Como deben haber notado, este no ha sido un año en el que haya estado particularmente entusiasmado por el tokusatsu. El cinismo que he desarrollado hacia las producciones tokusatsu actuales ha llegado a un punto en el que ya no me emociona nada de lo que anuncie Toei u otra compañía, porque ahora tengo bien claro que estas series son producidas por bastardos indolentes que no tienen respeto por la marca y que piensan que la audiencia no son más que niños descerebrados y gente trastornada de Twitter. A eso súmale que desde inicios de este año me ha tocado ver series que no han sido particularmente de mi gusto, especialmente en el lado
Sentai (¿Saben cuál es la definición de tortura? Ver Kyoryuger, tener que obligarme a terminar Kiramager, y descubrir que Zenkaiger resultó ser tan horrible como presentía. Todo en un mismo maldito mes) y tienes como resultado lo que considero como mi punto más bajo como fan del tokusatsu hasta ahora.
Algo que yo siempre tengo en cuenta al momento de adentrarme en una nueva afición es que esta me va a traer tanto penas como alegrías, y tengo que saber aceptarlo. Que esté abatido momentáneamente no significa que esté pensando abandonar el tokusatsu, ni mucho menos. Como tengo en claro que las nuevas producciones probablemente no harán más que decepcionarme, usualmente me encuentro viendo series del pasado para satisfacer mi hambre de tokusatsu. Recientemente estuve viendo un par de series de Kamen Rider y Metal Hero, las cuales si bien no diría que me disgustaron creo que no cumplieron en darme las dosis de acción que ofrecen las series Super Sentai. Dentro de poco voy a volver a mi usual rutina de ver tres series Sentai seguidas (esta vez empezando con Goranger), pero como por alguna razón el tiempo parece pasar más lento desde que inauguré Neo Seishun Road, pensé que sería bueno aprovechar este trance para escribir sobre la que fue la obra de tokusatsu que más me ha gustado de las que tuve la suerte de ver en lo que va de este año.
En teoría no debería ser nada fácil siquiera llegar a oír de Zeiram, puesto que esta producción no pertenece a alguna franquicia tokusatsu conocida como Kamen Rider, Sentai o Metal Hero, y tampoco producida por alguna compañía popular en este género como Toei, Tsuburaya o Toho. Lo que causó mi interés por esta producción no fueron las conexiones a estas franquicias, sino los nombres ligados a esta. Keita Amemiya es definitivamente alguien del que he oído hablar mucho entre los fans del tokusatsu, siendo este hombre el creador de la tan famosa franquicia de series tokusatsu para adultos de GARO – posiblemente la única franquicia que puede rivalizar con Kamen Rider en términos de ser proclamada como la más madura, oscura y “profunda” de estas por sus fans.
Antes de que Garo se haya vuelto su franquicia insignia, Amemiya ya se había hecho respetar por sus excelentes contribuciones a algunas franquicias tokusatsu conocidas, habiendo sido responsable por numerosos diseños de personajes para las series de Metal Hero (Juspion, Spielban, Metalder, Jiban, Winspector) y Kamen Rider (Black RX). En 1991, él finalmente tendría la oportunidad de trabajar como director para dos grandes producciones, siendo estas la serie
Choujin Sentai Jetman, y la otra su primera película que se estrenaría en la pantalla grande, Zeiram. Aunque esta película no fue particularmente bien recibida por la crítica en su momento, esta sirvió para demostrar el interesante estilo de dirección de Amemiya, y había creado un pequeño seguimiento de culto para que se haga una secuela unos años más tarde.
Zeiram (1991)
Zeiram es una de los primeros y más notables de lo que se puede hacer en un tokusatsu orientado al público adulto, aunque no en el sentido de querer incorporar una historia más compleja o inapropiada, o de tratar de ser trágico o melodramático solo para llenar la serie de diálogos aburridos. No digo que enfocarse mucho en la parte narrativa esté mal, pero muchas veces siento que algunos tokusatsu terminan sacrificando el espectáculo para darle paso a dramas de personajes que no eran exactamente lo que estaba buscando en primer lugar. A veces uno simplemente quiere disfrutar de un buen espectáculo de peleas y monstruos geniales, y no hay nada malo con eso. Muchos menosprecian a algunas series tokusatsu por ser episódicas –y comprendo que ese formato no sea del agrado de todos– pero siento que ese formato puede ser más apreciado por los que saben evaluar cada episodio desde diferentes aspectos. La cinematografía, los diseños, los efectos, y las coreografías de las peleas son cosas pequeñas que los fans del tokusatsu sabemos apreciar, y no somos superficiales por eso, sabemos apreciar las varias facetas artísticas que hacen disfrutable a una producción como esta.
En ese sentido, creo que el argumento minimalista complementa bien esta película. La historia se puede resumir en que una muy peligrosa forma de vida extraterrestre conocida como Zeiram llega a la tierra y la cazarrecompensas del espacio Iria crea una pequeña dimensión recluida para capturarlo; sin embargo, las cosas se complican cuando dos terrícolas de lo más ordinarios entran a esta dimensión por accidente – lo cual es mucho peor considerando que cuando se acabe el tiempo de la zona, esta desaparecerá con todo lo que tenga adentro. Creo que esta premisa funciona lo suficientemente bien, la película hubiese funcionado solo con la excusa de ver una exagerada pelea entre una heroína tokusatsu y un monstruo recontra jodido; y los dos electricistas sirven decentemente como personajes con los que la audiencia se pueda identificar. Personalmente, creo que la película hubiese sido aún más ridiculizada si hubiese tratado de dar un mensaje o de hacer una especie de crítica al género – solo miren cómo fue recibido Shin Kamen Rider: Prologue el año siguiente.
Bien, entonces la película es solamente para que el director Keita Amemiya pueda lucirse y mostrar a uno de los monstruos tokusatsu más aterradores que ha podido idear. ¿Y el resultado? Simplemente magnífico. Siempre ha habido una limitación en cuanto a lo aterradores que pueden llegar a ser los diseños de los monstruos en las series tokusatsu, ya sea por restricciones de presupuesto, de tiempo, o simplemente censura para no asustar al público infantil – y Amemiya aprovechó al máximo el no estar limitado por alguna de estas restricciones. Como ya dije, la premisa es bastante típica para alguna obra del género Henshin Hero, con Iria sirviendo como la heroína de forma similar a cualquiera de las vistas en Super Sentai o Metal Hero (Keita Amemiya se aseguró que en esta ocasión la protagonista sea una mujer a diferencia de su trabajo anterior en
Mirai Ninja, solo porque sabe que el sex appeal es muy importante), pero el mayor enfoque de la película –como el título debería indicar– está en el monstruo.
La criatura homónima a la película fue espléndidamente mostrada a pesar del bajísimo presupuesto. Con una forma un poco antropomórfica y una aparente influencia asiática por la capa y el “sombrero”, esta criatura se ve misteriosa e intimidante desde el primer vistazo. El pequeño rostro blanco también recuerda al de una especie de fantasma del folclor japonés, y es utilizado un montón de veces a lo largo del filme, notablemente para atacar o crear engendros del monstruo, incluyendo una grotesca masa deforme e incompleta hecha a partir de ADN humano. Debo reconocer todo el esfuerzo puesto en el detalle y textura del traje en general, en gran parte gracias a Katsuya Tereda, quien también trabajo en obras como Blood: The Last Vampire,
Godzilla Final Wars, y Hellboy (2004).
Pero lo que dije anteriormente es solo el principio de la maravillosa dirección de Amemiya en esta película. Siempre me gustó cómo en cada toma hacer ver imponente a Zeiram, pero su visión artística fue mucho más allá de una sola fase para esta criatura. Zeiram, a lo largo de la película, se muestra como una criatura morfológicamente cambiante, peleando en diferentes formas (cada una más aterradora que la anterior) cuando la anterior haya sido derrotada. La película hace un excelente uso de diferentes técnicas de efectos especiales, como Stop-Motion para la
obviamente-imposible-de-operar-en-traje forma de esqueleto. Y eso sin mencionar que esta cosa pelea con tanta tenacidad – cada vez que parece que lo han vencido y que los buenos han ganado, este revela una nueva forma y continua luchando, algo similar a los trabajos de James Cameron en Aliens o en Terminator, manteniendo la tensión y el terror hasta el último minuto.
He disfrutado bastante de esta película, pero estoy seguro de que esta no será del agrado de todos. Si lo que buscas de una experiencia cinematográfica no son este estilo de efectos especiales, tramas sencillas y descabelladas, o los monstruos en general, entonces esta película no es para ti y no obtendrás el mismo disfrute que yo tuve – y eso es comprensible. Pero al menos desde el humilde punto de vista de este entusiasta del tokusatsu, este filme me pareció excepcional y lo recomiendo encarecidamente a todos los que están hartos de que los enemigos en los tokusatsu actuales sean unos llorones melodramáticos o un mal chiste. En serio, esta película tiene una heroína hermosa y fuerte, momentos divertidos y aterradores, impresionantes efectos especiales a pesar de su presupuesto, y un villano muy imponente y original. ¿Qué más puedes pedir?
Valoración: 8/10Zeiram 2 (1994)
Zeiram 2 es la secuela con presupuesto ligeramente incrementado, pero que de alguna forma resulta menos impresionante e impactante que su predecesora. Hay tantas cosas que se pueden esperar de una secuela a esta clase de película, ya sea expandir el lore, dar más desarrollo a los personajes o usarlos de diferente forma, o en general tratar de superar a la original. Zeiram 2 por su parte no hace nada de eso, de hecho se pone a hacer exactamente lo mismo que la anterior hasta el punto de que te hace pensar si era realmente necesario hacer esta película.
No estoy bromeando, la película tiene exactamente los mismos personajes, la misma premisa, e incluso el mismo equipo de producción. Al inicio nos muestran una especie de trama sobre Iria recuperando una especie de gema de un grupo de bandidos espaciales, solo para que un nuevo Zeiram aparezca de la nada y los mate a todos en un instante. También está un supuesto “aliado” de Iria llamado Fujikuro que la traiciona y arrastra a Teppei hasta el lugar donde transcurre la acción solo para tratar de robar dicha gema, pero este tipo es tan desagradable e incompetente que Iria se encarga de él como si nada. De ahí, la película sigue la misma fórmula de la anterior – con los personajes tratando de neutralizar a Zeiram y escapar de la zona antes que esta desaparezca, mientras vemos un montón de peleas y efectos especiales.
Sé que hasta ahora suena como si odiara esta película, cuando en realidad no es así. Claro que hubiese preferido que hayan hecho algo más interesante para esta secuela, pero aun así aprecio el espectáculo que ofrece esta película. Si hablara de la mayoría de cosas que me gustan de esta cinta sería repetir lo que dije de la película anterior, pero sí hay unas cuantas diferencias en esta secuela que me gustaría resaltar.
La primera y mejor diferencia en comparación a la anterior es que esta película hace un mayor uso de efectos por computadora. En
Zeiram, el CGI era mayormente usado para las animaciones proyectadas en el monitor de Bob (el compañero computadora de Iria), pero en esta secuela para más cosas, como la gran estatua Kannon donde transcurre la pelea climática, o la secuencia animada del principio en el que nos muestran la nueva forma y armamento del nuevo Zeiram. Claro que el CGI se ve bastante primitivo para estándares de hoy, pero al menos es usado moderadamente y se ve bastante decente – cortesía del trabajo del gran Tamotsu Shinohara. (¿Quién es Shinohara? Pues posiblemente lo conozcan como el responsable de los posters CGI de varias de las películas de
Super Sentai, así como de los diseños de varios diseños de villanos en algunas series de esa franquicia y de Kamen Rider.)
El segundo cambio y posiblemente el más notorio son los nuevos rediseños para Iria y Zeiram. En el caso de Iria, el cambio es puramente estético; pero en el de Zeiram, este presenta una totalmente nueva apariencia y armamento. Hay muchas cosas que me gustan de este nuevo diseño, como la mano de sierra y las alas de murciélago (como soy amante de los diseños góticos, eso en especial fue de mi agrado). Sin embargo, lo más decepcionante de esta encarnación de Zeiram en comparación a su predecesora es que esta no presenta casi ningún cambio de forma, ya que justamente una de las partes más memorables del primer Zeiram eran sus aterradoras transformaciones y los efectos usados para estas, por lo que esta versión no tiene el mismo impacto de la primera. No tengo idea de por qué quitaron los cambios de forma, quizás para que la película no sea un completo plagio de la anterior, aunque sospecho que la razón es porque gastaron una parte significativa del presupuesto en los montones de vestuarios para los personajes de relleno que aparecen al inicio de la película.
Como ya he dicho, si bien estuve un poco decepcionado por la falta de innovación de esta película, realmente no tengo nada en contra de esta. Al final del día sí pase un buen rato viéndola, pero no me parece realmente imprescindible para los fans del tokusatsu, y solo la recomendaría si te gustó tanto su predecesora como para querer ver ese mismo tipo de espectáculo una segunda vez.
Valoración: 6/10 Como recomendaciones por si les gustaron estas películas, les recomiendo las subsecuentes películas tokusatsu de Amemiya de los noventas: Kamen Rider ZO, J, y Hakaider, que también tienen espectáculos de terror tokusatsu maravillosamente estilizados; y ahora que estamos en eso, también recomiendo
Shin Kamen Rider: Prologue, aunque creo que esa película tiene que ser disfrutada de diferente manera. Como sea, siempre es bueno darle una oportunidad a estas producciones poco conocidas – nunca sabes cuándo te encontrarás con una obra maestra olvidada por el tiempo.
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