miércoles, 27 de octubre de 2021

Miho Nakayama: Collection


Tengo un gusto especial por el J-pop de los 80s, aún si los artistas en general casi nunca me llegan a interesar más allá de, a lo mucho, un par de canciones que me agradan; quizás porque la música en general me parece un tema muy mainstream y siempre ha estado ahí para mí sin que yo la buscara. Como el aire. Porque todos a mi alrededor lo ponen sin que yo se los pida, ya sea para involuntariamente irritarme, deleitarme o darme ruido aburrido de fondo. Pero con el J-pop de esa época sí me atrae de alguna forma, y la verdad es un poco difícil explicar el porqué. Quizás sea por mi extraña fascinación por el Japón de los 80s, o porque de alguna forma prefiero que mis gustos sean nicho. Sea cual sea el caso, la cosa es que las idols de ese periodo en específico son una de mis mayores pasiones. Con cada artista que me llega a gustar suelo buscar y escuchar muchas de sus canciones, ver que otros trabajos han hecho (como su filmografía), o incluso investigar un poco sobre su vida más allá de su carrera. Mis hermanos mayores hacen lo mismo con prácticamente cualquier artista que les gusta –de los cuales son centenares– pero a mí casi solo me pasa con las de este género, y esto no empezó sino hasta menos de cinco años atrás.

No puedo decir con certeza el cuándo o cómo descubrí a Miho Nakayama, no estoy seguro si fue por una recomendación aleatoria de YouTube o porque sabía de su hermana menor actriz Shinobu Nakayama de la cual también soy un poco fan; pero sí puedo decir que Miho es, por mucho, mi favorita de todas las idols japonesas de los 80s, con muchas de sus canciones estando entre mis favoritas de todos los tiempos, habiendo visto algunas de las películas en las que ha actuado, y exaltándome cada vez que alguien sube una imagen de ella con el hashtag #中山美穂 en Tumblr. Y a pesar de que me gusta tanto, nunca realmente me tomé la molestia de ponerme a escuchar toda su discografía, porque nunca he hecho eso con algún artista y me aterra la idea de hacerlo (muchos tienen cientos de canciones). Ya que adoro tanto a Miho Nakayama y quiero hablar de sus hermosas canciones en el blog, decidí que lo mejor sería examinar el álbum recopilatorio Collection, lanzado en 1987, para poder hacer una especie de comentario y recomendación por su discografía sin tener que darme la ardua tarea de pasar por absolutamente todas sus canciones para una sola entrada.


「C」 (1985)


Qué canción tan agradable para empezar. Siempre es de lo más interesante escuchar la canción de debut un artista, porque para ese entonces aún no tienen un estilo totalmente definido y tienden a ser algo experimentales, o al menos tratan de dar una buena impresión. Aquí estamos ante una linda canción idol bastante tradicional, no muy alejado de alguna otra idol contemporánea como Seiko Matsuda. Pero esta canción aun así es bastante respetable para un debut. Me encanta esa melodía tan tranquila y elegante de fondo, de hecho suelo usar la versión instrumental para relajarme. Miho tenía 15 años cuando lanzó esta canción y no tengo mucho que decir de su voz, quizás el ritmo calmado le fue bien porque aún no tenía mucha experiencia como para cantar algo más exigente. Oh, y esta canción fue usada como opening para la serie Natsu Taiken Monogatari, de la cual no sé absolutamente nada.

Namaiki (1985)


Esta es una de las cuantas canciones de las que no sabía sino hasta escribir para esta entrada, y saben, me gusta. El tono es casi melancólico, como si fuera de una telenovela o algo así, mientras que la voz de Miho aún es algo cruda pero para nada mala. Debo decir que hay mucha emoción en la composición, como dije anteriormente esta es una canción un poco triste, pero sin llegar a ser fúnebre o melodramática, de hecho sigue siendo tan agradable y melodiosa como la anterior.

Be-Bop High School (1985)


Ok, de esta canción sí tengo mucho que decir. En 1985 salió la película Live Action del manga Be-Bop High School de Kiuchi Kazuhiro, sobre dos amigos de secundaria bien gamberros y problemáticos que siempre andan en líos pero que de alguna forma resultan empáticos y carismáticos. Dicho manga es uno de mis favoritos y la película que salió de esta tiene a Miho Nakayama interpretando Kyoko Izumi, la dulce compañera de clase que tiene a los dos protagonistas locos por ella. Un día hablaré más a fondo del manga y sus adaptaciones cinematográficas en el blog, pero lo que sí es relevante para esta entrada es la canción que Miporin cantó para esta película. La escena inicial consiste en Hiroshi y Toru peleando en un muelle contra unos matones para salvar a Kyoko, lo que hace tan memorable y divertida esta escena es que justo la dulce canción Be-Bop High School de Miho suena de fondo. La canción es tan divertida y llena de vida, con la voz tan linda y melodiosa de Miho, así como una composición musical igual de agradable, haciendo uso de incluso una guitarra de acero para añadir más al tono nostálgico; creando así un contraste de ironía con la secuencia de los dos protagonistas librando una violenta pelea que transcurre mientras suena la canción.

Iro White Blend (1986)


No sé ustedes, pero el tono de esta canción sí me parece un tanto empalagoso e infantil, aunque no es necesariamente una mala canción. Es como una canción de cuna… pero un poco más movida. Miho canta de forma tan encantadora, por lo que ella puede hacer que esta canción valga la pena. Mariya Takeuchi fue la que compuso y escribió la letra de la canción, y esa es la única explicación que necesitas.

Close up (1986)


Igual que la anterior, esta tuvo un diferente compositor, siendo este Kazuo Zaitsu, solo que este traería un ritmo muy diferente al de Takeuchi. Esta definitivamente se va más por el pop y lo bailable, con un montón de instrumentos fuertes. La entonación y ritmo de Miho también han mejorado mucho, pero creo que la canción en sí es un tanto genérica y poco interesante. Al menos estas mejoras servirían para sus canciones por venir, como por ejemplo…

JINGI Aishite moraimasu (1986)


Esta… es mi canción favorita, no solo de este álbum, ni de la discografía Miho Nakayama, sino de todas las canciones que he escuchado en mi vida, o al menos al momento de escribir esto. Miho ya ha mejorado un montón desde su inicio y en esta canción demuestra una entonación perfecta, y no solo eso, la composición es absolutamente magistral y cautivadora en todo momento. Tetsuya Komuro sí que es una leyenda al componer esta clase de canciones, usando la cantidad perfecta de instrumentos interesantes y un tono tan dinámico, dulce y pegadizo, especialmente me encanta ese tintineo serio del inicio que después pasa a tener un ritmo tan melodioso. Una verdadera obra maestra, una lástima que ésta haya tenido la desgracia de ser usada como ending para la película Be-Bop High School: Koko Yotaro Elegy, porque esa es una secuela tan mugrosamente decepcionante.

Tsuiteru ne Notteru ne (1986)


Ok, esta es una de las canciones que escuché por primera vez para escribir esta entrada, y realmente me arrepiento de no haberla escuchado antes porque inmediatamente se ha vuelto una de mis favoritas. Es a partir de este punto en el que las canciones de Miporin pasarían a tener un ritmo más movido y hacer uso de la voz segura de Miho, en vez de hacer canciones genéricas de idol. La composición es mucho más movida y con un montón de instrumentos dignos de una canción rock, pero el mayor atractivo está en la forma tan sofisticada de cantar de Miho, ahora cantando mucho más rápido y demostrando una entonación tan fuerte y segura. Es como Close Up, solo que mucho mejor.

WAKU WAKU Sasete (1986)


Si mal no recuerdo esta fue la primera canción de Miho que escuché, y creo que también esta es una de las más famosas, por buenas razones. Esta es la canción más pop que había hecho hasta ese punto, aún más que la anterior, incluso más pegadiza y con más coros. Miho igualmente tiene una entonación aún más fuerte e incluso tiene un par de líneas en inglés.

Hade!!! (1987)


Amo el estilo de las canciones de los 80s, y esta canción es uno de los mejores ejemplos del porqué. Esta es la tercera en ser más compuesta para ser pegadiza y pegar en las discotecas, y no hace nada para disimularlo, es sumamente alegre y bailable. Nada más que agregar, otra buena adición para el álbum.

50/50 (1987)


La segunda composición de Tetsuya Komuro para Miho, y debo decir que esta es igual de única e interesante que la otra. Esta también tiene una composición distintiva, con cada instrumento manteniendo el interés en cada momento. La entonación de Miho es igual de perfecta, pero debo decir que prefiero el tono más romántico de JINGI, esta es un tanto cursi para mi gusto. Oh, y esos tambores de acero dan ese estilo veraniego, si saben a lo que me refiero.

Catch Me (1987)


La última obra maestra de este álbum, y personalmente una de mis favoritas. El ritmo es simplemente perfecto, ni tan movido ni exagerado, permitiendo escuchar la voz de Miho perfectamente. Las partes instrumental quedan bien y son igual de interesantes, incluso diría que la canción es igual de pegadiza en su versión instrumental. Oh, ¿y les he dicho que la coreografía y el atuendo que usa Miho son ABSOLUTAMENTE fabulosos?

Hay otras canciones de Miho Nakayama que me encantan y quisiera recomendar, como Witches o Midnight Taxi, pero eso será para cuando revise Collection II en el futuro. Sé que esto es un tema atípico para el blog, pero vamos, estoy aprovechando al máximo el hecho de que ahora puedo escribir sobre prácticamente lo que quiera. ¿Eso significa que la próxima entrada será sobre un tema más familiar como el tokusatsu? Jajajajaja, ni de cerca…

jueves, 14 de octubre de 2021

Ninja Warriors (SNES)


Voy a tomarme el mensaje de la entrada anterior de forma literal y darle un vistazo a algo que me ha llamado la atención pero que, al menos en un principio, me extrañaba que nadie hablara al respecto. Así es, voy a volver a hacer una reseña a un videojuego. El confinamiento forzado del año pasado sí que trajo unos cambios en mi vida, tuve que posponer mis estudios y como obviamente tampoco podía salir a trabajar cada día se volvió monótono y tedioso. Para hacer pasar las horas del día simplemente aproveché para disfrutar más de cosas que me gustan, y como coincidentemente en el 2019 casi ni había jugado ningún videojuego nuevo, me propuse que para el 2020 aprovecharía para probar juegos a los que nunca les había dado oportunidad, y para añadir más al reto pasarlos limpiamente sin ningún tipo de trampas. Uno de estos juegos es Ninja Warriors para la Super Nintendo, uno de los tantos juegos que tengo en mi colección de Roms descargados desde hace años de los que incluso ya me olvidé del dónde o cuando lo conseguí.

Ninja Warriors es en realidad una especie de remake de un arcade de los 80s de Taito llamado The Ninja Warriors, el cual tiene la misma premisa de unos robots ninja enfrentándose a un malvado gobernador estadounidense llamado Banglar y a su ejército. Ahora, yo nunca he jugado al arcade original de Ninja Warriors (creo que nací un par de décadas tarde para tener la oportunidad de probarlo), pero sé que esta versión es considerablemente diferente de la original como para ser considerado un título diferente. Además, esta versión fue desarrollada por Natsume, por lo que ellos traerían su propio estilo para esta entrega.


Y bien, Natsume, ¿Les suena ese nombre? Posiblemente no, ni siquiera por este blog, pero yo personalmente los recuerdo por sus juegos de Solbrain y Jetman lanzados para la Nintendo. Si recuerdan cuando hablé del juego de Jetman, sabrán que elogié varios aspectos de la presentación de ese juego y como es casi imposible no amarlo, y creo que tuve una experiencia similar con este juego. Para empezar, Ninja Warriors se ve muy bien visualmente, con varios escenarios con hermosos paisajes y enemigos con sprites bastante animados. Todo esto es aún más complementado por una muy agradable banda sonora y efectos de sonido. Pero aparte de contar con un gran apartado visual y musical, ¿qué tan bueno es el juego en sí?

Como ya he dicho, no he jugado al arcade original de Ninja Warriors, pero creo que debería atribuirle una gran parte del concepto y las ideas a ese juego. Ya de por sí los ninjas y los robots son de las cosas que más me atraen, y combinarlos resulta irresistible para mí. El juego original tenía como personajes seleccionables a Ninja y a Kunoichi, pero aquí son más distintivos. Kunoichi aún pelea con sus tradicionales kunai y katana, mientras que Ninja ahora es mucho más grande y pesado y usa nunchakus (porque los nunchakus sí que son armas efectivas). Aparte de que estos geniales robots ninja den la impresión de que el ingeniero haya visto demasiadas películas, estos ahora están acompañados por otro guerrero aún más brutal: Kamaitachi, el robot menos antropomórfico de los tres y que no necesita armas, usando simplemente las cuchillas en sus brazos, haciendo rotar su torso, y estirando sus extremidades.


Un impresionante elenco, ¿no es así? Pues creo que lo son más en concepto que en cómo operan dentro del juego. Ninja Warriors es un Beat ‘em up en un limitado plano 2D como el arcade original, con cada nivel ofreciendo un montón de enemigos agresivos. Si bien el juego no me parece particularmente difícil en comparación de otros del mismo género, no creo que la jugabilidad sea equitativamente favorable para cada personaje. Como el jugador no tiene mucho espacio para moverse al estar limitado a un plano 2D es bastante común ser acorralado por hordas de enemigos que atacan por la espalda mientras tratas de atacar a los de enfrente, además que muchos de estos reaccionan rápidamente y de forma muy molesta como agacharse, protegerse o saltar y contraatacar. El movimiento lento y pesado de Ninja no fluye nada bien con el ritmo del juego cuando este es atacado por todos los rincones sin mucho tiempo para reaccionar. Incluso Kunoichi, la cual es supuestamente la que está en un punto medio en términos de velocidad, resulta ser muy lenta y tiende a ser fácilmente sometida por hordas de enemigos. Es hasta gracioso que no solo Kamaitachi es el único que se ajusta al ritmo del juego, sino que es superior a sus dos compañeros en todo sentido. En serio, Kamaitachi no solo es lo suficientemente rápido para hacerse cargo de varios enemigos a la vez, sino que sus ataques tienen más alcance por lo que no necesita atacarlos uno por uno.


A pesar de que no todos los personajes sean tan viables, eso no quita que el juego en sí sea bastante entretenido. Si bien los niveles no presentan ningún tipo de puzzle y son bastante lineales, muchos de estos tienen alguna clase de espectáculo, como peleas en un elevador o ser atacado por un helicóptero, como en la imagen. No solo eso, los paisajes de los escenarios también son bastante variados y coloridos, y eso sin mencionar el excelente repertorio musical del juego. No solo la música está bien compuesta, sino que está también cuenta con un tema musical para cada uno de los niveles e incluso de los jefes, y cada uno de estos encaja perfectamente para su escena correspondiente – como en el nivel de esa especie de dojo ninja.


También resulta fácil acostumbrarse al estilo de juego. Siempre me gustaron los Beat ‘em up por la posibilidad de hacer cosas como agarrar a un enemigo y lanzarlo contra otro, y en este juego hay mucho de esto. Como el jugador siempre está en un espacio estrecho con los enemigos uno siempre estará haciendo diferentes combos, lanzamientos y ataques especiales – y en este apartado también brilla el estilo de Natsume. Los tres robots tienen combos y lanzamientos muy estilizados y distintivos, como Ninja que al ser el más fuerte suele agarrar enemigos y hacer lo que sea con estos, como levantándolos y aplastándolos con la rodilla o hacerlos girar hasta lanzarlos contra sus secuaces. Sin embargo, este estrecho plano en el que el juego opera también fue posiblemente la causa de que en este no se pueda jugar de dos jugadores al mismo tiempo como otros juegos del género, lo cual es lamentable porque creo que así las habilidades de los personajes podrían complementar al otro jugando de forma cooperativa.


También está el hecho de que el juego es de cierta forma… intrascendente. Quiero decir, claro que los robots ninja son geniales y todo, y el juego es un tipo de remake de un simple juego arcade, pero hubiese preferido un poco más de substancia. Digo, la historia es sobre cómo unos robots pelean contra ese gobernador malvado… y ganan, nada más. El juego tampoco realmente innova en algo o tiene algo en la jugabilidad que no se haya hecho antes, de hecho la ausencia del modo dos jugadores ya debería ser suficiente para espantar a varios entusiastas de este género. El juego tampoco es exactamente largo, contando con solo 8 niveles, y solo hay una ruta alternativa en el último nivel, el cual lleva al mismo jefe final y al mismo ending. Ni siquiera hay finales alternativos. (Ja, y luego dicen que Golden Axe III no vale la pena, ese juego sí está muy infravalorado.)

Al final puedo decir que entiendo el porqué este juego no es muy popular. Realmente este juego no ofrece mucho aparte de ser un agradable espectáculo para el jugador con robots con bonitos diseños y agradable música y escenarios, porque más allá de eso Ninja Warriors es un Beat ‘em up más del montón, y también uno muy limitado. Claro que si me he tomado la molestia de escribir sobre este juego en el blog debe ser porque le dí algo de importancia en algún momento de mi vida, ¿verdad? Este juego fue una de las experiencias más frescas y agradables que tuve durante el tedioso confinamiento del año pasado. Yo justamente me estaba cansando de volver a jugar juegos de mi vieja colección y quería probar uno que ofresca un desafío justo y agradable, y al menos en eso y en la presentación Ninja Warriors sí cumplió.

Valoración: 7/10

Aun con lo simple y poco ambicioso que es debo decir que aprecio Ninja Warriors y me apena que este haya sido olvidado y nunca vaya a recibir una secuela… Excepto que sí lo tuvo. Sin que yo lo sepa, en 2019 salió The Ninja Warriors Once Again, el cual es una versión remasterizada con más personajes que puede considerarse como una nueva entrega de esta extraña saga. ¿Debería cubrir ese remake y el arcade original en algún momento en el blog? La verdad es que yo no sabía nada de estos antes de empezar a escribir esta entrada.

Yo al enterarme del arcade original y del remake al investigar para esta entrada

lunes, 4 de octubre de 2021

Zeiram: Acción y terror tokusatsu en estado puro


Como deben haber notado, este no ha sido un año en el que haya estado particularmente entusiasmado por el tokusatsu. El cinismo que he desarrollado hacia las producciones tokusatsu actuales ha llegado a un punto en el que ya no me emociona nada de lo que anuncie Toei u otra compañía, porque ahora tengo bien claro que estas series son producidas por bastardos indolentes que no tienen respeto por la marca y que piensan que la audiencia no son más que niños descerebrados y gente trastornada de Twitter. A eso súmale que desde inicios de este año me ha tocado ver series que no han sido particularmente de mi gusto, especialmente en el lado Sentai (¿Saben cuál es la definición de tortura? Ver Kyoryuger, tener que obligarme a terminar Kiramager, y descubrir que Zenkaiger resultó ser tan horrible como presentía. Todo en un mismo maldito mes) y tienes como resultado lo que considero como mi punto más bajo como fan del tokusatsu hasta ahora.

Algo que yo siempre tengo en cuenta al momento de adentrarme en una nueva afición es que esta me va a traer tanto penas como alegrías, y tengo que saber aceptarlo. Que esté abatido momentáneamente no significa que esté pensando abandonar el tokusatsu, ni mucho menos. Como tengo en claro que las nuevas producciones probablemente no harán más que decepcionarme, usualmente me encuentro viendo series del pasado para satisfacer mi hambre de tokusatsu. Recientemente estuve viendo un par de series de Kamen Rider y Metal Hero, las cuales si bien no diría que me disgustaron creo que no cumplieron en darme las dosis de acción que ofrecen las series Super Sentai. Dentro de poco voy a volver a mi usual rutina de ver tres series Sentai seguidas (esta vez empezando con Goranger), pero como por alguna razón el tiempo parece pasar más lento desde que inauguré Neo Seishun Road, pensé que sería bueno aprovechar este trance para escribir sobre la que fue la obra de tokusatsu que más me ha gustado de las que tuve la suerte de ver en lo que va de este año.


















En teoría no debería ser nada fácil siquiera llegar a oír de Zeiram, puesto que esta producción no pertenece a alguna franquicia tokusatsu conocida como Kamen Rider, Sentai o Metal Hero, y tampoco producida por alguna compañía popular en este género como Toei, Tsuburaya o Toho. Lo que causó mi interés por esta producción no fueron las conexiones a estas franquicias, sino los nombres ligados a esta. Keita Amemiya es definitivamente alguien del que he oído hablar mucho entre los fans del tokusatsu, siendo este hombre el creador de la tan famosa franquicia de series tokusatsu para adultos de GARO – posiblemente la única franquicia que puede rivalizar con Kamen Rider en términos de ser proclamada como la más madura, oscura y “profunda” de estas por sus fans.

Antes de que Garo se haya vuelto su franquicia insignia, Amemiya ya se había hecho respetar por sus excelentes contribuciones a algunas franquicias tokusatsu conocidas, habiendo sido responsable por numerosos diseños de personajes para las series de Metal Hero (Juspion, Spielban, Metalder, Jiban, Winspector) y Kamen Rider (Black RX). En 1991, él finalmente tendría la oportunidad de trabajar como director para dos grandes producciones, siendo estas la serie Choujin Sentai Jetman, y la otra su primera película que se estrenaría en la pantalla grande, Zeiram. Aunque esta película no fue particularmente bien recibida por la crítica en su momento, esta sirvió para demostrar el interesante estilo de dirección de Amemiya, y había creado un pequeño seguimiento de culto para que se haga una secuela unos años más tarde.

Zeiram (1991)



Zeiram es una de los primeros y más notables de lo que se puede hacer en un tokusatsu orientado al público adulto, aunque no en el sentido de querer incorporar una historia más compleja o inapropiada, o de tratar de ser trágico o melodramático solo para llenar la serie de diálogos aburridos. No digo que enfocarse mucho en la parte narrativa esté mal, pero muchas veces siento que algunos tokusatsu terminan sacrificando el espectáculo para darle paso a dramas de personajes que no eran exactamente lo que estaba buscando en primer lugar. A veces uno simplemente quiere disfrutar de un buen espectáculo de peleas y monstruos geniales, y no hay nada malo con eso. Muchos menosprecian a algunas series tokusatsu por ser episódicas –y comprendo que ese formato no sea del agrado de todos– pero siento que ese formato puede ser más apreciado por los que saben evaluar cada episodio desde diferentes aspectos. La cinematografía, los diseños, los efectos, y las coreografías de las peleas son cosas pequeñas que los fans del tokusatsu sabemos apreciar, y no somos superficiales por eso, sabemos apreciar las varias facetas artísticas que hacen disfrutable a una producción como esta.

En ese sentido, creo que el argumento minimalista complementa bien esta película. La historia se puede resumir en que una muy peligrosa forma de vida extraterrestre conocida como Zeiram llega a la tierra y la cazarrecompensas del espacio Iria crea una pequeña dimensión recluida para capturarlo; sin embargo, las cosas se complican cuando dos terrícolas de lo más ordinarios entran a esta dimensión por accidente – lo cual es mucho peor considerando que cuando se acabe el tiempo de la zona, esta desaparecerá con todo lo que tenga adentro. Creo que esta premisa funciona lo suficientemente bien, la película hubiese funcionado solo con la excusa de ver una exagerada pelea entre una heroína tokusatsu y un monstruo recontra jodido; y los dos electricistas sirven decentemente como personajes con los que la audiencia se pueda identificar. Personalmente, creo que la película hubiese sido aún más ridiculizada si hubiese tratado de dar un mensaje o de hacer una especie de crítica al género – solo miren cómo fue recibido Shin Kamen Rider: Prologue el año siguiente.


Bien, entonces la película es solamente para que el director Keita Amemiya pueda lucirse y mostrar a uno de los monstruos tokusatsu más aterradores que ha podido idear. ¿Y el resultado? Simplemente magnífico. Siempre ha habido una limitación en cuanto a lo aterradores que pueden llegar a ser los diseños de los monstruos en las series tokusatsu, ya sea por restricciones de presupuesto, de tiempo, o simplemente censura para no asustar al público infantil – y Amemiya aprovechó al máximo el no estar limitado por alguna de estas restricciones. Como ya dije, la premisa es bastante típica para alguna obra del género Henshin Hero, con Iria sirviendo como la heroína de forma similar a cualquiera de las vistas en Super Sentai o Metal Hero (Keita Amemiya se aseguró que en esta ocasión la protagonista sea una mujer a diferencia de su trabajo anterior en Mirai Ninja, solo porque sabe que el sex appeal es muy importante), pero el mayor enfoque de la película –como el título debería indicar– está en el monstruo.


La criatura homónima a la película fue espléndidamente mostrada a pesar del bajísimo presupuesto. Con una forma un poco antropomórfica y una aparente influencia asiática por la capa y el “sombrero”, esta criatura se ve misteriosa e intimidante desde el primer vistazo. El pequeño rostro blanco también recuerda al de una especie de fantasma del folclor japonés, y es utilizado un montón de veces a lo largo del filme, notablemente para atacar o crear engendros del monstruo, incluyendo una grotesca masa deforme e incompleta hecha a partir de ADN humano. Debo reconocer todo el esfuerzo puesto en el detalle y textura del traje en general, en gran parte gracias a Katsuya Tereda, quien también trabajo en obras como Blood: The Last Vampire, Godzilla Final Wars, y Hellboy (2004).


Pero lo que dije anteriormente es solo el principio de la maravillosa dirección de Amemiya en esta película. Siempre me gustó cómo en cada toma hacer ver imponente a Zeiram, pero su visión artística fue mucho más allá de una sola fase para esta criatura. Zeiram, a lo largo de la película, se muestra como una criatura morfológicamente cambiante, peleando en diferentes formas (cada una más aterradora que la anterior) cuando la anterior haya sido derrotada. La película hace un excelente uso de diferentes técnicas de efectos especiales, como Stop-Motion para la obviamente-imposible-de-operar-en-traje forma de esqueleto. Y eso sin mencionar que esta cosa pelea con tanta tenacidad – cada vez que parece que lo han vencido y que los buenos han ganado, este revela una nueva forma y continua luchando, algo similar a los trabajos de James Cameron en Aliens o en Terminator, manteniendo la tensión y el terror hasta el último minuto.


He disfrutado bastante de esta película, pero estoy seguro de que esta no será del agrado de todos. Si lo que buscas de una experiencia cinematográfica no son este estilo de efectos especiales, tramas sencillas y descabelladas, o los monstruos en general, entonces esta película no es para ti y no obtendrás el mismo disfrute que yo tuve – y eso es comprensible. Pero al menos desde el humilde punto de vista de este entusiasta del tokusatsu, este filme me pareció excepcional y lo recomiendo encarecidamente a todos los que están hartos de que los enemigos en los tokusatsu actuales sean unos llorones melodramáticos o un mal chiste. En serio, esta película tiene una heroína hermosa y fuerte, momentos divertidos y aterradores, impresionantes efectos especiales a pesar de su presupuesto, y un villano muy imponente y original. ¿Qué más puedes pedir?

Valoración: 8/10

Zeiram 2 (1994)



Zeiram 2 es la secuela con presupuesto ligeramente incrementado, pero que de alguna forma resulta menos impresionante e impactante que su predecesora. Hay tantas cosas que se pueden esperar de una secuela a esta clase de película, ya sea expandir el lore, dar más desarrollo a los personajes o usarlos de diferente forma, o en general tratar de superar a la original. Zeiram 2 por su parte no hace nada de eso, de hecho se pone a hacer exactamente lo mismo que la anterior hasta el punto de que te hace pensar si era realmente necesario hacer esta película.


No estoy bromeando, la película tiene exactamente los mismos personajes, la misma premisa, e incluso el mismo equipo de producción. Al inicio nos muestran una especie de trama sobre Iria recuperando una especie de gema de un grupo de bandidos espaciales, solo para que un nuevo Zeiram aparezca de la nada y los mate a todos en un instante. También está un supuesto “aliado” de Iria llamado Fujikuro que la traiciona y arrastra a Teppei hasta el lugar donde transcurre la acción solo para tratar de robar dicha gema, pero este tipo es tan desagradable e incompetente que Iria se encarga de él como si nada. De ahí, la película sigue la misma fórmula de la anterior – con los personajes tratando de neutralizar a Zeiram y escapar de la zona antes que esta desaparezca, mientras vemos un montón de peleas y efectos especiales.


Sé que hasta ahora suena como si odiara esta película, cuando en realidad no es así. Claro que hubiese preferido que hayan hecho algo más interesante para esta secuela, pero aun así aprecio el espectáculo que ofrece esta película. Si hablara de la mayoría de cosas que me gustan de esta cinta sería repetir lo que dije de la película anterior, pero sí hay unas cuantas diferencias en esta secuela que me gustaría resaltar.


La primera y mejor diferencia en comparación a la anterior es que esta película hace un mayor uso de efectos por computadora. En Zeiram, el CGI era mayormente usado para las animaciones proyectadas en el monitor de Bob (el compañero computadora de Iria), pero en esta secuela para más cosas, como la gran estatua Kannon donde transcurre la pelea climática, o la secuencia animada del principio en el que nos muestran la nueva forma y armamento del nuevo Zeiram. Claro que el CGI se ve bastante primitivo para estándares de hoy, pero al menos es usado moderadamente y se ve bastante decente – cortesía del trabajo del gran Tamotsu Shinohara. (¿Quién es Shinohara? Pues posiblemente lo conozcan como el responsable de los posters CGI de varias de las películas de Super Sentai, así como de los diseños de varios diseños de villanos en algunas series de esa franquicia y de Kamen Rider.)


El segundo cambio y posiblemente el más notorio son los nuevos rediseños para Iria y Zeiram. En el caso de Iria, el cambio es puramente estético; pero en el de Zeiram, este presenta una totalmente nueva apariencia y armamento. Hay muchas cosas que me gustan de este nuevo diseño, como la mano de sierra y las alas de murciélago (como soy amante de los diseños góticos, eso en especial fue de mi agrado). Sin embargo, lo más decepcionante de esta encarnación de Zeiram en comparación a su predecesora es que esta no presenta casi ningún cambio de forma, ya que justamente una de las partes más memorables del primer Zeiram eran sus aterradoras transformaciones y los efectos usados para estas, por lo que esta versión no tiene el mismo impacto de la primera. No tengo idea de por qué quitaron los cambios de forma, quizás para que la película no sea un completo plagio de la anterior, aunque sospecho que la razón es porque gastaron una parte significativa del presupuesto en los montones de vestuarios para los personajes de relleno que aparecen al inicio de la película.


Como ya he dicho, si bien estuve un poco decepcionado por la falta de innovación de esta película, realmente no tengo nada en contra de esta. Al final del día sí pase un buen rato viéndola, pero no me parece realmente imprescindible para los fans del tokusatsu, y solo la recomendaría si te gustó tanto su predecesora como para querer ver ese mismo tipo de espectáculo una segunda vez.

Valoración: 6/10

Como recomendaciones por si les gustaron estas películas, les recomiendo las subsecuentes películas tokusatsu de Amemiya de los noventas: Kamen Rider ZO, J, y Hakaider, que también tienen espectáculos de terror tokusatsu maravillosamente estilizados; y ahora que estamos en eso, también recomiendo Shin Kamen Rider: Prologue, aunque creo que esa película tiene que ser disfrutada de diferente manera. Como sea, siempre es bueno darle una oportunidad a estas producciones poco conocidas – nunca sabes cuándo te encontrarás con una obra maestra olvidada por el tiempo.