Esta cuestión fue levantada de una de las maneras más inoportunas para mí. Básicamente, el año pasado Simon Bennett –“reconocido” productor de Power Rangers– dio una opinión que causó una de las más incómodas controversias entre los fans del tokusatsu: afirmó que para que Power Rangers alcance una audiencia mainstream tiene que alejarse de sus raíces del tokusatsu, que era exactamente el material adaptaban lo que ha impedido que la franquicia pase a ser más que un nicho. Incluso agregó, como explicando el rechazo hacia tal material, que durante las reuniones en las que examinaban el metraje para adaptarlo les daba risa que en esas series se tomen enserio a los juguetes de plástico y los monstruos de goma. Ahora, yo no soy para nada fan de Power Rangers y no me importa en lo absoluto lo que uno de esos productores gringos opine sobre Super Sentai, pero igual me interesó la reacción que causó en los fans. Lamentablemente me quedé con las ganas de que alguien llegase a una respuesta valiosa sobre ello, y como justamente la cuestión sobre si el tokusatsu nunca será mainstream ya se estaba formando en mí desde hace mucho (aproximadamente desde que empecé a ser fan), decidí finalmente indagarlo yo mismo.
Ahora, como este es un tema tan complejo con tanto que destapar, también abordaré estas otras importantísimas cuestiones: ¿Qué es el tokusatsu? ¿El tokusatsu ya es mainstream? ¿Por qué el tokusatsu no es mainstream? ¿Realmente el tokusatsu necesita ser mainstream? Así que empecemos con este desquiciado ensayo.
Haruo Nakajima en la filmación de 'Godzilla' (1954) |
Lo primero es definir qué cuenta como tokusatsu y qué no, ya que el término ha sido bastante difundido (y en muchos casos incorrectamente utilizado) por sus propios fans. Está bien sabido que el estilo de efectos especiales empezado por Eiji Tsuburaya en Godzilla (1954) definió el tokusatsu y que las series que siguieron su estilo como Ultraman (que también contó con el mismo Tsuburaya) así como Kamen Rider y Super Sentai y las otras producciones de esa calaña también entrarían bajo tal definición. Con eso sería fácil identificar qué obras se consideran tokusatsu: películas o series japonesas de fantasía/ciencia ficción que emplean muchos efectos especiales, teniendo en común el uso de efectos prácticos como botargas y maquetas. Bueno, ojalá la definición fuese tan simple y específica, pues algunas marcas reconocidas como tokusatsu han discrepado con las normas de esta. Super Sentai fue adaptado por Haim Saban, dando así la serie con actores estadounidenses y metraje de acción japonés conocida como Power Rangers, que por dicho metraje podría también considerarse como tokusatsu a pesar de no ser enteramente de Japón. Incluso el mismo personaje que originó el género, santo Godzilla, tendría algunas adaptaciones estadounidenses que además de ser extranjeras también usarían el muy distinto estilo de efectos especiales de las superproducciones de Hollywood.
Por tan extraño que sea, hay una gran cantidad de gente que considera esas películas hollywoodenses de Godzilla como tokusatsu a pesar de que no se parecen en nada a lo que asociamos con el género. Si piensas que esto complica mucho lo que definiría el género, pues qué mal porque se pone mucho más confuso. Esto de que todas las obras de ciertas franquicias ya sean tokusatsu solo por pertenecer a ésas, como es el caso de los fans de Godzilla, resulta en más aberraciones como que se diga que el anime Fuuto Tantei (spin-off de Kamen Rider W) también sea llamado tokusatsu por algunos. Así que el anime también puede ser tokusatsu, interesante. ¿Y qué hay de esas series como Armor Hero de China? ¿Eso también cuenta? ¿También cuentan todas las imitaciones del tokusatsu hechas en Asia? Hanuman Vs 7 Ultraman (1974, Tailandia) también lo es, ¿verdad? Ay, nací para vivir las mejores paranoias.
Bien, ¿por qué siquiera importa la semántica sobre lo que debe considerarse tokusatsu? ¿No podemos dejar que cualquier chiflado de internet llame tokusatsu a todo lo que le dé la gana y todos seamos felices? Pues podríamos, pero eso sería una respuesta demasiado aburrida y no nos ayudaría en nada en lo que estamos discutiendo ahora mismo. Digo, la cuestión de si el tokusatsu ya es mainstream depende enteramente de qué definas como tal. Si estamos de acuerdo con que las películas de Godzilla de Legendary son tokusatsu, entonces también lo debería ser Pacific Rim, Transformers, y todas las películas de monstruos de Hollywood, por lo que la inmensa fama de ésas ya haría que el tokusatsu sea mainstream. Si piensas que eso ya sería una exageración, sólo piénsalo, si no es necesario que una película sea japonesa para que cuente como tokusatsu, entonces por qué algo como Star Wars no entraría bajo esa definición. La trilogía original en particular destacaba por sus efectos especiales, en su mayoría efectos prácticos, y contar una aventura fantástica con varios personajes representados por botargas. De hecho, se puede argumentar que no hay tanta diferencia, al menos temáticamente, entre las películas de superhéroes americanas como la saga The Avengers y los superhéroes japoneses como Super Sentai y Kamen Rider, y como esas películas también usan muchos efectos especiales (aunque son muy distintos a lo que asociamos con el estilo tokusatsu) también se les podría considerar como parte del género. Entonces, como Star Wars y Marvel son de las marcas más reconocidas mundialmente, podemos concluir que, en efecto, el tokusatsu ya es mainstream… quizás, más o menos, no realmente.
Seguramente esta discusión te debe haber recordado a otra similar que también ha sido ampliamente debatida: la del anime y manga, si esos términos deberían ser exclusivos de las producciones japonesas o si puede extenderse para referirse a otras series/comics con estilos similares. Afortunadamente el abuso de esos términos también me ha fastidiado y ya había llegado a algo sobre ellos.
Verán, yo sí afirmo que el manga debe ser un término que se use para referirse exclusivamente a las historietas japonesas, y que a su vez el anime solo se refiere a las películas y series animadas de ese país. Para mí, no se trata de que el anime o el manga tengan un estilo particular que se pueda replicar, ya que incluso en esos el estilo varía demasiado como para decir que todos siguen el mismo molde. La mayoría reconoce el estilo de Osamu Tezuka, con los ojos grandes y las expresiones exageradas, como lo que define el manga, pero el estilo artístico en realidad varía enormemente entre los diversos géneros y autores. Están los ‘gekiga’ (como Golgo 13) que tienen una ilustración más disciplinada, con más realismo y detalle, así como los mangas para chicas (shojo y josei) también tienen un estilo algo diferente. Que un comic o una serie animada tenga un estilo de dibujo parecido al de los producidos en Japón no los vuelve anime o manga, ya que esos términos no se refieren exactamente a un estilo estético, sino que hemos adaptado esas palabras para referirnos convenientemente a las historietas y animaciones producidas en ese país, que suelen tener un estilo muy distintivo. Para darles un caso similar: en los países anglosajones se refieren a las telenovelas producidas en Latinoamérica como “telenovelas”, adaptando nuestra palabra para referirse a lo que ellos conocen como “soap opera”. Simplemente resulta bien útil adaptar tal palabra para que uno sepa exactamente el tipo de serie al que uno se refiere al usarlo, y no necesito explicar qué hace a nuestros dramas televisivos tan particulares.
Así que para terminar de una vez las ridículas discusiones sobre si King Kong o Star Trek o Doctor Who son tokusatsu: No lo son, ni de cerca, ya que “tokusatsu” no se refiere exactamente a efectos prácticos o botargas o monstruos o héroes transformados (o si no temes quedar como un pretencioso: “producciones baratas y cursis”), sino estrictamente a películas y series japonesas que usan muchos efectos especiales, independientemente de qué traten o qué clase de efectos empleen. Es cierto que en japonés “tokusatsu” es un término genérico que usan para referirse a “efectos especiales” por lo que los japoneses sí pueden usarlo para referirse a producciones con efectos especiales independientemente de su país de origen, pero la palabra ‘manga’ también significa literalmente historieta en japonés y por ello en ese idioma pueden utilizarlo para referirse incluso a historietas extranjeras. En este sentido, palabras como manga, tokusatsu e incluso telenovela vendrían a ser términos polisémicos con significados más específicos en otras lenguas.
Ninguna de las películas de monstruos o de superhéroes de Hollywood son tokusatsu por ser totalmente ajenos al género en términos estéticos, metódicos, culturales, filosóficos y geográficos. Esto también significa que las películas “kaiju” de occidente como las del Monsterverse no son realmente tokusatsu a pesar de ser productos oficiales de la marca Godzilla, así como el Spider-Man de Toei (1978) sí es tokusatsu a pesar de ser parte (distantemente) de una franquicia estadounidense. Por otro lado, obras como Kamen Rider Los Caballeros Dragón, Power Rangers y Hanuman Vs 7 Ultraman (que fue parcialmente producida por Tsuburaya), son más debatibles por tener metraje producido en Japón con su estilo característico, aunque me inclino a decir que sí lo son. Lo que definitivamente no encaja para nada como tokusatsu son las series animadas, ya que la misma palabra se refiere a efectos especiales y no a animación. Por eso Pretty Cure, Fuuto Tantei y los animes de GARO no forman parte del género, ya que sino todos tendríamos que aceptar que Kinnikuman y Bobobo-bo Bo-bobo son los mejores tokusatsus de la historia.
Por supuesto, yo no soy una autoridad para decidir qué es tokusatsu y qué no. De ninguna forma voy a convencer a todos a estar de acuerdo conmigo sobre este tema. Al final del día la palabra “tokusatsu” no está en el diccionario por lo que no existe una definición objetiva de lo que es. Sólo doy mi opinión de lo que es el género, y como también coincide con lo que Simon Bennett (probablemente) se refiere al decir que no se puede alcanzar al público mainstream con este, servirá para el resto de la discusión.
La trilogía Chouseishin de Toho |
La falta de fama de las series tokusatsu en occidente no debería ser de extrañar en lo absoluto, considerando que aparte de Power Rangers (que ni siquiera estoy seguro si cuenta), estas no son distribuidas oficialmente en nuestros países. Son productos mayormente inaccesibles para la mayor parte del planeta, sin forma de darse a conocer y teniendo cosas diferentes a lo que la mayoría estamos acostumbrados. Pero… no sabemos si es por una especie de rechazo por lo asiático o preferencia por lo que hacen los gringos. No es ni mucho menos por algún nacionalismo, después de todo ninguno de los que leen esto son de Estados Unidos para solo querer consumir lo producido en ese país. La realidad es que el tokusatsu es tan desconocido en mi patria como en el territorio de los gringos, y los comentarios despectivos hacia este no son diferentes a los de allá. Aunque, tampoco es como si Japón no tuviese
Hay grandes marcas reconocidas como Dragon Ball y Pokémon que tienen legiones de fanáticos por todo el mundo, varias de estas ya establecidas como vacas sagradas aquí por la impresión que causaron en su auge, son ÍCONOS de Japón que también marcaron al resto del mundo. Y, aun así, está claro qué tienen esas franquicias en común. No solo estas han sido crucialmente localizadas con doblajes y otras alteraciones que omitan elementos japoneses que puedan ser difíciles de entender para el público internacional, sino que tienen una fuerte caricaturización en sus personajes y escenarios, al punto que no estemos viendo gente japonesa en lo absoluto en el producto final localizado. El supuesto atractivo universal de las caricaturas no puede ser pasado por alto como una razón por la que el anime, manga y los videojuegos cuentan con significativamente más popularidad en occidente que el tokusatsu y el cine japonés general. Desde el principio se planteaba en Japón que la animación podría atravesar barreras lingüísticas y culturales que el live action no podría, y con los repetidos éxitos que han tenido varias franquicias de anime tras ser distribuidas internacionalmente, puede que hayan confirmado una incómoda verdad.
Lamento tener que haber llevado la discusión hacia esto, y que yo sea el que lo diga, pero realmente sospecho que el racismo y la xenofobia pueden ser grandes factores del porqué el tokusatsu no ha conseguido popularizarse tanto en otros países. Pedir que estas extravagantes series asiáticas sean ampliamente reconocidas en nuestras tierras suena absurdo cuando nuestra preferencia en el entretenimiento refleja el eurocentrismo que nos han inculcado y la maldita influencia de Estados Unidos en el resto del mundo. En serio, CUÁNDO han visto una franquicia de películas o series de Asia (no animadas) que sean tan reconocidas como las superproducciones de Hollywood. (Y no, cosas como los K-dramas y las películas de Akira Kurosawa y Wong Kar Wai son tan nicho como el tokusatsu.) Debería preguntarme si Capitán Tsubasa hubiese sido igual de bien recibido en mi país si fuese interpretado por actores reales. Ciertamente el anime de Death Note es mucho más conocido que sus adaptaciones en live action.
Es curioso, uno debería haber superado varios prejuicios para apreciar el encanto del tokusatsu, pero según mi experiencia no es muy infrecuente ver comentarios irrespetuosos hacia el género dentro del mismo fandom. El lado más escabroso ha sido el de Godzilla y el kaiju eiga, y los sucesos que llevaron a eso son de lo más chistosamente chocantes. Muchos conocieron la franquicia por la película americana de 1998, y las reacciones hacia el resto de la filmografía crearon una interesante división entre los fans. Por un largo tiempo había quienes argumentaban que la cinta de Roland Emmerich era superior a las de Toho, en su mayoría señalando los efectos “baratos” y las tramas absurdas para defenderse. Godzilla ’98 siempre fue controversial entre los fans, tanto por su alejamiento al estilo tokusatsu como por ser una rara interpretación del personaje, por lo que ese particular tipo de opinión opuesta creaba varias acaloradas (e incómodas) discusiones. La típica discusión sobre un pésimo remake de Hollywood no estaba tan de lado del original al parecer, ya que no era como si Godzilla tuviese muy buena reputación en occidente, al menos en esos tiempos. La clara infantilización de la franquicia, los malos doblajes y los comentarios despectivos sobre los trajes de goma ya habían vuelto a Godzilla un objeto de burla en occidente desde mucho antes que 1998.
Aquellos que buscaban ser fans del personaje de Godzilla sin conocimiento de antemano de su origen fueron los que más les costó entender el tokusatsu y el estilo cinematográfico japonés en general. Era común oír cosas como “me gusta Godzilla, a pesar de que sus películas son muy falsas”, prácticamente había una gran porción que quería que Godzilla no fuese tokusatsu en primer lugar. Cuando llegó la nueva versión americana del lagarto en 2014 y vinieron más fans a decir que la película de Legendary era mejor que las de Toho fue la segunda ola de comentarios prejuiciosos, despectivos y hasta abiertamente xenofóbicos.
La falta de entusiasmo del lado de los fans del cine kaiju hacia los henshin hero lo atribuyo a que muchos de esos lamentablemente no saben apreciar los efectos prácticos. En general ese rechazo que tiene la gente hacia las botargas, las miniaturas y demás convenciones del tokusatsu, y la veneración a lo “hecho en Hollywood” es probablemente el mayor factor del porqué este género no es muy famoso. Mi hermano no hacía más que molestarse cuando hice que viésemos una película de Godzilla juntos, y lo mismo pasó cuando traté de ver un episodio de Fiveman con un amigo, el mayor punto en común era que les disgustaba enormemente los efectos y que ambos adoran franquicias estadounidenses como Star Wars y Marvel (y de hecho ven casi exclusivamente películas de Hollywood). Estoy seguro que habrán visto este tipo de rechazo al tokusatsu de parte de ese mayoritario sector, esas burlas y comentarios como, “¿por qué no simplemente le meten más dinero y lo hacen como en Estados Unidos?” Digo, es común que la gente señale malos efectos especiales de otras producciones y digan “se parece a Power Rangers” como si fuese algo negativo.
Estoy haciendo un enorme esfuerzo por resistirme a decir que Power Rangers es el mayor culpable de darle mala fama al tokusatsu. La “adaptación” de Saban era todo menos un producto tan honesto e inspirado como el material original. Los villanos fueron vueltos un chiste; los temas complejos, historias dramáticas, personajes grises y crítica social fueron omitidos y reemplazados con nada, o con sinsentidos; el dialogo ridículo hasta para niños, la falta total de seriedad en la actuación (con esos horribles gritos “jaiyaaaa” en las peleas) y las moralejas simplonas hacían la serie el mismo despropósito que la mayoría de las caricaturas infantiles de esa época. Power Rangers no hizo nada para elevar el tokusatsu o dar una buena impresión de este en occidente, y como justamente la primera iteración fue la más famosa (por ser un producto novedoso para su momento), no es difícil ver porqué muchos tienen una impresión tan negativa del género, y porqué esa franquicia usualmente no recibe tanta consideración además de la nostalgia. Quizás estoy exagerando, la reputación pudo haber sido inevitable en otros países por otros elementos difíciles de entender para los extranjeros.
No puedo decirlo con certeza, pero creo que el tokusatsu tiene todo en su contra si busca ser mejor conocida y valorada en occidente. Los fans celebramos cada nueva entrega de las series que nos gustan y deseamos que tengan el éxito y veneración que merecen, pero la realidad es que este nicho ha estado luchando por mantenerse relevante desde un buen tiempo. No es infrecuente oír a los fans veteranos quejarse de que no haya tanta variedad en cuanto a series o películas del género en los últimos años, y que principalmente predominan las marcas reconocidas como Ultraman, Kamen Rider y Super Sentai; y por otro lado también está el largo período de ausencia que tuvo Godzilla después del fin de la Era Millennium en 2004, y que las únicas dos películas hechas por Toho en 2016 y 2023 hayan tenido un enfoque tan diferente a las usuales tramas de peleas de monstruos y efectos tradicionales tokusatsu.
La saga Godzilla tuvo poco éxito en los 2000s, las películas estaban recaudando cada vez menos y cuando el director Ryuhei Kitamura llegó para dirigir la última película (Final Wars), tuvo cierto escepticismo sobre lo que la saga estaba haciendo en esos años. El criticó las películas de los 90s y 2000s por no evolucionar en su ejecución, “Los niños de ahora ya vieron Matrix y El señor de los anillos, no puedes convencerlos con los mismos efectos, por supuesto que se ve como un hombre en una botarga”, alguien incluso le dijo al director “¿Vas a trabajar con Godzilla? Eso solo les gusta a los niños y a los otakus”. Toho definitivamente entendió con el fracaso de las últimas películas del monstruo en los 2000s que no pueden igualar en espectáculo a las producciones norteamericanas. Por eso es que el Monsterverse sí se permitió volverse un circo de monstruos dándose cachetadas mientras que Toho ahora apuesta por filmes más serios y artísticos para el personaje, también alejándose de los efectos prácticos que caracterizaban la franquicia para emplear efectos por computadora con la intención de estar a la par con las producciones extranjeras.
Los Henshin Hero continúan con la mayoría de las tradiciones del tokusatsu, pues su forma de operar es diferente y tienen otros recursos que los mantienen rentables en la actualidad, aunque esas ventajas pueden también ser la razón por la que son nicho. Por una parte, está el eterno atractivo infantil en sus premisas, por lo que siempre habrá niños que les guste y quieran comprar los juguetes y así financiar las series, pero el enfoque hacia ese público inevitablemente alejará a gran parte del público adulto por el estigma que hay hacia gustar series para niños. Al menos los efectos prácticos persisten en esas series y no creo que hay que temer que sean reemplazados en el futuro, pues siempre serán la opción más rentable teniendo en cuenta el presupuesto limitado de los episodios de series de televisión comparado a las películas. Ya hay expertos en hacer este tipo de efectos y entusiastas de este estilo en la industria que quieren continuar la tradición, así como nosotros los fans que disfrutamos este método cinematográfico. Sin embargo, viendo que la gente que lo aprecia son justamente gente curtida en la industria, otakus y niños, podemos confirmar que efectivamente, el tokusatsu también es un nicho en Japón.
Las series B-Fighter de Metal Hero |
Cabe mencionar que algunas personas prominentes en la industria ya opinaron sobre la posible globalización del tokusatsu y los retos que supondría. En esta entrevista, el productor Shinichiro Shirakura mencionó que algunos conceptos establecidos en el género serían muy difíciles de entender para el público occidental, dando como ejemplo las secuencias de transformación presentes en el tokusatsu (y en animes como los de chicas mágicas), algo como eso nunca se ve en los superhéroes americanos, ya que eso “no sería realista”. En general, las producciones de occidente siempre buscan cierto realismo en cómo presentan sus películas, incluyendo las que son altamente fantasiosas. Puedes notar ese enfoque realista en el actuar y, más importantemente en este tema, los efectos especiales. Hollywood, la industria mejor financiada del cine en el mundo, siempre buscó usar los mayores avances tecnológicos para crear efectos que sean tan realistas que sean indistinguibles de la realidad. Cualquier cosa que no cumpla con el fotorrealismo buscado no sería ni considerado para sus películas, fue por eso que al principio crearon esa aberración “realista” para el primer tráiler de la película de Sonic hasta que se dieron cuenta que a nadie le gusta y lo volvieron un poco más como su diseño caricaturesco original.
Ahora, aparte de las limitaciones técnicas y de presupuesto que tienen el cine y la televisión japonesa, yo sí creo que hay más significado en el estilo característico de los efectos especiales del tokusatsu. El crítico e historiador de cine japonés Donald Richie teorizó en uno de sus libros que en Japón se sigue cierto enfoque en la “presentación” en contraste al estilo de “representación” que siguen el cine americano y europeo. Él describe que el estilo de representación busca emular y reflejar la realidad lo más cercanamente que se pueda, y que esto se extiende a todas sus decisiones artísticas. El estilo de presentación, empleado en Japón, busca crear una propia realidad en vez de recrear la nuestra, potencialmente dando prioridad a cosas como las emociones y la estilización por sobre el realismo.
Que el arte japonés siga un estilo de “presentación” podría explicar perfectamente el estilo y las peculiaridades del tokusatsu. Por ejemplo, en la clásica película kaiju ‘Frankenstein Vs. Baragon’, hubo una escena en la que el monstruo Baragon ataca una granja y derriba un caballo (representado por una miniatura del animal), la escena se ve muy falsa y hasta un asistente preguntó por qué simplemente no superpusieron imágenes de caballos reales ya que tenían la tecnología para hacerlo, a lo que el director Eiji Tsuburaya le respondió “¡Porque usar un caballo miniatura es más divertido!”. Como este enfoque estético busca presentar algo que se parezca lo suficiente a lo que quieren mostrar (con trajes y miniaturas), la composición de escenas y la dirección también se permiten darle toda la espectacularidad que quieran con tal de que transmita lo suficiente lo escrito en el guion. Un claro ejemplo de ello serían los llamados “roll call”, no tiene nada de sentido que un guerrero se ponga a presentarse en medio de una batalla o que salgan explosiones y otros adornos visuales mientras lo hace, aparte de que se ve absolutamente genial.
Otro de los que defienden el tokusatsu es el famoso director Hideaki Anno. A principios de la década pasada había expresado su preocupación acerca de que se pierdan las tradiciones del tokusatsu, y él junto al director Shinji Higuchi (de la asombrosa trilogía de Gamera Heisei) buscaron reavivar el género con películas como Shin Godzilla y Shin Ultraman. El tokusatsu había influenciado sus obras (incluyendo Evangelion), y con la veneración que le tiene describió de forma interesante este estilo, diciendo que el CGI no produce la misma presencia de lo que se puede observar a simple vista, y que la mera tangibilidad de las miniaturas es lo que les da una precisa autenticidad en la percepción humana. No podría estar más de acuerdo con esa idea y esa es una gran razón por la que estuve atraído hacia el tokusatsu en primer lugar. Cuando era niño, cosas como el King Kong de 2005 no me hacían ninguna gracia, se veían claramente como imágenes irreales creadas por computadora y no me transmitían casi nada, mientras que ver las maquetas y los trajes de los megazords en Power Rangers eran de lo que más me causaban asombro. Hasta ahora un buen trabajo de efectos prácticos me encanta, y me apena que no se les tenga tanta consideración hoy en día. Una de las mayores decepciones recientes para mí fue Godzilla Minus One, no solo no hizo nada notable con su miserable idea, sino que uno de los tokusatsus que más atención recibieron (al punto de ser premiada en occidente) fue justamente uno de los que abandonaron el estilo de Eiji Tsuburaya.
Hasta cierto punto es cierto que hay cosas a las que uno tiene que adaptarse si quiere ser fan del tokusatsu y no está familiarizado con ello, pero otros elementos criticados parecen venir de un tácito favoritismo por lo occidental. Que a alguien le cueste aceptar los efectos lo puedo entender, ya que hay una línea subjetiva en el realismo con el que uno quiera tomarse una obra de ficción. Pero criticar cosas como la actuación o la “absurdez” de las premisas y situaciones de las tramas ya es inculto y pretencioso. Las actuaciones ocasionalmente exageradas encajan con el estilo de “presentación” del que hablé anteriormente, así como siendo un homenaje al teatro kabuki (del cual el tokusatsu tiene gran parte de sus raíces). Sinceramente, yo no veo cómo las tramas de Gamera, Super Sentai, Kamen Rider y GARO sean más ridículas que las de varias vacas sagradas de occidente como King Kong, Star Wars, RoboCop y Batman. Acaso no es describir a Batman como “un millonario sádico que en la noche se viste de murciélago y va a pegarle a los pobres” una horrible simplificación que ignora muchas facetas importantes y no le hace justicia al concepto, claro que lo es, así como también lo es describir las series tokusatsu como "tipos en trajes coloridos pegándoles a monstruos de goma". Ven, es esa xenofobia de las que les hablaba. Está bien si los gringos hacen algo ridículo, pero se burlan cuando los asiáticos hacen lo mismo.
Gamera 3: Iris Kakusei - En mi opinión, la cumbre del esplendor visual del tokusatsu |
A todo esto, ¿de verdad creen que el tokusatsu necesita ser mainstream? Personalmente creo que no le vendría mal ser un cuanto mejor conocido mundialmente. Si esas series fuesen exportadas oficialmente a mi país y pudiese apoyarlas sería genial, pero creo que solo hasta cierto punto sería mejor visto ser fan de estas. Solo miren cómo los videojuegos y el anime se han expandido y han recibido más reconocimiento recientemente, pero en gran medida los gamers y los otakus siguen teniendo estigma hacia ellos.
Para Simon Bennett las tradiciones del tokusatsu limitan a Power Rangers y para que se vuelva una serie “mainstream” tendría que abandonarlas. Seguro que si él hiciese una serie más “seria” con más realismo y un presupuesto más elevado pensaría que lo que hace está por encima de cualquier tokusatsu. Prácticamente repitiendo la película de 2017, tratando de buscar a la audiencia de Marvel y DC, y quitando lo que parezca “cursi”. Si así creen que conseguirán una mayor audiencia para el supuesto reinicio de la franquicia, pues háganlo, a ver si a alguien le importa.
Se que muchos quisiéramos que nuestros gustos sean más respetados y que tengan más reconocimiento mundialmente, pero yo personalmente no tengo un problema con ser fan de un nicho. Siempre habrá que gente que te mirará de menos por tener un hobby o gustar de algo diferente. A menos que solo quieras encajar y aceptar los deportes como el único pasatiempo aceptable (hoy en día hasta la lectura es visto como algo frívolo y afeminado), o seas tan pedante para decir que los cuentos de hadas y las historias de superhéroes no son verdadero arte, no veo qué tiene de extraño disfrutar del tokusatsu. Los que somos fans podemos apreciar Choujin Sentai Jetman, Ultraman Tiga y Kamen Rider Agito y reconocer que no son solo entretenimiento, que también son valiosas obras de arte con profundos mensajes; o también podemos simplemente pasar un buen rato con series como Go-Onger y Kamen Rider Drive, y saber que los que no saben apreciar esas obras se pierden de algo verdaderamente especial. Cuando era niño mi familia se burlaba de que me gustara la lucha libre y eso hizo que me avergüence y deje de verlo, ahora que me volvió a gustar ya de adulto no podría importarme menos lo que los demás piensen de ello. Si eres fan del metal o el K-pop entenderás que no a todo el mundo les va a gustar esa música y que no hay nada de malo con eso ya que todos somos especiales y obviamente todos tenemos gustos diferentes. Ahora sólo me queda decir: El tokusatsu es vida, al diablo los haters.
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