger gran parte de las peleas consisten en usar hechizos, ya que estos fácilmente pueden hacerse leves y caricaturescos. De encajar con el tono de la serie sí que lo hacen, pero no creo que las coreografías compuestas en su mayoría por efectos de computadora (que frecuentemente te arderán los ojos por tener demasiado brillo) sean lo mejor que Toei puede hacer para sus series, ¿verdad? (Guarda esas lágrimas para cuando llegues a las series de los 2020s.)


Los mechas son otra sorprendente anomalía, no solo por triunfar sobre otros aspectos de la serie sino también porque difieren con el supuesto mercantilismo excesivo que se estaba formando en estos años. Siguiendo y en gran medida superando a su predecesora en darle prestigio a sus robots al no crear demasiadas combinaciones innecesarias con partes prescindibles, Magiranger presenta una respetable gama de gigantes mecánicos (¿mágicos?) que rebosan creatividad y lucen bastante poderosos. Ese concepto de basarse en elementos de fantasía y la libertad que permitían el avance de los efectos especiales dieron como resultado cosas como robots con forma de dragón, tren de vapor, un león que salta sobre aros de fuego, y mi favorito, un centauro caballero oscuro. Todos dignos de admirar, siempre y cuando el presupuesto permita que hagan algo más que mostrar escenas repetidas, por supuesto.


No tengo mucho que decir sobre la música que acompaña la serie, lo cual podrías tomar como otra flaqueza para esta o como reconforte porque tampoco es que sea una queja tan grande. Cuando terminas el primer episodio y finalmente escuchas el ending, si no te inquietas con los recuerdos que te trae de Ryusoulger (o si tuviste la suerte de no sufrir viéndola), te darás cuenta que la canción no está tan mal, pero sabes que para este punto perdimos esos emotivos y/o épicos endings a cambio de bailes, los cuales pueden salir bien en ocasiones pero no veo cómo reemplacen los sentimientos solemnes de los temas del siglo pasado. Lo mismo con el opening: no lo llamaría desagradable al oído pero no está bien endulzar demasiado el tono de esta, ni mucho menos cuando el canto tampoco suena tan emocionante y la canción se alarga demasiado (y lo mismo digo para la mayor parte de las canciones de la serie). Hombre, quién hubiese pensado en su momento que Hurricaneger sería el último sentai con una muy buena banda sonora hasta muchos años después.


Ciertamente Mahou Sentai Magiranger ha traído novedades a la franquicia, varias de estas definiendo el estilo de los Super Sentai de la era Heisei y la imagen que la mayoría tendrían de la franquicia, ¿pero es siquiera mejor en algo? Mientras que la ambición de series contemporáneas las llevaba a apuntar a un público mayor, lo que Hideaki Tsukada hacía con Magiranger no solo no parecía lo suficiente ambicioso sino que sus cambios (apuntando a algo más juvenil) parecían limitarla todavía más. Incluso viéndola de forma independiente de otros tokusatsus no podría decir que destaque tanto comparado con los sentai anteriores que alzaron la vara de otras maneras. Los cambios pueden ser bienvenidos y la era Heisei absolutamente tenía que marcar una diferencia, pero hay motivo para pensar que cosas como traer un disparate de anime como la fuente de poder, y hacer a los personajes tan exagerados y caricaturescos como los de ese medio no sea para bien. Lo que tiene de especial el tokusatsu es que es live action, lo que vemos interpretado por actores reales debería asemejarse a la realidad un tanto más que la animación, e ir en contra de eso (agravado aún más si las peleas tienen menos efectos tangibles) no nos deja con mucho de lo que lo hacía especial en primer lugar. Claro que tampoco diría que Magiranger es un fracaso total, como otra leyenda de héroes sí cumple en más de un aspecto y puede impresionar si tuviste la suerte de que sea de los primeros tokus que hayas visto. Solamente no te culparía si decidieses pasarla por alto, o si directamente detestas lo que hace.


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Leave Me Alone / Ah ma yau nan (2004)

 


Hace aproximadamente 20 años, los directores Oxide Pang y Danny Pang estrenarían dos películas el mismo mes, conectadas por una sola escena, y tratando temáticas totalmente distintas. Ambos hermanos ya habrían manejado tramas similares en sus cintas anteriores, con Oxide volviendo a explorar el terror con Ab-normal Beauty, y con Danny sorpresivamente regresando a algo similar a lo que estaban haciendo en Tailandia con la interesante trilogía de dramas que fue la saga Bangkok.

La historia de esta comedia negra se centra en los problemas distintos que unos gemelos tendrán que afrontar por separado. Kit, el hermano mayor, tenía una deuda con una banda de criminales en Tailandia; mientras que Man, el hermano menor, estaba peleado con su novio. Ambos desconocían lo que el otro estaba pasando, y tras un accidente de auto en el que Kit llevaba la identificación de Man, los dos tendrán que seguir con las identidades cambiadas y lidiar con los problemas del otro. Para el hermano mayor significa que mientras se recupera en el hospital tendrá que responder las visitas de un amante gay, y que el “débil” hermano menor tendrá que vérselas con unos malotes en un país en el que ni siquiera sabe hablar su idioma.



Lo interesante de Leave Me Alone es que tan transparente Danny Pang es con lo que quiere decir con esta, o al menos eso es lo que capto de esta. La estructura repite mucho de lo ya visto en su película anterior, 1 + 1 = 0 / Nothing to Lose, con un héroe pacifista acompañado de una bella callejera enfrentándose a unos criminales en unas locas aventuras que los harán entender y apreciarse entre ellos. Los cambios e ideas que sí trae esta película parecen algo… ¿personales? Desde lo de contar la historia de unos gemelos y enfocándose principalmente en el menor, bien entendible considerando que uno sabría más de eso al tener un gemelo mayor. Pero eso inmediatamente hace pensar que el personaje de Man revela algo más sobre la perspectiva del director, y cuando recuerdas que tal personaje es gay y gran parte de la historia se centra en ese punto, definitivamente tienes algo en que pensar. Ni siquiera es como si ese fuese un punto aleatorio que Danny haya puesto sólo por las risas, ya que en 1 + 1 = 0 también vimos la historia de una lesbiana, por lo que esa semejanza debe tener algún significado. Si crees que esto fue solo porque el director tenía un interés sobre personajes homosexuales, o si dice quiere decir algo sobre sí mismo, da para una interesante discusión. No es que eso sea algo negativo, para nada. Ese aspecto funciona excepcionalmente en darle audacia al filme y dando lugar a varias situaciones e interacciones recontra hilarantes.

De hecho, algo que admirar de Leave Me Alone es cómo difiere con el pesimismo que envolvía las obras anteriores de los hermanos Pang. Como una posible progresión en el estilo del director, una realización conseguida con lo que abordaron sus predecesoras en sus historias, y contrario a lo que se esperaría de una comedia negra, Leave Me Alone no tiene autodesprecio por ningún lado. Los personajes sí hacen frecuentemente comentarios homofóbicos hacia el protagonista, hay rechazo hacia él y a ese tipo de amor pero el guion sabe bien cómo hacerle justicia. Man consigue ser útil a su manera, diferente de un típico héroe de acción, con un increíblemente creíble balance entre caracterizaciones galanes y humorísticas. Posiblemente por no querer desperdiciar a Ekin Cheng (que por cierto interpreta a ambos gemelos) en un papel humillante, hasta los momentos en los que sus personajes son el objeto de risa hay gracia en cómo sucede. Ya sea con el espanto de Kit en el hospital con ese gay, o con Man fallando miserablemente en dialogar en tai o teniendo miedo en las peleas, todo se compensa o no termina tan mal. El hermano menor es el que más termina destacando, naturalmente: aparte de su participación en el conflicto principal contra la pandilla, un chiste recurrente es que cada vez que se encuentra con el papá de Jane le da un consejo para mejorar su apariencia, con lo que este termina viéndose irreconocible a como era al principio.

Hay personajes bien realizados con interpretaciones agraciadas, así como buenos momentos cómicos y de acción en esta divertida película, aunque no es el mejor gasto de tiempo ni para su duración. Simplemente no llega al ingenio o tener escenas tan impactantes como en las películas que Danny Pang hizo en colaboración con su hermano como Bangkok Dangerous y El Ojo, pero sí se consigue algo viéndola con el ánimo correcto… lo cual se nota porque al parecer no muchos la aprecian tanto como yo.