lunes, 30 de diciembre de 2024

Palabras de 2024: ¿El final?


Terminemos con la merecida celebración habitual del año. La presentación visual con la que inició este blog en 2021 sigue intocada tal como las intenciones con las que nació, con solo la energía gastada en este dando a notar el cambio con el que se ha manejado. Aun así, este no fue nada menos que un año importante para el blog y lo alcanzado en estos meses podría llamarlo también mi apogeo. Nada de lo abarcado fue exactamente diferente a lo que he estado acostumbrando traer aquí, sino que he aplicado otra doctrina en mi forma de examinarlas. De hecho, 2024 significó el regreso de muchos de los principios que seguía en mis textos publicados antes de Neo Seishun Road.

Qué cambió en la narración, qué fue abolido, y qué otras reformas se siguieron: lo importante es tener algo claro. Aunque algunas novedades sí me encantarían señalar.

  • Desde que el blog inició ha sido mi mayor prioridad, por encima de los otros proyectos que había empezado antes. El canal y el Tumblr siguen activos pero el primero no le tengo tanto entusiasmo (larga historia del porqué) y el segundo es el más frecuente pero también el menos serio y que menos energía requiere. Los tres sitios están tan separados en tono y público objetivo, pero igual quisiera conectarlos un poco más por lo que los tendré en la nueva barra del blog.
  • Los sitios en esa barra no son necesariamente mis obras, pero igual tengo estrictamente historia con esos o significan algo para mí.
  • El próximo gran proyecto no tendrá que ver con el blog. Tenía algo planeado a la mitad del año, pero fue cancelado por enésima vez. Por suerte se me ocurrió algo mejor desde entonces.
Y pues nada, eso ha sido todo lo que se tenía que contar. Hay tanto que nadie más va a decir y alguien tiene que hacerlo, y escuchar lo que otros digan sobre esos temas me motivó más a trabajar en esto. Eso es algo que extraño de los días de cuando publicaba en una comunidad y podía ver frecuentemente el trabajo similar de otros, pero ahora solo tengo que ser más dedicado en encontrar a otros creadores de contenido con temas similares.

Al menos espero que estén tan satisfechos como yo.

martes, 24 de diciembre de 2024

¿El Tokusatsu nunca será mainstream?


Esta cuestión fue levantada de una de las maneras más inoportunas para mí. Básicamente, el año pasado Simon Bennett –“reconocido” productor de Power Rangers– dio una opinión que causó una de las más incómodas controversias entre los fans del tokusatsu: afirmó que para que Power Rangers alcance una audiencia mainstream tiene que alejarse de sus raíces del tokusatsu, que era exactamente el material adaptaban lo que ha impedido que la franquicia pase a ser más que un nicho. Incluso agregó, como explicando el rechazo hacia tal material, que durante las reuniones en las que examinaban el metraje para adaptarlo les daba risa que en esas series se tomen enserio a los juguetes de plástico y los monstruos de goma. Ahora, yo no soy para nada fan de Power Rangers y no me importa en lo absoluto lo que uno de esos productores gringos opine sobre Super Sentai, pero igual me interesó la reacción que causó en los fans. Lamentablemente me quedé con las ganas de que alguien llegase a una respuesta valiosa sobre ello, y como justamente la cuestión sobre si el tokusatsu nunca será mainstream ya se estaba formando en mí desde hace mucho (aproximadamente desde que empecé a ser fan), decidí finalmente indagarlo yo mismo.

Ahora, como este es un tema tan complejo con tanto que destapar, también abordaré estas otras importantísimas cuestiones: ¿Qué es el tokusatsu? ¿El tokusatsu ya es mainstream? ¿Por qué el tokusatsu no es mainstream? ¿Realmente el tokusatsu necesita ser mainstream? Así que empecemos con este desquiciado ensayo.

Haruo Nakajima en la filmación de 'Godzilla' (1954)

Lo primero es definir qué cuenta como tokusatsu y qué no, ya que el término ha sido bastante difundido (y en muchos casos incorrectamente utilizado) por sus propios fans. Está bien sabido que el estilo de efectos especiales empezado por Eiji Tsuburaya en Godzilla (1954) definió el tokusatsu y que las series que siguieron su estilo como Ultraman (que también contó con el mismo Tsuburaya) así como Kamen Rider y Super Sentai y las otras producciones de esa calaña también entrarían bajo tal definición. Con eso sería fácil identificar qué obras se consideran tokusatsu: películas o series japonesas de fantasía/ciencia ficción que emplean muchos efectos especiales, teniendo en común el uso de efectos prácticos como botargas y maquetas. Bueno, ojalá la definición fuese tan simple y específica, pues algunas marcas reconocidas como tokusatsu han discrepado con las normas de esta. Super Sentai fue adaptado por Haim Saban, dando así la serie con actores estadounidenses y metraje de acción japonés conocida como Power Rangers, que por dicho metraje podría también considerarse como tokusatsu a pesar de no ser enteramente de Japón. Incluso el mismo personaje que originó el género, santo Godzilla, tendría algunas adaptaciones estadounidenses que además de ser extranjeras también usarían el muy distinto estilo de efectos especiales de las superproducciones de Hollywood.

Por tan extraño que sea, hay una gran cantidad de gente que considera esas películas hollywoodenses de Godzilla como tokusatsu a pesar de que no se parecen en nada a lo que asociamos con el género. Si piensas que esto complica mucho lo que definiría el género, pues qué mal porque se pone mucho más confuso. Esto de que todas las obras de ciertas franquicias ya sean tokusatsu solo por pertenecer a ésas, como es el caso de los fans de Godzilla, resulta en más aberraciones como que se diga que el anime Fuuto Tantei (spin-off de Kamen Rider W) también sea llamado tokusatsu por algunos. Así que el anime también puede ser tokusatsu, interesante. ¿Y qué hay de esas series como Armor Hero de China? ¿Eso también cuenta? ¿También cuentan todas las imitaciones del tokusatsu hechas en Asia? Hanuman Vs 7 Ultraman (1974, Tailandia) también lo es, ¿verdad? Ay, nací para vivir las mejores paranoias.



Bien, ¿por qué siquiera importa la semántica sobre lo que debe considerarse tokusatsu? ¿No podemos dejar que cualquier chiflado de internet llame tokusatsu a todo lo que le dé la gana y todos seamos felices? Pues podríamos, pero eso sería una respuesta demasiado aburrida y no nos ayudaría en nada en lo que estamos discutiendo ahora mismo. Digo, la cuestión de si el tokusatsu ya es mainstream depende enteramente de qué definas como tal. Si estamos de acuerdo con que las películas de Godzilla de Legendary son tokusatsu, entonces también lo debería ser Pacific Rim, Transformers, y todas las películas de monstruos de Hollywood, por lo que la inmensa fama de ésas ya haría que el tokusatsu sea mainstream. Si piensas que eso ya sería una exageración, sólo piénsalo, si no es necesario que una película sea japonesa para que cuente como tokusatsu, entonces por qué algo como Star Wars no entraría bajo esa definición. La trilogía original en particular destacaba por sus efectos especiales, en su mayoría efectos prácticos, y contar una aventura fantástica con varios personajes representados por botargas. De hecho, se puede argumentar que no hay tanta diferencia, al menos temáticamente, entre las películas de superhéroes americanas como la saga The Avengers y los superhéroes japoneses como Super Sentai y Kamen Rider, y como esas películas también usan muchos efectos especiales (aunque son muy distintos a lo que asociamos con el estilo tokusatsu) también se les podría considerar como parte del género. Entonces, como Star Wars y Marvel son de las marcas más reconocidas mundialmente, podemos concluir que, en efecto, el tokusatsu ya es mainstream… quizás, más o menos, no realmente.

Seguramente esta discusión te debe haber recordado a otra similar que también ha sido ampliamente debatida: la del anime y manga, si esos términos deberían ser exclusivos de las producciones japonesas o si puede extenderse para referirse a otras series/comics con estilos similares. Afortunadamente el abuso de esos términos también me ha fastidiado y ya había llegado a algo sobre ellos.

Verán, yo sí afirmo que el manga debe ser un término que se use para referirse exclusivamente a las historietas japonesas, y que a su vez el anime solo se refiere a las películas y series animadas de ese país. Para mí, no se trata de que el anime o el manga tengan un estilo particular que se pueda replicar, ya que incluso en esos el estilo varía demasiado como para decir que todos siguen el mismo molde. La mayoría reconoce el estilo de Osamu Tezuka, con los ojos grandes y las expresiones exageradas, como lo que define el manga, pero el estilo artístico en realidad varía enormemente entre los diversos géneros y autores. Están los ‘gekiga’ (como Golgo 13) que tienen una ilustración más disciplinada, con más realismo y detalle, así como los mangas para chicas (shojo y josei) también tienen un estilo algo diferente. Que un comic o una serie animada tenga un estilo de dibujo parecido al de los producidos en Japón no los vuelve anime o manga, ya que esos términos no se refieren exactamente a un estilo estético, sino que hemos adaptado esas palabras para referirnos convenientemente a las historietas y animaciones producidas en ese país, que suelen tener un estilo muy distintivo. Para darles un caso similar: en los países anglosajones se refieren a las telenovelas producidas en Latinoamérica como “telenovelas”, adaptando nuestra palabra para referirse a lo que ellos conocen como “soap opera”. Simplemente resulta bien útil adaptar tal palabra para que uno sepa exactamente el tipo de serie al que uno se refiere al usarlo, y no necesito explicar qué hace a nuestros dramas televisivos tan particulares.

Así que para terminar de una vez las ridículas discusiones sobre si King Kong o Star Trek o Doctor Who son tokusatsu: No lo son, ni de cerca, ya que “tokusatsu” no se refiere exactamente a efectos prácticos o botargas o monstruos o héroes transformados (o si no temes quedar como un pretencioso: “producciones baratas y cursis”), sino estrictamente a películas y series japonesas que usan muchos efectos especiales, independientemente de qué traten o qué clase de efectos empleen. Es cierto que en japonés “tokusatsu” es un término genérico que usan para referirse a “efectos especiales” por lo que los japoneses sí pueden usarlo para referirse a producciones con efectos especiales independientemente de su país de origen, pero la palabra ‘manga’ también significa literalmente historieta en japonés y por ello en ese idioma pueden utilizarlo para referirse incluso a historietas extranjeras. En este sentido, palabras como manga, tokusatsu e incluso telenovela vendrían a ser términos polisémicos con significados más específicos en otras lenguas.

Ninguna de las películas de monstruos o de superhéroes de Hollywood son tokusatsu por ser totalmente ajenos al género en términos estéticos, metódicos, culturales, filosóficos y geográficos. Esto también significa que las películas “kaiju” de occidente como las del Monsterverse no son realmente tokusatsu a pesar de ser productos oficiales de la marca Godzilla, así como el Spider-Man de Toei (1978) sí es tokusatsu a pesar de ser parte (distantemente) de una franquicia estadounidense. Por otro lado, obras como Kamen Rider Los Caballeros Dragón, Power Rangers y Hanuman Vs 7 Ultraman (que fue parcialmente producida por Tsuburaya), son más debatibles por tener metraje producido en Japón con su estilo característico, aunque me inclino a decir que sí lo son. Lo que definitivamente no encaja para nada como tokusatsu son las series animadas, ya que la misma palabra se refiere a efectos especiales y no a animación. Por eso Pretty Cure, Fuuto Tantei y los animes de GARO no forman parte del género, ya que sino todos tendríamos que aceptar que Kinnikuman y Bobobo-bo Bo-bobo son los mejores tokusatsus de la historia.

Por supuesto, yo no soy una autoridad para decidir qué es tokusatsu y qué no. De ninguna forma voy a convencer a todos a estar de acuerdo conmigo sobre este tema. Al final del día la palabra “tokusatsu” no está en el diccionario por lo que no existe una definición objetiva de lo que es. Sólo doy mi opinión de lo que es el género, y como también coincide con lo que Simon Bennett (probablemente) se refiere al decir que no se puede alcanzar al público mainstream con este, servirá para el resto de la discusión.

La trilogía Chouseishin de Toho

La falta de fama de las series tokusatsu en occidente no debería ser de extrañar en lo absoluto, considerando que aparte de Power Rangers (que ni siquiera estoy seguro si cuenta), estas no son distribuidas oficialmente en nuestros países. Son productos mayormente inaccesibles para la mayor parte del planeta, sin forma de darse a conocer y teniendo cosas diferentes a lo que la mayoría estamos acostumbrados. Pero… no sabemos si es por una especie de rechazo por lo asiático o preferencia por lo que hacen los gringos. No es ni mucho menos por algún nacionalismo, después de todo ninguno de los que leen esto son de Estados Unidos para solo querer consumir lo producido en ese país. La realidad es que el tokusatsu es tan desconocido en mi patria como en el territorio de los gringos, y los comentarios despectivos hacia este no son diferentes a los de allá. Aunque, tampoco es como si Japón no tuviese colonialismo sutil presencia aquí.

Hay grandes marcas reconocidas como Dragon Ball y Pokémon que tienen legiones de fanáticos por todo el mundo, varias de estas ya establecidas como vacas sagradas aquí por la impresión que causaron en su auge, son ÍCONOS de Japón que también marcaron al resto del mundo. Y, aun así, está claro qué tienen esas franquicias en común. No solo estas han sido crucialmente localizadas con doblajes y otras alteraciones que omitan elementos japoneses que puedan ser difíciles de entender para el público internacional, sino que tienen una fuerte caricaturización en sus personajes y escenarios, al punto que no estemos viendo gente japonesa en lo absoluto en el producto final localizado. El supuesto atractivo universal de las caricaturas no puede ser pasado por alto como una razón por la que el anime, manga y los videojuegos cuentan con significativamente más popularidad en occidente que el tokusatsu y el cine japonés general. Desde el principio se planteaba en Japón que la animación podría atravesar barreras lingüísticas y culturales que el live action no podría, y con los repetidos éxitos que han tenido varias franquicias de anime tras ser distribuidas internacionalmente, puede que hayan confirmado una incómoda verdad.

Lamento tener que haber llevado la discusión hacia esto, y que yo sea el que lo diga, pero realmente sospecho que el racismo y la xenofobia pueden ser grandes factores del porqué el tokusatsu no ha conseguido popularizarse tanto en otros países. Pedir que estas extravagantes series asiáticas sean ampliamente reconocidas en nuestras tierras suena absurdo cuando nuestra preferencia en el entretenimiento refleja el eurocentrismo que nos han inculcado y la maldita influencia de Estados Unidos en el resto del mundo. En serio, CUÁNDO han visto una franquicia de películas o series de Asia (no animadas) que sean tan reconocidas como las superproducciones de Hollywood. (Y no, cosas como los K-dramas y las películas de Akira Kurosawa y Wong Kar Wai son tan nicho como el tokusatsu.) Debería preguntarme si Capitán Tsubasa hubiese sido igual de bien recibido en mi país si fuese interpretado por actores reales. Ciertamente el anime de Death Note es mucho más conocido que sus adaptaciones en live action.

Es curioso, uno debería haber superado varios prejuicios para apreciar el encanto del tokusatsu, pero según mi experiencia no es muy infrecuente ver comentarios irrespetuosos hacia el género dentro del mismo fandom. El lado más escabroso ha sido el de Godzilla y el kaiju eiga, y los sucesos que llevaron a eso son de lo más chistosamente chocantes. Muchos conocieron la franquicia por la película americana de 1998, y las reacciones hacia el resto de la filmografía crearon una interesante división entre los fans. Por un largo tiempo había quienes argumentaban que la cinta de Roland Emmerich era superior a las de Toho, en su mayoría señalando los efectos “baratos” y las tramas absurdas para defenderse. Godzilla ’98 siempre fue controversial entre los fans, tanto por su alejamiento al estilo tokusatsu como por ser una rara interpretación del personaje, por lo que ese particular tipo de opinión opuesta creaba varias acaloradas (e incómodas) discusiones. La típica discusión sobre un pésimo remake de Hollywood no estaba tan de lado del original al parecer, ya que no era como si Godzilla tuviese muy buena reputación en occidente, al menos en esos tiempos. La clara infantilización de la franquicia, los malos doblajes y los comentarios despectivos sobre los trajes de goma ya habían vuelto a Godzilla un objeto de burla en occidente desde mucho antes que 1998.

Aquellos que buscaban ser fans del personaje de Godzilla sin conocimiento de antemano de su origen fueron los que más les costó entender el tokusatsu y el estilo cinematográfico japonés en general. Era común oír cosas como “me gusta Godzilla, a pesar de que sus películas son muy falsas”, prácticamente había una gran porción que quería que Godzilla no fuese tokusatsu en primer lugar. Cuando llegó la nueva versión americana del lagarto en 2014 y vinieron más fans a decir que la película de Legendary era mejor que las de Toho fue la segunda ola de comentarios prejuiciosos, despectivos y hasta abiertamente xenofóbicos.

La falta de entusiasmo del lado de los fans del cine kaiju hacia los henshin hero lo atribuyo a que muchos de esos lamentablemente no saben apreciar los efectos prácticos. En general ese rechazo que tiene la gente hacia las botargas, las miniaturas y demás convenciones del tokusatsu, y la veneración a lo “hecho en Hollywood” es probablemente el mayor factor del porqué este género no es muy famoso. Mi hermano no hacía más que molestarse cuando hice que viésemos una película de Godzilla juntos, y lo mismo pasó cuando traté de ver un episodio de Fiveman con un amigo, el mayor punto en común era que les disgustaba enormemente los efectos y que ambos adoran franquicias estadounidenses como Star Wars y Marvel (y de hecho ven casi exclusivamente películas de Hollywood). Estoy seguro que habrán visto este tipo de rechazo al tokusatsu de parte de ese mayoritario sector, esas burlas y comentarios como, “¿por qué no simplemente le meten más dinero y lo hacen como en Estados Unidos?” Digo, es común que la gente señale malos efectos especiales de otras producciones y digan “se parece a Power Rangers” como si fuese algo negativo.


Estoy haciendo un enorme esfuerzo por resistirme a decir que Power Rangers es el mayor culpable de darle mala fama al tokusatsu. La “adaptación” de Saban era todo menos un producto tan honesto e inspirado como el material original. Los villanos fueron vueltos un chiste; los temas complejos, historias dramáticas, personajes grises y crítica social fueron omitidos y reemplazados con nada, o con sinsentidos; el dialogo ridículo hasta para niños, la falta total de seriedad en la actuación (con esos horribles gritos “jaiyaaaa” en las peleas) y las moralejas simplonas hacían la serie el mismo despropósito que la mayoría de las caricaturas infantiles de esa época. Power Rangers no hizo nada para elevar el tokusatsu o dar una buena impresión de este en occidente, y como justamente la primera iteración fue la más famosa (por ser un producto novedoso para su momento), no es difícil ver porqué muchos tienen una impresión tan negativa del género, y porqué esa franquicia usualmente no recibe tanta consideración además de la nostalgia. Quizás estoy exagerando, la reputación pudo haber sido inevitable en otros países por otros elementos difíciles de entender para los extranjeros.

No puedo decirlo con certeza, pero creo que el tokusatsu tiene todo en su contra si busca ser mejor conocida y valorada en occidente. Los fans celebramos cada nueva entrega de las series que nos gustan y deseamos que tengan el éxito y veneración que merecen, pero la realidad es que este nicho ha estado luchando por mantenerse relevante desde un buen tiempo. No es infrecuente oír a los fans veteranos quejarse de que no haya tanta variedad en cuanto a series o películas del género en los últimos años, y que principalmente predominan las marcas reconocidas como Ultraman, Kamen Rider y Super Sentai; y por otro lado también está el largo período de ausencia que tuvo Godzilla después del fin de la Era Millennium en 2004, y que las únicas dos películas hechas por Toho en 2016 y 2023 hayan tenido un enfoque tan diferente a las usuales tramas de peleas de monstruos y efectos tradicionales tokusatsu.

La saga Godzilla tuvo poco éxito en los 2000s, las películas estaban recaudando cada vez menos y cuando el director Ryuhei Kitamura llegó para dirigir la última película (Final Wars), tuvo cierto escepticismo sobre lo que la saga estaba haciendo en esos años. El criticó las películas de los 90s y 2000s por no evolucionar en su ejecución, “Los niños de ahora ya vieron Matrix y El señor de los anillos, no puedes convencerlos con los mismos efectos, por supuesto que se ve como un hombre en una botarga”, alguien incluso le dijo al director “¿Vas a trabajar con Godzilla? Eso solo les gusta a los niños y a los otakus”. Toho definitivamente entendió con el fracaso de las últimas películas del monstruo en los 2000s que no pueden igualar en espectáculo a las producciones norteamericanas. Por eso es que el Monsterverse sí se permitió volverse un circo de monstruos dándose cachetadas mientras que Toho ahora apuesta por filmes más serios y artísticos para el personaje, también alejándose de los efectos prácticos que caracterizaban la franquicia para emplear efectos por computadora con la intención de estar a la par con las producciones extranjeras.

Los Henshin Hero continúan con la mayoría de las tradiciones del tokusatsu, pues su forma de operar es diferente y tienen otros recursos que los mantienen rentables en la actualidad, aunque esas ventajas pueden también ser la razón por la que son nicho. Por una parte, está el eterno atractivo infantil en sus premisas, por lo que siempre habrá niños que les guste y quieran comprar los juguetes y así financiar las series, pero el enfoque hacia ese público inevitablemente alejará a gran parte del público adulto por el estigma que hay hacia gustar series para niños. Al menos los efectos prácticos persisten en esas series y no creo que hay que temer que sean reemplazados en el futuro, pues siempre serán la opción más rentable teniendo en cuenta el presupuesto limitado de los episodios de series de televisión comparado a las películas. Ya hay expertos en hacer este tipo de efectos y entusiastas de este estilo en la industria que quieren continuar la tradición, así como nosotros los fans que disfrutamos este método cinematográfico. Sin embargo, viendo que la gente que lo aprecia son justamente gente curtida en la industria, otakus y niños, podemos confirmar que efectivamente, el tokusatsu también es un nicho en Japón.

Las series B-Fighter de Metal Hero

Cabe mencionar que algunas personas prominentes en la industria ya opinaron sobre la posible globalización del tokusatsu y los retos que supondría. En esta entrevista, el productor Shinichiro Shirakura mencionó que algunos conceptos establecidos en el género serían muy difíciles de entender para el público occidental, dando como ejemplo las secuencias de transformación presentes en el tokusatsu (y en animes como los de chicas mágicas), algo como eso nunca se ve en los superhéroes americanos, ya que eso “no sería realista”. En general, las producciones de occidente siempre buscan cierto realismo en cómo presentan sus películas, incluyendo las que son altamente fantasiosas. Puedes notar ese enfoque realista en el actuar y, más importantemente en este tema, los efectos especiales. Hollywood, la industria mejor financiada del cine en el mundo, siempre buscó usar los mayores avances tecnológicos para crear efectos que sean tan realistas que sean indistinguibles de la realidad. Cualquier cosa que no cumpla con el fotorrealismo buscado no sería ni considerado para sus películas, fue por eso que al principio crearon esa aberración “realista” para el primer tráiler de la película de Sonic hasta que se dieron cuenta que a nadie le gusta y lo volvieron un poco más como su diseño caricaturesco original.

Ahora, aparte de las limitaciones técnicas y de presupuesto que tienen el cine y la televisión japonesa, yo sí creo que hay más significado en el estilo característico de los efectos especiales del tokusatsu. El crítico e historiador de cine japonés Donald Richie teorizó en uno de sus libros que en Japón se sigue cierto enfoque en la “presentación” en contraste al estilo de “representación” que siguen el cine americano y europeo. Él describe que el estilo de representación busca emular y reflejar la realidad lo más cercanamente que se pueda, y que esto se extiende a todas sus decisiones artísticas. El estilo de presentación, empleado en Japón, busca crear una propia realidad en vez de recrear la nuestra, potencialmente dando prioridad a cosas como las emociones y la estilización por sobre el realismo.

Que el arte japonés siga un estilo de “presentación” podría explicar perfectamente el estilo y las peculiaridades del tokusatsu. Por ejemplo, en la clásica película kaiju ‘Frankenstein Vs. Baragon’, hubo una escena en la que el monstruo Baragon ataca una granja y derriba un caballo (representado por una miniatura del animal), la escena se ve muy falsa y hasta un asistente preguntó por qué simplemente no superpusieron imágenes de caballos reales ya que tenían la tecnología para hacerlo, a lo que el director Eiji Tsuburaya le respondió “¡Porque usar un caballo miniatura es más divertido!”. Como este enfoque estético busca presentar algo que se parezca lo suficiente a lo que quieren mostrar (con trajes y miniaturas), la composición de escenas y la dirección también se permiten darle toda la espectacularidad que quieran con tal de que transmita lo suficiente lo escrito en el guion. Un claro ejemplo de ello serían los llamados “roll call”, no tiene nada de sentido que un guerrero se ponga a presentarse en medio de una batalla o que salgan explosiones y otros adornos visuales mientras lo hace, aparte de que se ve absolutamente genial.


Otro de los que defienden el tokusatsu es el famoso director Hideaki Anno. A principios de la década pasada había expresado su preocupación acerca de que se pierdan las tradiciones del tokusatsu, y él junto al director Shinji Higuchi (de la asombrosa trilogía de Gamera Heisei) buscaron reavivar el género con películas como Shin Godzilla y Shin Ultraman. El tokusatsu había influenciado sus obras (incluyendo Evangelion), y con la veneración que le tiene describió de forma interesante este estilo, diciendo que el CGI no produce la misma presencia de lo que se puede observar a simple vista, y que la mera tangibilidad de las miniaturas es lo que les da una precisa autenticidad en la percepción humana. No podría estar más de acuerdo con esa idea y esa es una gran razón por la que estuve atraído hacia el tokusatsu en primer lugar. Cuando era niño, cosas como el King Kong de 2005 no me hacían ninguna gracia, se veían claramente como imágenes irreales creadas por computadora y no me transmitían casi nada, mientras que ver las maquetas y los trajes de los megazords en Power Rangers eran de lo que más me causaban asombro. Hasta ahora un buen trabajo de efectos prácticos me encanta, y me apena que no se les tenga tanta consideración hoy en día. Una de las mayores decepciones recientes para mí fue Godzilla Minus One, no solo no hizo nada notable con su mísera idea, sino que uno de los tokusatsus que más atención recibieron (al punto de ser premiada en occidente) fue justamente uno de los que abandonaron el estilo de Eiji Tsuburaya.

Hasta cierto punto es cierto que hay cosas a las que uno tiene que adaptarse si quiere ser fan del tokusatsu y no está familiarizado con ello, pero otros elementos criticados parecen venir de un tácito favoritismo por lo occidental. Que a alguien le cueste aceptar los efectos lo puedo entender, ya que hay una línea subjetiva en el realismo con el que uno quiera tomarse una obra de ficción. Pero criticar cosas como la actuación o la “absurdez” de las premisas y situaciones de las tramas ya es inculto y pretencioso. Las actuaciones ocasionalmente exageradas encajan con el estilo de “presentación” del que hablé anteriormente, así como siendo un homenaje al teatro kabuki (del cual el tokusatsu tiene gran parte de sus raíces). Sinceramente, yo no veo cómo las tramas de Gamera, Super Sentai, Kamen Rider y GARO sean más ridículas que las de varias vacas sagradas de occidente como King Kong, Star Wars, RoboCop y Batman. Acaso no es describir a Batman como “un millonario sádico que en la noche se viste de murciélago y se va a pegarle a los pobres” una horrible simplificación que ignora muchas facetas importantes y no le hace justicia al concepto, claro que lo es, así como también lo es describir las series tokusatsu como "tipos en trajes coloridos pegándoles a monstruos de goma". Ven, es esa xenofobia de las que les hablaba. Está bien si los gringos hacen algo ridículo, pero se burlan cuando los asiáticos hacen lo mismo.

Gamera 3: Iris Kakusei - En mi opinión, la cumbre del esplendor visual del tokusatsu

A todo esto, ¿de verdad creen que el tokusatsu necesita ser mainstream? Personalmente creo que no le vendría mal ser un cuanto mejor conocido mundialmente. Si esas series fuesen exportadas oficialmente a mi país y pudiese apoyarlas sería genial, pero creo que solo hasta cierto punto sería mejor visto ser fan de estas. Solo miren cómo los videojuegos y el anime se han expandido y han recibido más reconocimiento recientemente, pero en gran medida los gamers y los otakus siguen teniendo estigma hacia ellos.

Para Simon Bennett las tradiciones del tokusatsu limitan a Power Rangers y para que se vuelva una serie “mainstream” tendría que abandonarlas. Seguro que si él hiciese una serie más “seria” con más realismo y un presupuesto más elevado pensaría que lo que hace está por encima de cualquier tokusatsu. Prácticamente repitiendo la película de 2017, tratando de buscar a la audiencia de Marvel y DC, y quitando lo que parezca “cursi”. Si así creen que conseguirán una mayor audiencia para el supuesto reinicio de la franquicia, pues háganlo, a ver si a alguien le importa.

Se que muchos quisiéramos que nuestros gustos sean más respetados y que tengan más reconocimiento mundialmente, pero yo personalmente no tengo un problema con ser fan de un nicho. Siempre habrá gente que te mirará de menos por tener un hobby o gustar de algo diferente. A menos que solo quieras encajar y aceptar los deportes como el único pasatiempo aceptable (hoy en día hasta la lectura es visto como algo frívolo y afeminado), o seas tan pedante para decir que los cuentos de hadas y las historias de superhéroes no son verdadero arte, no veo qué tiene de extraño disfrutar del tokusatsu. Los que somos fans podemos apreciar Choujin Sentai Jetman, Ultraman Tiga y Kamen Rider Agito y reconocer que no son solo entretenimiento, que también son valiosas obras de arte con profundos mensajes; o también podemos simplemente pasar un buen rato con series como Go-Onger y Kamen Rider Drive, y saber que los que no saben apreciar esas obras se pierden de algo verdaderamente especial. Cuando era niño mi familia se burlaba de que me gustara la lucha libre y eso hizo que me avergüence y deje de verlo, ahora que me volvió a gustar ya de adulto no podría importarme menos lo que los demás piensen de ello. Si eres fan del metal o el K-pop entenderás que no a todo el mundo les va a gustar esa música y que no hay nada de malo con eso ya que todos somos especiales y obviamente todos tenemos gustos diferentes. Ahora sólo me queda decir: El tokusatsu es vida, al diablo los haters.

viernes, 22 de noviembre de 2024

Mahou Sentai Magiranger: El reto de creer en la magia de Toei


Más allá de la nostalgia, la añorada estabilidad comercial y la comparación con nuevas temporadas peor recibidas, la discusión sobre cómo envejecieron los Super Sentai de los 2000s y cuánta importancia tuvieron no me parece haber sido explorada lo suficiente. Esto solo acrecienta más la extrañeza de la actual veneración hacia varias de estas: como es el caso de Mahou Sentai Magiranger la cual si bien no es de las más populares, la devoción de sus fans y los puestos elevados en los que lo ponen en sus listas demuestra que merece ser examinada nuevamente.

En retrospección, lo interesante es el porqué varios fans veteranos habían reaccionado hacia esta con escepticismo o poco entusiasmo. Durante los 2000s había cierta noción de que Super Sentai se estaba quedando atrás comparada con lo que los demás tokusatsus estaban haciendo en esos mismos años: series arriesgadas que traían un realismo, complejidad y ambición inéditos en este tipo de ficción, con Nexus para Ultraman y el transcurso de Kuuga a Hibiki para Kamen Rider definiendo esa corriente. Si las nuevas temporadas no hacían mucho por la renovación del tokusatsu, y súmese otros cambios controversiales, entonces uno en aquel entonces se cuestionaría si Toei aún tenía lo suyo en cuanto a crear equipos de guerreros de colores.


De hecho que había motivos para quejarse de lo que Super Sentai hacía, ¿se acuerdan de esas interminables quejas sobre el CGI o de que habían demasiados mechas? Por lo menos no creo que haya habido falta de entusiasmo o pasión en la producción de estas series. El productor Jun Hikasa, viniendo de trabajar en Metal Hero, parecía ver el potencial de lo que se podría lograr en Super Sentai por lo que trajo innovaciones y ambición aún si Toei no tenía toda su atención en la franquicia. Hikasa estuvo a cargo de todas las temporadas desde GoGoFive hasta Abaranger y varias de esas series han sido aclamadas por diferentes motivos. Él trajo realismo y ambición al cómo se presentaban las historias, los personajes tenían viveza y se comportaban de acuerdo a la época. Claro que muchos señalaban que desde sus series empezaba a aumentar el mercantilismo (especialmente por sus estúpidos bellos mechas), pero vamos, él es el que nos dio Gaoranger Vs. Super Sentai, posiblemente la celebración más ambiciosa vista en el tokusatsu en su momento que incluso trajo actores de series pasadas. Pero desde la salida de Hikasa en 2004 y la llegada de otro productor, Hideaki Tsukada, es cuando veríamos otra evolución de lo que se estaba haciendo en aquellos años.


Sabiendo que Hideaki Tsukada tiene una gran afición por los mangas shonen, y por cómo manejó sus otros sentai (Dekaranger, Gekiranger, Kiramager), no es difícil identificar todos los cambios más juveniles con los que compondría a Mahou Sentai Magiranger y la diferenciaría de lo que los fans estaban acostumbrados. Sólo miren cómo en los dos sentai anteriores que estaban compuestos por hermanos, Fiveman y GoGoFive, tenían al hijo mayor como el líder del equipo. Es lógico, quién más iba a liderar sino el más maduro y experimentado, pero en Magiranger el que dirige el equipo resulta ser el chillón hermano menor. Super Sentai ya había experimentado con algunos rojos bulliciosos cabezotas inspirados en protas descerebrados de anime, y en este punto ya estaban tan cómodos con el concepto que de líder tenían a este pibe que en su primera aparición hace algo que de no ser por lógica de tokusatsu se hubiese matado. El resto de los hermanos siguen otros estereotipos y tendencias de la época, y muy en común tienen el lado humorístico enfatizado en su caracterización (Makito y Houka siendo los mayores y siendo los más payasos prueba mi punto). En contraste, los hermanos Ozu enfrentan el perder a su madre y tener que librar la batalla contra Infershia que dejó su familia, sin saber algo sobre ello y teniendo otros problemas personales, por lo que no se puede decir que nada interesante esté ocurriendo o que falte un toque dramático en la premisa. Pero la forma en la que se maneja la trama tiene sus propias arbitrariedades que podrían entorpecer la narrativa general de esta serie.


La magia como la temática principal ya levantaría algo de duda. No realmente por usar la popularidad de sagas de fantasía contemporáneas como Harry Potter y The Lord of the Rings como su promoción, sino por el reto que supondría adecuarlo a las convenciones de Super Sentai. Hay un motivo por el que la gran mayoría de los sentai del siglo pasado casi nunca usaban magia para pelear, y por qué por el contrario era usual verlo usado por los villanos, y es que, no es virtuoso ganar usando brujería en vez de tu propia fuerza. Dónde quedaría el esfuerzo por triunfar sobre la fuerza del mal si se pudiese resolver mágicamente: esa es la razón por la que ni a Shotaro Ishinomori ni a Toei se les ocurría usar esa temática para sus héroes normalmente. Pero el género había pasado por varios cambios a lo largo de las décadas, con las tendencias cambiando y con Toei queriendo hacer algo novedoso, eventualmente llegaríamos hasta esta serie, y de hecho parecían estar conscientes de estas implicaciones y posibles críticas porque implementaron este elemento con cierta perspicacia.


Ahora, reconozco que no sé tanto de sagas centradas en la fantasía y lo místico por lo que no conozco bien cómo esas la utilizan, pero mi impresión es que en esas historias la magia es como un arte marcial (o algún deporte) que se debe dominar por lo que requiere aprender ciertas disciplinas y es toda una trayectoria de aprendizaje. ¿Cómo ejecutó Magiranger este concepto? El mismo opening explica al principio que la magia es un viaje a lo desconocido, y más importante, es una prueba de valor. Aparte de desconocer lo que significa “yuuki”, si se trata de valor o coraje o valentía o lo que sea, tampoco ayuda que la serie lo trate con vaguedad y que en retrospectiva puede haber dado inicio a otra tendencia de la que avergonzarse. Si volaste con lo que acabo de decir, a lo que me refiero es que el “yuuki” vendría a ser el precursor de cosas como el brave, la imagineshon, la suerte tras los yosha luckys, y el bendito kiramental; todos esos disparates referidos como fuentes de poder, totalmente arbitrarios e infantiles.


Esto es indudablemente otro concepto sacado del anime, y si bien no creo que Magiranger sea el peor caso, tampoco es la excepción de que puede hacer peor a la serie. Ese vacío al ver que algún problema sea resuelto con un deus ex machina (en este caso, el hechizo de la semana) es algo que lamentablemente sentirás muchas veces, incluyendo en sucesos importantes de la trama principal, a lo largo de esta serie. Curiosamente, el guionista principal Atsushi Maekawa estuvo en contra de que la magia sea utilizada sin consecuencias en otra serie que él escribió, por lo que realmente trató que para cada una de esas instancias los hechizos vengan con una enseñanza o sabiduría. No siempre estas lecciones tienen mucho sentido o se incorporan muy bien al episodio, pero por la fineza con la que son transmitidas son significativamente superiores a lo sermoneadoras y sosas que son en las series para niños estadounidenses.


El resto de los aspectos habituales de Super Sentai tiene sus lados buenos y malos en esta temporada. Empezando por los villanos: este es otro punto irregular pero que realmente no está tan mal una vez que te pones a mirarlo detenidamente. Definitivamente Infershia no tiene los personajes más profundos o siquiera impresionantes que se hayan visto en el tokusatsu o siquiera en esta franquicia, incluso cuando tratan de hacer algo con ellos en cualquier punto de la trama principal. Debería de sorprender que todo el lore está bastante bien construido y que lo mejor que se cuenta sobre ellos, en especial su historia con Wolzard/Blagel, suena mucho más chévere que todo lo que realmente vemos en la serie. Lo que más se destaca de los antagonistas de Magiranger son sus exquisitos diseños y conceptos de personaje. Ya habíamos visto varios de los diseños intimidantes y/o creativos de Tamotsu Shinohara en temporadas como Turboranger y Kakuranger, y en esta ocasión Toei nuevamente dejó que el tipo sea todo un demente y vuelva a tener control total de los diseños de los villanos. Aparte de las obvias limitaciones como tener que hacerlos antropomorfos para que puedan ser actuados debidamente, Shinohara acierta en darle giros interesantes a varias criaturas mitológicas y en componer monstruos con aspectos viles, originales y armoniosos. El sólo idear cosas como un bicho monstruoso que se transforma en un taxi, o un yeti con máscara y palo de hockey, o un cíclope francotirador, y que estos solo sean un puñado de ejemplos, es exactamente el tipo de delirio creativo que nunca le vendría mal a una serie tokusatsu. La mayor ejemplificación de cómo estos conceptos salvan a los villanos de ser olvidables se da con el panteón entero de dioses del arco final de la serie: todos son enviados a morir uno tras otro en cada episodio, pero vaya que es entretenido ver lo que pueden hacer.


Combatiendo también contra la creciente apatía causada por el tono infantil y la calidad opaca de la imagen (la dolorosa norma de los sentai de los 2000s) debería estar la acción en cada episodio, solo que este aspecto tampoco funciona tan bien con el elemento mágico que quisieron incorporar. No faltan varias convenciones de las coreografías de Super Sentai como saltos con trampolín, pirotecnia para las explosiones y ocasionalmente una acrobacia riesgosa, pero parece que estaban tratando demasiado de diferenciarse de lo que se estaba haciendo en la temporada anterior. Había leído una boludez de que varios padres se quejaban de que las peleas en Dekaranger eran demasiado violentas o algo, y que por eso en Magiranger gran parte de las peleas consisten en usar hechizos, ya que estos fácilmente pueden hacerse leves y caricaturescos. De encajar con el tono de la serie sí que lo hacen, pero no creo que las coreografías compuestas en su mayoría por efectos de computadora (que frecuentemente te arderán los ojos por tener demasiado brillo) sean lo mejor que Toei puede hacer para sus series, ¿verdad? (Guarda esas lágrimas para cuando llegues a las series de los 2020s.)


Los mechas son otra sorprendente anomalía, no solo por triunfar sobre otros aspectos de la serie sino también porque difieren con el supuesto mercantilismo excesivo que se estaba formando en estos años. Siguiendo y en gran medida superando a su predecesora en darle prestigio a sus robots al no crear demasiadas combinaciones innecesarias con partes prescindibles, Magiranger presenta una respetable gama de gigantes mecánicos (¿mágicos?) que rebosan creatividad y lucen bastante poderosos. Ese concepto de basarse en elementos de fantasía y la libertad que permitían el avance de los efectos especiales dieron como resultado cosas como robots con forma de dragón, tren de vapor, un león que salta sobre aros de fuego, y mi favorito, un centauro caballero oscuro. Todos dignos de admirar, siempre y cuando el presupuesto permita que hagan algo más que mostrar escenas repetidas, por supuesto.


No tengo mucho que decir sobre la música que acompaña la serie, lo cual podrías tomar como otra flaqueza para esta o como reconforte porque tampoco es que sea una queja tan grande. Cuando terminas el primer episodio y finalmente escuchas el ending, si no te inquietas con los recuerdos que te trae de Ryusoulger (o si tuviste la suerte de no sufrir viéndola), te darás cuenta que la canción no está tan mal, pero sabes que para este punto perdimos esos emotivos y/o épicos endings a cambio de bailes, los cuales pueden salir bien en ocasiones pero no veo cómo reemplacen los sentimientos solemnes de los temas del siglo pasado. Lo mismo con el opening: no lo llamaría desagradable al oído pero no está bien endulzar demasiado el tono de esta, ni mucho menos cuando el canto tampoco suena tan emocionante y la canción se alarga demasiado (y lo mismo digo para la mayor parte de las canciones de la serie). Hombre, quién hubiese pensado en su momento que Hurricaneger sería el último sentai con una muy buena banda sonora hasta muchos años después.


Ciertamente Mahou Sentai Magiranger ha traído novedades a la franquicia, varias de estas definiendo el estilo de los Super Sentai de la era Heisei y la imagen que la mayoría tendrían de la franquicia, ¿pero es siquiera mejor en algo? Mientras que la ambición de series contemporáneas las llevaba a apuntar a un público mayor, lo que Hideaki Tsukada hacía con Magiranger no solo no parecía lo suficiente ambicioso sino que sus cambios (apuntando a algo más juvenil) parecían limitarla todavía más. Incluso viéndola de forma independiente de otros tokusatsus no podría decir que destaque tanto comparado con los sentai anteriores que alzaron la vara de otras maneras. Los cambios pueden ser bienvenidos y la era Heisei absolutamente tenía que marcar una diferencia, pero hay motivo para pensar que cosas como traer un disparate de anime como la fuente de poder, y hacer a los personajes tan exagerados y caricaturescos como los de ese medio no sea para bien. Lo que tiene de especial el tokusatsu es que es live action, lo que vemos interpretado por actores reales debería asemejarse a la realidad un tanto más que la animación, e ir en contra de eso (agravado aún más si las peleas tienen menos efectos tangibles) no nos deja con mucho de lo que lo hacía especial en primer lugar. Claro que tampoco diría que Magiranger es un fracaso total, como otra leyenda de héroes sí cumple en más de un aspecto y puede impresionar si tuviste la suerte de que sea de los primeros tokus que hayas visto. Solamente no te culparía si decidieses pasarla por alto, o si directamente detestas lo que hace.


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Leave Me Alone / Ah ma yau nan (2004)

 


Hace aproximadamente 20 años, los directores Oxide Pang y Danny Pang estrenarían dos películas el mismo mes, conectadas por una sola escena, y tratando temáticas totalmente distintas. Ambos hermanos ya habrían manejado tramas similares en sus cintas anteriores, con Oxide volviendo a explorar el terror con Ab-normal Beauty, y con Danny sorpresivamente regresando a algo similar a lo que estaban haciendo en Tailandia con la interesante trilogía de dramas que fue la saga Bangkok.

La historia de esta comedia negra se centra en los problemas distintos que unos gemelos tendrán que afrontar por separado. Kit, el hermano mayor, tenía una deuda con una banda de criminales en Tailandia; mientras que Man, el hermano menor, estaba peleado con su novio. Ambos desconocían lo que el otro estaba pasando, y tras un accidente de auto en el que Kit llevaba la identificación de Man, los dos tendrán que seguir con las identidades cambiadas y lidiar con los problemas del otro. Para el hermano mayor significa que mientras se recupera en el hospital tendrá que responder las visitas de un amante gay, y que el “débil” hermano menor tendrá que vérselas con unos malotes en un país en el que ni siquiera sabe hablar su idioma.



Lo interesante de Leave Me Alone es que tan transparente Danny Pang es con lo que quiere decir con esta, o al menos eso es lo que capto de esta. La estructura repite mucho de lo ya visto en su película anterior, 1 + 1 = 0 / Nothing to Lose, con un héroe pacifista acompañado de una bella callejera enfrentándose a unos criminales en unas locas aventuras que los harán entender y apreciarse entre ellos. Los cambios e ideas que sí trae esta película parecen algo… ¿personales? Desde lo de contar la historia de unos gemelos y enfocándose principalmente en el menor, bien entendible considerando que uno sabría más de eso al tener un gemelo mayor. Pero eso inmediatamente hace pensar que el personaje de Man revela algo más sobre la perspectiva del director, y cuando recuerdas que tal personaje es gay y gran parte de la historia se centra en ese punto, definitivamente tienes algo en que pensar. Ni siquiera es como si ese fuese un punto aleatorio que Danny haya puesto sólo por las risas, ya que en 1 + 1 = 0 también vimos la historia de una lesbiana, por lo que esa semejanza debe tener algún significado. Si crees que esto fue solo porque el director tenía un interés sobre personajes homosexuales, o si dice quiere decir algo sobre sí mismo, da para una interesante discusión. No es que eso sea algo negativo, para nada. Ese aspecto funciona excepcionalmente en darle audacia al filme y dando lugar a varias situaciones e interacciones recontra hilarantes.

De hecho, algo que admirar de Leave Me Alone es cómo difiere con el pesimismo que envolvía las obras anteriores de los hermanos Pang. Como una posible progresión en el estilo del director, una realización conseguida con lo que abordaron sus predecesoras en sus historias, y contrario a lo que se esperaría de una comedia negra, Leave Me Alone no tiene autodesprecio por ningún lado. Los personajes sí hacen frecuentemente comentarios homofóbicos hacia el protagonista, hay rechazo hacia él y a ese tipo de amor pero el guion sabe bien cómo hacerle justicia. Man consigue ser útil a su manera, diferente de un típico héroe de acción, con un increíblemente creíble balance entre caracterizaciones galanes y humorísticas. Posiblemente por no querer desperdiciar a Ekin Cheng (que por cierto interpreta a ambos gemelos) en un papel humillante, hasta los momentos en los que sus personajes son el objeto de risa hay gracia en cómo sucede. Ya sea con el espanto de Kit en el hospital con ese gay, o con Man fallando miserablemente en dialogar en tai o teniendo miedo en las peleas, todo se compensa o no termina tan mal. El hermano menor es el que más termina destacando, naturalmente: aparte de su participación en el conflicto principal contra la pandilla, un chiste recurrente es que cada vez que se encuentra con el papá de Jane le da un consejo para mejorar su apariencia, con lo que este termina viéndose irreconocible a como era al principio.

Hay personajes bien realizados con interpretaciones agraciadas, así como buenos momentos cómicos y de acción en esta divertida película, aunque no es el mejor gasto de tiempo ni para su duración. Simplemente no llega al ingenio o tener escenas tan impactantes como en las películas que Danny Pang hizo en colaboración con su hermano como Bangkok Dangerous y El Ojo, pero sí se consigue algo viéndola con el ánimo correcto… lo cual se nota porque al parecer no muchos la aprecian tanto como yo.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Ab-normal Beauty / Sei mong se jun (2004)


La tan reconocida película El Ojo es el trabajo más representativo de los hermanos Pang sin lugar a dudas. Gracias a esa cinta el mundo llegó a conocer el esplendor que son capaces de crear este dúo de directores y lo que pueden aportar al género de terror. Dos años después, uno de los proyectos individuales de Oxide Pang sería otro intento honesto de mostrar lo que puede hacer con esta clase de historias. Y es que Ab-normal Beauty no es ni por asomo una repetición de lo ya visto, pues la familiaridad no va más allá de compartir el mismo género que con sus películas de fantasmas.


Todo el elemento sobrenatural, y la discapacidad física características de The Eye son reemplazados para explorar un distinto tipo de terror y tormento psicológico, y para permitir otras libertades en la forma de mostrar y desarrollar la historia. La historia se centra en Jiney, una estudiante de artes, y en la obsesión con la muerte que despierta en ella tras presenciar un accidente de auto en el que muere una mujer. La belleza ordinaria con la que consiguió elogios en sus pinturas y fotografías no logran conmover a Jiney tanto como la de capturar el momento en el que alguien pierde la vida.
 

Lo perverso de ver criaturas morir y la percepción de la protagonista de esto como algo bello es perfecto para lo que puede mostrar una película de este género. Más allá de ser violencia gratuita, Oxide Pang consigue que su minuciosa dirección en sus tomas y la atmósfera lograda sean lo atractivo (e inquietante) de estas escenas. La película evita sensatamente ser tan gráfica para no quedar como algo cursi o de mal gusto, en su lugar retándose a encontrar retratos interesantes y hasta pintorescos de la muerte, cumpliendo sin traba el título “Belleza Anormal”. El mejor ejemplo del ingenio y elegancia de Oxide Pang al elaborar momentos inquietantes sería cuando Jiney pinta una línea de sangre en el retrato que hacía de una chica. Esas expresiones se van haciendo cada vez más intensas y macabras, llegando a incluso fotografiar el pleno suicidio de alguien y tratar de meter a alguien más en su loca obsesión. Todo lo conseguido con estas escenas son otro éxito de la maestría de Oxide Pang en relatar una historia visualmente sin tener que depender del diálogo.


Otro aspecto en el que el filme coincide con los trabajos anteriores de Oxide Pang está en cómo maneja a sus personajes, con intensas emociones y dándole un mayor enfoque al personaje principal. En sus dos dramas en Bangkok seguíamos la historia de alguien que fue mal encaminado al crimen por el resentimiento de haber sido marginado desde la infancia, y las protagonistas de El Ojo y su secuela tenían que lidiar con pérdidas y otros tormentos además de los encuentros sobrenaturales. El trasfondo que Oxide escribió para esta protagonista sería discutiblemente más aborrecible por el punto que opta como catalizador, incluso si es menos violento que lo ya visto. Jiney ni siquiera parece más trastornada para los demás o para la audiencia al principio. Su repentina atracción por la muerte es el lado perverso que descubrimos de ella, y a pesar de que en cierto punto parecería que ese lado es su verdadero ser, tampoco parece que sea meramente sadismo ya que vemos que ella contempla el matarse a sí misma y después muestra remordimiento y temor de que podría hacerle daño a alguien. El evento traumático que causó este trastorno en ella, tal como se va revelando a lo largo de la película, es que de niña fue abusada por un chico mientras estaba descuidada por su madre, y que lo mató sin que alguien más sepa.

Aprecio el sentimentalismo puesto en contraste a la crueldad que presenta el resto de la obra, pero por lo mucho que Ab-normal Beauty utilice el corazón debidamente, lamentablemente no tiene buenas respuestas para los problemas que presenta. La resolución a la obsesión de Jiney llega muy abruptamente y no resulta satisfactoria para algo que la película ya dedicó tanto tiempo en exponer. El último acto que introduce a un antagonista que trae de vuelta la violencia tampoco termina en elaborarse lo suficiente por lo poco que se explica al respecto sobre este, contribuyendo a lo poco que la película termina en conectar o cerrar sus temas satisfactoriamente. Es una pena que el guion no alcance la grandeza del resto de los elementos de la película, ya que ésta en todo lo demás es uno de los trabajos más llamativos y creativos que ha hecho Oxide Pang y que de haber sido más consistente hubiese traido más reconocimiento al talento especial de este director para esta clase de películas.