Pocas cosas me parecen más representativas del fenómeno de la cultura otaku en occidente que Death Note. Recuerdo lo fascinante que era para mí aprender de los diferentes fenómenos y subculturas formados en el internet hispanohablante por ahí en mis primeros años incursionando en este a finales de los 2000s, incluyendo las inquietantes y grotescas parodias subidas al primigenio YouTube, los intentos de hacer pequeños cuentos de terror conocidos como creepypastas, y por supuesto, los otakus. Cualquiera que haya sido parte de la cultura otaku desde esa época puede decirte con toda seguridad que siempre ha habido un estigma contra los que forman parte de esa subcultura en el internet hispanohablante por varias razones. Por cosas como los padres ignorantes y algunos religiosos descerebrados difamando a varias populares franquicias niponas como
Pokémon y
Dragon Ball, o simplemente por lo risible que es que unos jóvenes idolatren a personajes dibujados con proporciones deformes y apariencias tan grotescamente infantilizadas (los personajes de
Lucky Star y
Haruhi Suzumiya eran de lo más icónico de la comunidad otaku en esa época), aparte de que muchos individuos se hunden aún más con sus conductas de fanáticos y/o depravados.
Algo que una porción considerable de otakus han querido es que eliminar este estigma y que se reconozca al anime como un medio de entretenimiento capaz de mostrar historias profundas y complejas que incluso podrían rivalizar con la literatura o el cine. Mientras que muchas de las obras más populares de este medio como
Dragon Ball y
Naruto son mayormente conocidos por sus exageradas peleas y su peculiar toque humorístico y en muchos casos son mayormente populares por la nostalgia, otros quieren hacer más conocidas a obras con un temas más oscuros y profundos, un ejemplo de estos siendo Death Note, de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. Es un poco difícil para mí el señalar una época en específica en la que mi afición por el manga y anime haya empezado, pero recuerdo lo trascendental que fue para mí cuando finalmente decidí ver este anime, con todo el hype que portaba esta serie (y porque mi hermano mayor me rogaba que la viera). La comunidad otaku pintaba a Death Note como esta incuestionable obra maestra con personajes y temas tan profundos y una calidad narrativa que estaba a la altura de algo escrito por Shakespeare o Dostoievski o Cervantes o quien quieras. Y al menos mi reacción inicial fue realmente positiva, sí llegó a sorprenderme y gustarme esta estructura de conflictos con juegos mentales entre los personajes principales, era prácticamente como una serie de peleas pero sin peleas. Adoraba otras cosas como lo enfocada e impredecible que era la trama, la estética y diseños góticos, y por supuesto también la excelente calidad de la animación y la asombrosa banda sonora – tanto así que no tardó en posicionarse como mi anime favorito, aunque de todos modos no había visto muchos.
A pesar de lo mucho que me gustó Death Note, esta no consiguió despertar el interés para mí en el medio o en volverme otaku. ¿A qué se debe esto? Al hecho de que justamente después de eso incursioné por primera vez a Super Sentai con
Choujin Sentai Jetman e inmediatamente me volví fanático de la franquicia y aficionado al tokusatsu en general. (¿A emestraiker le gusta más los superhéroes que los animes? Qué ñoño.) Me gustó Jetman mucho más que Death Note y pasé el resto del año y los años por venir viendo series tokusatsu sin dejar mucho tiempo para ver otras series que no sean de ese género, por lo que
Death Note permaneció como mi favorito por todo ese tiempo. A finales de 2015 –el mismo año en el que vi Death Note y Jetman– también incursioné en el mundo manga, y tras leer la obra que sería mi favorita (la cual revelaré más adelante en el blog), me volví un ávido lector de mangas. He estado leyendo mangas diariamente desde ese entonces, y encontrando obras que me han sorprendido y han elevado mi opinión hacia este medio de entretenimiento. A principios de este año opté por leer otra obra hecha por los mismos autores de Death Note:
Bakuman. Para ese entonces ya había leído un montón de mangas que me parecieron decenas de veces mejores de lo que fue
Death Note y quería ver si otra obra de ellos me haría revaluar el potencial narrativo del autor, y eso justamente hice. Obviamente noté varias similitudes entre Bakuman y Death Note, especialmente en la abundancia de dialogo y los juegos mentales; y a pesar de que considero a Bakuman como un manga bastante disfrutable, debo decir que hubieron muchas cosas que no me gustaron de esta y que varios de estos problemas también estaban presentes en Death Note. El punto es que Death Note ya no tiene ese estado tan prestigioso que tenía para mí y admito que sí tengo varios problemas con esa serie. Como mi interés por la saga de Death Note ha resurgido este año, decidí ver las varias películas adaptaciones cinematográficas hechas a esta obra. Y oh sorpresa, también tengo un montón de problemas con estas.
Death Note (2006)
Al momento de evaluar una película basada en un manga, el aspecto principal en el que la gente suele enfocarse es en qué tan fiel es el guion a la historia de la obra original. Como el manga y el anime de Death Note son especialmente reconocidos por tener una historia tan elaborada e interesante con un ambiente más realista que tu shonen promedio, en teoría lo único en el que la adaptación podría salir mal sería en la forma en la que es filmada y presentada, ya que la historia es presuntamente perfecta. Digo, es la historia sobre cómo el brillante estudiante Light Yagami encuentra una libreta con el poder de matar a cualquier individuo con solo escribir el nombre de este y conocer su rostro. Con este artefacto a su disposición, Light se dispone a matar a todos los criminales existentes para supuestamente salvar al mundo. Pero no solo eso, Light no se conforma con aniquilarlos, sino en hacer que el mundo sepa de la existencia de que hay alguna entidad que busca acabar con todos los criminales, dando así la creencia –e incluso adoración por parte de algunos– de la identidad apodada anónimamente como Kira. Sin embargo, la policía hace un procedimiento para dar con la identidad de esta enigmática figura, llegando a contratar a alguien tan inteligente, excéntrico y misterioso como el sujeto al que buscan, L. Con ayuda de este individuo, la policía no tarda en localizar el posible paradero de Kira, y cada vez acercándose a revelar a Light Yagami como el principal sospechoso. De ahí, se crea una especie de juego del gato y el ratón entre los dos genios de la serie, con Light usando varios planes muy ingeniosos para engañar a la policía de que él no es el sujeto que buscan.
La premisa, la forma en la que se desarrolla la trama con la interesante rivalidad de estos dos genios, y los personajes han sido tan aclamados y considerados de lo mejor de todo el manga y anime. Ahora deben estar preguntando, ¿qué parte en específico hizo que recientemente discrepas con esta noción? Pues definitivamente no fueron los dos primeros puntos (al menos no por completo), sino la parte de los personajes, empezando con el protagonista Light – quien también es considerado como uno de los mejores villanos del género y uno de los más inteligentes, y especialmente no estoy de acuerdo con esto último. Lo más desagradable de este personaje no solo me parece su actitud egocéntrica y pedante, sino que también me parece alguien muy pretencioso y elitista que no es ni de cerca tan listo o “superior a los demás” que piensa que es. Es como uno de esos adolescentes amargos que piensan que son el centro del mundo y guardan rencor a todos los demás, y su creencia de que puede y tiene el derecho de matar a todos los criminales con el propósito de hacer “justicia” me parece completamente errada e infantil – simplemente porque eso obviamente nunca va a acabar con el crimen. Recuerdo la frase que Abrera dijo en su confrontación final con los Dekaranger: “No importa si me matan, mientras existan personas como yo en el mundo, el crimen nunca desaparecerá. Siempre que exista la codicia, alguien vendrá para tomar mi lugar.” Y realmente está en lo cierto, aunque duela decirlo. Mientras la gente tenga la opción de hacer maldades, siempre van a haber individuos que lo van a hacer, porque los humanos no somos perfectos y nunca lo seremos. Matar a los malhechores no cambiará el hecho de que el crimen ya está hecho, y la única forma de evitar el crimen por completo sería matarlos antes de que estos puedan cometer los crímenes, pero si hicieran eso entonces tampoco tendrían la oportunidad de hacer cosas buenas, o cualquier otra cosa. Y por eso existen las leyes. A pesar de que muchos lo catalogan como un personaje moralmente gris, es de hecho bastante obvio desde el principio que Light es un megalómano psicópata, ya que él asesinó muy impulsivamente a Lind. L Taylor (pensando que era el verdadero L) solo porque creía que este se interponía en su objetivo a pesar de que L, hasta donde él sabía, no había hecho nada malo. Esto también demuestra que Light tampoco es tan listo como muchos lo pintan, ¿por qué en ese momento no esperó hasta graduarse y viajar a otro país y retomar su plan desde ahí? Pero no, tuvo que tomárselo como algo personal y seguirle el juego a L, estando tan confiado de que podría vencerlo. En Death Note los personajes parecen inteligentes solo porque el autor nos dice que lo son – hay un montón de otras pésimas decisiones tomadas por los personajes y conveniencias argumentales.
Que el guion sea tan fiel al de la obra original significa que estos problemas también están presentes en este producto, sin embargo, ¿qué hay de los otros aspectos de la película? ¿Qué tan buena es plasmando visualmente la historia? ¿Qué tal es como otra película J-horror? La verdad es que la primera vez que vi la película tuve una fuerte impresión de que los que la hicieron no se la estaban tomando enserio. Las muertes de los criminales son actuadas como si fuese una actuación de estudiantes de secundaria, tan sobreactuada e inconvincente. Ya de por sí estos asesinatos no eran exactamente violentas o impactantes en la obra original porque estos mueren de la forma menos violenta posible (con un ataque cardíaco), pero la película también muestra a los criminales de una forma tan deshumanizada como personas que hacen el mal solo porque quieren, lo cual hace resaltar más lo mucho que la obra original falla en explorar el debate filosófico si está bien o no matar criminales.
Las actuaciones por parte de todos los extras dejan mucho que desear, y la verdad no es como si los actores principales sean mucho mejores. La mayoría de las actuaciones son dignas de una serie de televisión, y hay unas cuantas decisiones del casting que podrían haber sido mejor. Si bien ya he dejado en claro que no soy fan del personaje de Light Yagami, debo decir que el actor Tatsuya Fujiwara no fue la mejor elección para interpretarlo. Simplemente no me parece que Fujiwara tenga la presencia o la malicia necesaria para mostrar lo siniestro que debería ser Light. Creo que esta percepción por mi parte también se debe a los otros personajes protagónicos que interpretó Fujiwara que he visto anteriormente, digo, me gustó su actuación como Shuya Nanahara en Battle Royale y como Kaiji en la película homónima – en esas películas Fujiwara hizo de personajes mucho más tranquilos y bonachones a los que les quedó muy bien su apariencia y actuación. Por otra parte, Kenichi Matsuyama hizo un espléndido trabajo como L, capturando todo desde su apariencia hasta todos sus gestos, su apariencia y presencia.
A pesar de que no me guste mucho la forma en la que la película ha presentado la historia original, tengo que reconocer que el guion por lo menos adapta muy fielmente la historia. Muchas de las jugadas de Light y L sí fueron muy interesantes de ver, por lo que ese punto positivo se mantiene en la película, definitivamente creo que por lo menos hubiese considerado a esta película como medianamente entretenida aun si no hubiera visto el material original. No obstante, el guion de la película difiere con el de la historia original alrededor de la última cuarta porción de la película, lo cual a mi parecer fue un cambio para bien y estuvo bien ejecutado. Una de las partes más criticadas de Death Note ha sido su pésima forma de tratar a sus personajes femeninos (volveré a este punto en un rato), y uno de los peores ejemplos de eso había sido con el personaje de Naomi Misora. En la historia original ella era una muy apta agente del FBI que estuvo cerca de delatar a Light, pero
Tsugumi Ohba tuvo que deshacerse de ella haciendo que esta sea fácilmente engañada por Light en un solo encuentro. Aquí no es tanto así, aquí Misora no le da su identificación a Light, sino que este lo consigue de otra parte y además hace un plan más elaborado para montar toda una escena en la que ella termina matándose a sí misma… ahora que lo pienso, no es un mucho mejor destino, pero podría decirse que aquí ella fue un poco más formidable.
En un principio tenía altas expectativas por esta adaptación, especialmente por el director Shusuke Kaneko, a quien recuerdo por su magnífico trabajo en películas kaiju como la trilogía de Gamera y
GMK, estando a cargo de ésta. Los ángulos de cámara en las escenas con Ryuk y la iluminación fueron bien trabajadas, pero como ya dije, me sorprende lo vergonzosas que son las escenas con los personajes humanos, como si pensara que esta es una película para niños y tenga que censurar e infantilizar todo lo que pueda asemejar a esta película con la realidad. Sé que esto sonará como un deseo de fanboy pero, creo que la película hubiese estado mucho mejor con un director más dedicado, y el que me parece más capaz de adaptar una obra como esta es
Takashi Miike, quien anteriormente había hecho un espléndido trabajo mostrando a un personaje sanguinario con trastornos mentales en
Audición (1999), y había adaptado bien la exploración a la mente criminal en la adaptación a película del manga
Ichi The Killer.
Valoración: 5/10
Death Note: The Last Name (2006)
He visto esta práctica en muchas películas japonesas, que la secuela salga apenas unos meses después y con exactamente el mismo equipo de producción, siendo ambas partes prácticamente una misma película. Sucedió con las peor recibidas adaptaciones de
Shingeki no Kyojin de Shinji Higuchi, e incluso con algunas producciones Hollywoodenses, demostrando que están seguros del éxito de la primera película como para dividir el mismo producto en dos partes y venderlos por separado. Nunca me gustaron las películas demasiado largas, siempre sentí que verlas eran prácticamente maratonear una serie en vez de ver una película. En el caso de esta película y la anterior, verlas se siente como ver varios episodios de una serie seguidos, lo cual es más reforzado por el estilo de narración lleno de melodrama y suspenso. Pero solo se puede abarcar cierto punto de la historia en una película antes que esta se vuelva demasiado larga. Por ello, la primera parte adaptó la historia hasta la derrota de Naomi Misora, mientras que esta abarcaría el resto, aunque haciendo unas cuantas omisiones notables.
Antes de pasar a las distinciones de la película con la obra original, tengo que hablar de un aspecto de la historia original que recientemente me ha incomodado, y que también está en esta adaptación – hablo del personaje de Misa Amane. Ya he dicho que Death Note no es una obra que particularmente trate bien o entienda a las mujeres, pero hay veces en las que hasta parece como si los autores directamente las despreciaran. Misora pereció ante el protagonista masculino como si nada, ¿pero qué pasa cuando tenemos a una chica como personaje de apoyo en vez de una antagonista? Pues ahí tenemos únicamente a Misa Amane, quien también posee una Death Note, un compañero shinigami, y está de parte de Kira. Recuerdo que cuando vi el anime por primera vez estaba emocionado por ella, quería ver que podría aportar a la dinámica – quizás como una rival para Light, haciendo jugadas por ella misma. Sin embargo, Misa fue todo lo opuesto a lo que me imaginaba. Puedo describir a Misa como un personaje hecho para complacer a los adolescentes inadaptados. Al descubrir que Kira fue el que asesinó al criminal que mató a sus padres, ella se vuelve irracionalmente devota hacia él. Incluso después de conocerlo en persona, ella está dispuesta a hacer todo lo que Light le ordene, sin importar lo horrible que sea. A lo largo de la historia de Death Note, ella le entrega su libreta a Light en más de un par de ocasiones, hace el trato de los ojos de shinigami que reducen el tiempo de vida restante a la mitad
dos veces, y también llega a estar cautiva por un tiempo y perder la memoria. De ahí no hay mucho más que decir del personaje, ella no puede pensar por sí misma y solo está como una herramienta más para los planes de Light.
Para ser honesto, no es como si odiara a Misa o algo así. Ella me pareció poco interesante pero inofensiva al final del día (y al menos en esta película, creo que la actriz Erika Toda hizo un trabajo decente). Pero el problema viene cuando consideramos lo que le pasa a los otros personajes femeninos de la historia y los papeles que tenían que desempeñar en la historia. Ya hablamos de Misora –quien fue derrotada miserablemente– y también están por ejemplo… la madre de Light (quien podría omitirse de la historia sin ningún problema) o de la hermana menor Sayu, quien más adelante también es usada como rehén. Compáralo con el papel que desempeñan todos los personajes masculinos en contraste: todos los genios son hombres (Light, L, Near, Mello), todos los miembros de la policía son hombres, así como todas las figuras de autoridad (no me digan que por lo menos no pudieron darle el papel de policía como Matsuda o Aizawa a una mujer). Sé que parece que estoy pensando demasiado en este punto, pero luego de leer
Bakuman –la obra posterior a DN de los mismos autores que de alguna forma llega a ser más explícitamente misógina– no puedo evitar sentirme algo incómodo con lo que piensan los autores sobre las mujeres.
Los otros aspectos de la película como las actuaciones, la calidad de efectos especiales, y el ritmo están al mismo nivel de la anterior (es decir que también dejan mucho que desear). Sin embargo, la historia esta vez tendría más diferencias con la historia original. Luego de la parte en la que Light y Misa son liberados y deciden ayudar a la policía a capturar a Kira, el arco de la corporación Yotsuba es reemplazado con
Kiyomi Takada de Sakura TV como la tercera Kira, con ella desempeñando exactamente el mismo rol que Higuchi tenía en la historia original. Este quizás sea de hecho un cambio desafortunado, ya que esto añade más al problema de cómo tratan a los personajes femeninos en la historia. Por otro lado, el mayor cambio es la omisión de todo el arco de Near y Mello de la historia original siguiendo la muerte de L. En esta adaptación, L es el que termina revelando a Light como Kira, y la forma en la que lo consigue estuvo bien elaborada. Originalmente Light había escrito una regla falsa en la Death Note en la que el portador moriría si no escribe nombres en ésta por unos días, convenciéndolos de que él no podría haber sido Kira ya que estuve cautivo por un tiempo y forzando a Rem a matar a L. Aquí, L hace un mayor sacrificio para probar la veracidad de esta última regla al escribir su propio nombre y programar su muerte dentro de 23 días, de esa forma evitando ser matado en ese lapso y probando que Light sí era Kira. Esto fue una muy sensata decisión ya que así se evita ese último tercio de la historia que no fue del agrado de muchos y consigue darnos un final original y suficientemente satisfactorio. Aún mantengo mi opinión de que algunos miembros del elenco y el director no fueron los mejores que pudieron elegir, pero tengo que admitir que la escena final con Light muriendo en los brazos de su padre sí fue muy emotiva, como también lo fue la escena final en la que L agradece a Soichiro por trabajar con él antes de morir. Solo por estas pequeñas escenas considero que esta película es un poco mejor que la anterior, pero los problemas siguen siendo demasiado graves como para darle un puntaje positivo.
Valoración: 5/10 L: Change the World (2008)
El spin-off de L. Una producción hecha a partir de la continuidad de las dos películas anteriores, presentando una historia no ideada por los autores originales. Ya he dicho que Kenichi Matsuyama interpretando a L fue posiblemente lo mejor que salió de estas adaptaciones, y tener una historia más enfocada en él no es completamente una mala idea. El concepto de L teniendo que resolver un último caso en su lapso de 23 días antes de su muerte suena interesante… y ese es el último aspecto positivo que puedo decir de esta película. La trama me recuerda mucho a esas soporíferas películas de espías del siglo pasado combinado con el típico plan de villanos de un arma biológica en forma de virus vista en centenares de películas de ciencia ficción. Luego del estilo de misterio y thriller policial de sus predecesoras, este plan y los antagonistas se ven tan tontos y poco interesantes en comparación, haciendo a esta película una tediosa e intrascendente experiencia de más de dos horas…
Dicho esto, puedo entender el razonamiento e intención de los creadores de este spin-off. Una pequeña historia aparte para explorar más al personaje de L, con este tratando de entender y enseñar a sus sucesores, con una gran parte de la película enfocándose en escenas que muestran a L aprendiendo de estos y formando lazos emocionales con ellos, aun estando en sus últimos momentos. Supongo que puede ser algo especial ver un poco más de “humanización” al personaje y seguro que algunos lo apreciarán, pero todo este rollo me parece innecesario porque el final de la película anterior ya nos había dado algo como eso cuando L se despide de Soichiro, y no es como si dejar algunos detalles de su historia como un misterio estén mal en primer lugar. Con todo esto dicho, esta película me parece totalmente redundante y mucho menos interesante y entretenida de lo que debería haber sido para justificar su existencia.
Valoración: 4/10
Death Note: Light up the NEW world (2016)
No tengo idea de cómo no llegué ni ha oír de esta película en su momento, siendo que para ese entonces estaba muy interesado en esta franquicia y hay un par de nombres en esta producción que sí reconozco. La premisa de por sí suena muy ingeniosa y tiene mucho potencial – sobre varias libretas cayendo en el mundo humano, con cada una de estas encontrando nuevos portadores para que se libre una especie de
Battle Royale entre estos, todo eso transcurriendo en un mundo en el que la Death Note ya había sido usada y haya afectado a la sociedad. La verdad es que esta premisa suena mucho más interesante de lo que la película realmente ofrece. Realmente quería que me guste esta película, pero esta resultó ser una experiencia sumamente desagradable.
Para empezar, los personajes son de los más molestos y antipáticos que han podido existir en toda la saga. A pesar de que hayan caído seis libretas y estos sí hayan conseguido portadores, la mitad de estos no tienen casi nada de relevancia o participación en la historia y son desechados ni bien empieza la película, incluyendo algunos que hubiesen sido interesantes de ver como
Teru Mikami y Sakura Aoi (y el
Near de la película anterior no aparece ni es mencionado). En su lugar la historia se centra en solo tres personajes principales: Ryuzaki, un sucesor de L sin nada de su carisma y que resulta ser completamente pedante y antipático; Mishima, un investigador de la policía aburrido y unidimensional; y Shien, el cursi “sucesor” de Kira que sirve como antagonista. La película se hace tan pesada por el simple hecho de que esta falla en hacernos apoyar a cualquiera de estos personajes.
La trama tampoco es mucho mejor. A decir verdad, la historia carece del factor sorpresivo de las jugadas interesantes que estaban presentes en sus predecesoras, ya que las que esta presenta son simples copias de las que estaban en la historia original. Por ejemplo, por el final de la película hay un giro argumental en el que se revela que Mishima había sido un sucesor de Kira y que todo este tiempo había tenido esa “amnesia” por haber renunciado a la Death Note como parte de su plan, cosa que Light ya había hecho en la historia original. Y posteriormente al clímax nos presentan otros giros inesperados en los que Ryuzaki no había sido asesinado por la Death Note porque su nombre ya había sido escrito anteriormente (de forma similar a lo que hizo L al final de la segunda película) y este le pasa el título de L a Mishima para que busque las libretas restantes o un sinsentido como ese – es todo un enredo y no aporta mucho en ese punto de la historia.
Aun así, hay unos cuantos puntos positivos de la película que creo que en vez de redimirla, hacen desear que estos hayan estado en una mejor producción que ésta. La dirección de Shinsuke Sato nos da un montón de excelentes tomas, una atmósfera apropiadamente oscura, y un impresionante trabajo de efectos especiales. Tanto Ryuk como los otros dos shinigamis –Beppo y Arma– tienen diseños mucho más detallados y aterradores que en sus predecesoras, y el CGI usado para mostrarlos también estuvo muy bien trabajado, ahora mezclándose mejor en las escenas gracias a la minuciosa iluminación en estos. También se agradece el regreso de algunos de los actores de las películas anteriores, como Tatsuya Fujiwara para el último video grabado de Light; y Erika Toda como Misa, quien en esta película tuvo un papel menor pero al menos resulta interesante ver cuánto ha cambiado desde el final de la última película. Lástima que todo este material haya sido desperdiciado en un pésimo fanfiction convertido en película.
Valoración: 4/10
Death Note (2017)
Como una gran parte de los fans, yo nunca tuve altas expectativas o estuve emocionado por la adaptación de Netflix de Death Note. Yo ODIO todo lo que tenga que ver con Netflix, y todos sabemos que estas adaptaciones estadounidenses tienden a ser un asco y mutilar todo el atractivo de la historia original – dándonos productos hechos cínicamente por bastardos codiciosos que no tienen nada de respeto por el material original. Gracias a esto y a la recepción abrumadoramente negativa decidí ni molestarme en ver la película, tenía mejores cosas que hacer. Luego de haber madurado por todos estos años y haber estado insatisfecho con las adaptaciones cinematográficas anteriores de esta obra… realmente quería por lo menos entretenerme viendo esta película.
Y saben, esta adaptación es exactamente lo que visualizaba. Con esto quiero decir que tiene todas las fallas que puede tener una adaptación gringa, incluyendo el cambiar muchos aspectos cruciales de la historia original, pero que a pesar de eso llega a fascinar y entretener como una interpretación diferente del material original. Como hay tantas cosas que me disgustan de la historia y personajes de Tsugumi Ohba, que este producto ofrezca personajes y una trama diferente no me disgustó tanto. El protagonista Light Turner no es exactamente un personaje muy bien escrito (o actuado), pero es refrescante por lo diferente que es comparándolo con su contraparte de la historia original. Light Turner es alguien más ordinario y un marginado social, en comparación del genio con una familia perfecta con el que estamos acostumbrados. Turner es como un nerd estereotípico de un drama adolescente americano, alguien que sobresale en lo académico pero que no es particularmente popular entre sus compañeros y que de hecho guarda rencor hacia estos y se cree superior a ellos por su presunto intelecto. Él inicialmente sí se asusta al ver a Ryuk y descubrir el poder de la libreta –siendo su primera víctima justamente uno de sus compañeros al que le tiene odio– y su motivación para usar la libreta para asesinar criminales se siente más personal, siendo que su madre había sido asesinada por un criminal. Turner tampoco es completamente un idiota, de hecho creo que algunas de sus estrategias (como el hacer que parezca que Kira reside en Japón) no estuvieron nada mal.
En cuanto a los otros personajes: L es probablemente el más similar al de su contraparte original, siendo un enigmático y aterradoramente inteligente investigador que consigue desmantelar muchas de las estrategias de Kira, aunque diría que este es más impulsivo emocionalmente y *un poco* menos inteligente, pero cumple el rol de antagonista lo suficientemente bien. (Muchos se quejan de que L sea negro, pero no que Light no sea asiático, ¿racismo?) Por otra parte, la que más se diferencia de su contraparte original, tanto en caracterización como en desempeño en la historia, es Mia Sutton (Misa). Aquí, Mia es casi lo que yo originalmente creía que Misa sería, otra portadora de la Light que antagoniza a Light… más o menos. Este es uno de mis mayores problemas con la película, que Light y Mia tengan que empezar como una típica pareja de adolescentes para forzar un montón de grotescas escenas de intimidad que nadie quiere ver, solo para que después vayan a forzar la discordia entre estos que finalmente los llevaría a enemistarse. Si bien la obra original tenía algunas cosas reprochables que en su país son indignantemente aceptadas (el machismo), no es como si esta adaptación gringa esté exenta de sus clichés y momentos lamentables.
No solo eso, el debate sobre matar criminales tampoco es explorado aquí, con la película sólo buscando causar shock a la audiencia con estrategias jaladas de los pelos y mucha violencia, obviamente esta película da menos de qué hablar que el material en el que está basado. Por lo menos, hay unas cosas que esta adaptación estadounidense tiene que a sus predecesoras japonesas les hacía falta, y una de esas es cojones. Ya dije que algo que me molestó de las películas de Kaneko era lo infantiles que las había hecho, especialmente por la forma tan caricaturesca que hacía las muertes de los criminales. El filme de
Adam Wingard por otra parte, compensa en grande la falta de crudeza de la obra original con varias muertes sumamente gráficas, logrando que esta película sea catalogada como gore (muchos comparan las muertes con las vistas en la saga
Destino Final, de la cual también soy fan). La banda sonora con su estilo de música industrial –compuesta por Atticus Ross y Leopold Ross– también fue de mi agrado.
Podría enumerar muchos puntos negativos de la película (como las actuaciones), pero creo que dejé en claro que no soy de los que la odian al punto de amenazar al director. Esto quizás se debe a que no tengo el mismo nivel de estima hacia la obra original que otros y porque al final del día solo quería que la película por lo menos entretenga, y en eso no falló tanto. (Y eso, siento que últimamente he perdido paciencia con malas películas.)
Valoración: 5/10
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Una de las cosas que he notado al ver todas estas adaptaciones es lo poco creíble que resulta la premisa de Death Note en general. Muchos la llaman una serie más realista y madura sin nada de ironía, aún si esta sigue siendo un shonen de Shonen Jump dirigida a adolescentes. La exagerada forma en la que es desarrollado el caso, lo fantasioso que ya es todo el rollo de los shinigamis – todo se ve menos coherente cuando lo muestras con personas de carne y hueso. Aun así, diría que sí me considero un fan de Death Note. El anime por lo menos creo que es excelente en varios aspectos (las canciones, la animación, lo fiel que es a la historia original), por lo que por eso y por lo verdaderamente ingeniosa que ha sido la trama de esta indiscutiblemente formidable obra admito que ha sido importante para mí (como para ver todas sus películas y dedicarle una entrada). Tan importante de hecho, que es una de las primeras veces que he leído un manga principalmente porque ya conocía otra de las obras de los autores. (¿Se viene también la reseña de Bakuman? Eso sería divertido…)