lunes, 30 de diciembre de 2024

Palabras de 2024: ¿El final?


Terminemos con la merecida celebración habitual del año. La presentación visual con la que inició este blog en 2021 sigue intocada tal como las intenciones con las que nació, con solo la energía gastada en este dando a notar el cambio con el que se ha manejado. Aun así, este no fue nada menos que un año importante para el blog y lo alcanzado en estos meses podría llamarlo también mi apogeo. Nada de lo abarcado fue exactamente diferente a lo que he estado acostumbrando traer aquí, sino que he aplicado otra doctrina en mi forma de examinarlas. De hecho, 2024 significó el regreso de muchos de los principios que seguía en mis textos publicados antes de Neo Seishun Road.

Qué cambió en la narración, qué fue abolido, y qué otras reformas se siguieron: lo importante es tener algo claro. Aunque algunas novedades sí me encantarían señalar.

  • Desde que el blog inició ha sido mi mayor prioridad, por encima de los otros proyectos que había empezado antes. El canal y el Tumblr siguen activos pero el primero no le tengo tanto entusiasmo (larga historia del porqué) y el segundo es el más frecuente pero también el menos serio y que menos energía requiere. Los tres sitios están tan separados en tono y público objetivo, pero igual quisiera conectarlos un poco más por lo que los tendré en la nueva barra del blog.
  • Los sitios en esa barra no son necesariamente mis obras, pero igual tengo estrictamente historia con esos o significan algo para mí.
  • El próximo gran proyecto no tendrá que ver con el blog. Tenía algo planeado a la mitad del año, pero fue cancelado por enésima vez. Por suerte se me ocurrió algo mejor desde entonces.
Y pues nada, eso ha sido todo lo que se tenía que contar. Hay tanto que nadie más va a decir y alguien tiene que hacerlo, y escuchar lo que otros digan sobre esos temas me motivó más a trabajar en esto. Eso es algo que extraño de los días de cuando publicaba en una comunidad y podía ver frecuentemente el trabajo similar de otros, pero ahora solo tengo que ser más dedicado en encontrar a otros creadores de contenido con temas similares.

Al menos espero que estén tan satisfechos como yo.

martes, 24 de diciembre de 2024

¿El Tokusatsu nunca será mainstream?


Esta cuestión fue levantada de una de las maneras más inoportunas para mí. Básicamente, el año pasado Simon Bennett –“reconocido” productor de Power Rangers– dio una opinión que causó una de las más incómodas controversias entre los fans del tokusatsu: afirmó que para que Power Rangers alcance una audiencia mainstream tiene que alejarse de sus raíces del tokusatsu, que era exactamente el material adaptaban lo que ha impedido que la franquicia pase a ser más que un nicho. Incluso agregó, como explicando el rechazo hacia tal material, que durante las reuniones en las que examinaban el metraje para adaptarlo les daba risa que en esas series se tomen enserio a los juguetes de plástico y los monstruos de goma. Ahora, yo no soy para nada fan de Power Rangers y no me importa en lo absoluto lo que uno de esos productores gringos opine sobre Super Sentai, pero igual me interesó la reacción que causó en los fans. Lamentablemente me quedé con las ganas de que alguien llegase a una respuesta valiosa sobre ello, y como justamente la cuestión sobre si el tokusatsu nunca será mainstream ya se estaba formando en mí desde hace mucho (aproximadamente desde que empecé a ser fan), decidí finalmente indagarlo yo mismo.

Ahora, como este es un tema tan complejo con tanto que destapar, también abordaré estas otras importantísimas cuestiones: ¿Qué es el tokusatsu? ¿El tokusatsu ya es mainstream? ¿Por qué el tokusatsu no es mainstream? ¿Realmente el tokusatsu necesita ser mainstream? Así que empecemos con este desquiciado ensayo.

Haruo Nakajima en la filmación de 'Godzilla' (1954)

Lo primero es definir qué cuenta como tokusatsu y qué no, ya que el término ha sido bastante difundido (y en muchos casos incorrectamente utilizado) por sus propios fans. Está bien sabido que el estilo de efectos especiales empezado por Eiji Tsuburaya en Godzilla (1954) definió el tokusatsu y que las series que siguieron su estilo como Ultraman (que también contó con el mismo Tsuburaya) así como Kamen Rider y Super Sentai y las otras producciones de esa calaña también entrarían bajo tal definición. Con eso sería fácil identificar qué obras se consideran tokusatsu: películas o series japonesas de fantasía/ciencia ficción que emplean muchos efectos especiales, teniendo en común el uso de efectos prácticos como botargas y maquetas. Bueno, ojalá la definición fuese tan simple y específica, pues algunas marcas reconocidas como tokusatsu han discrepado con las normas de esta. Super Sentai fue adaptado por Haim Saban, dando así la serie con actores estadounidenses y metraje de acción japonés conocida como Power Rangers, que por dicho metraje podría también considerarse como tokusatsu a pesar de no ser enteramente de Japón. Incluso el mismo personaje que originó el género, santo Godzilla, tendría algunas adaptaciones estadounidenses que además de ser extranjeras también usarían el muy distinto estilo de efectos especiales de las superproducciones de Hollywood.

Por tan extraño que sea, hay una gran cantidad de gente que considera esas películas hollywoodenses de Godzilla como tokusatsu a pesar de que no se parecen en nada a lo que asociamos con el género. Si piensas que esto complica mucho lo que definiría el género, pues qué mal porque se pone mucho más confuso. Esto de que todas las obras de ciertas franquicias ya sean tokusatsu solo por pertenecer a ésas, como es el caso de los fans de Godzilla, resulta en más aberraciones como que se diga que el anime Fuuto Tantei (spin-off de Kamen Rider W) también sea llamado tokusatsu por algunos. Así que el anime también puede ser tokusatsu, interesante. ¿Y qué hay de esas series como Armor Hero de China? ¿Eso también cuenta? ¿También cuentan todas las imitaciones del tokusatsu hechas en Asia? Hanuman Vs 7 Ultraman (1974, Tailandia) también lo es, ¿verdad? Ay, nací para vivir las mejores paranoias.



Bien, ¿por qué siquiera importa la semántica sobre lo que debe considerarse tokusatsu? ¿No podemos dejar que cualquier chiflado de internet llame tokusatsu a todo lo que le dé la gana y todos seamos felices? Pues podríamos, pero eso sería una respuesta demasiado aburrida y no nos ayudaría en nada en lo que estamos discutiendo ahora mismo. Digo, la cuestión de si el tokusatsu ya es mainstream depende enteramente de qué definas como tal. Si estamos de acuerdo con que las películas de Godzilla de Legendary son tokusatsu, entonces también lo debería ser Pacific Rim, Transformers, y todas las películas de monstruos de Hollywood, por lo que la inmensa fama de ésas ya haría que el tokusatsu sea mainstream. Si piensas que eso ya sería una exageración, sólo piénsalo, si no es necesario que una película sea japonesa para que cuente como tokusatsu, entonces por qué algo como Star Wars no entraría bajo esa definición. La trilogía original en particular destacaba por sus efectos especiales, en su mayoría efectos prácticos, y contar una aventura fantástica con varios personajes representados por botargas. De hecho, se puede argumentar que no hay tanta diferencia, al menos temáticamente, entre las películas de superhéroes americanas como la saga The Avengers y los superhéroes japoneses como Super Sentai y Kamen Rider, y como esas películas también usan muchos efectos especiales (aunque son muy distintos a lo que asociamos con el estilo tokusatsu) también se les podría considerar como parte del género. Entonces, como Star Wars y Marvel son de las marcas más reconocidas mundialmente, podemos concluir que, en efecto, el tokusatsu ya es mainstream… quizás, más o menos, no realmente.

Seguramente esta discusión te debe haber recordado a otra similar que también ha sido ampliamente debatida: la del anime y manga, si esos términos deberían ser exclusivos de las producciones japonesas o si puede extenderse para referirse a otras series/comics con estilos similares. Afortunadamente el abuso de esos términos también me ha fastidiado y ya había llegado a algo sobre ellos.

Verán, yo sí afirmo que el manga debe ser un término que se use para referirse exclusivamente a las historietas japonesas, y que a su vez el anime solo se refiere a las películas y series animadas de ese país. Para mí, no se trata de que el anime o el manga tengan un estilo particular que se pueda replicar, ya que incluso en esos el estilo varía demasiado como para decir que todos siguen el mismo molde. La mayoría reconoce el estilo de Osamu Tezuka, con los ojos grandes y las expresiones exageradas, como lo que define el manga, pero el estilo artístico en realidad varía enormemente entre los diversos géneros y autores. Están los ‘gekiga’ (como Golgo 13) que tienen una ilustración más disciplinada, con más realismo y detalle, así como los mangas para chicas (shojo y josei) también tienen un estilo algo diferente. Que un comic o una serie animada tenga un estilo de dibujo parecido al de los producidos en Japón no los vuelve anime o manga, ya que esos términos no se refieren exactamente a un estilo estético, sino que hemos adaptado esas palabras para referirnos convenientemente a las historietas y animaciones producidas en ese país, que suelen tener un estilo muy distintivo. Para darles un caso similar: en los países anglosajones se refieren a las telenovelas producidas en Latinoamérica como “telenovelas”, adaptando nuestra palabra para referirse a lo que ellos conocen como “soap opera”. Simplemente resulta bien útil adaptar tal palabra para que uno sepa exactamente el tipo de serie al que uno se refiere al usarlo, y no necesito explicar qué hace a nuestros dramas televisivos tan particulares.

Así que para terminar de una vez las ridículas discusiones sobre si King Kong o Star Trek o Doctor Who son tokusatsu: No lo son, ni de cerca, ya que “tokusatsu” no se refiere exactamente a efectos prácticos o botargas o monstruos o héroes transformados (o si no temes quedar como un pretencioso: “producciones baratas y cursis”), sino estrictamente a películas y series japonesas que usan muchos efectos especiales, independientemente de qué traten o qué clase de efectos empleen. Es cierto que en japonés “tokusatsu” es un término genérico que usan para referirse a “efectos especiales” por lo que los japoneses sí pueden usarlo para referirse a producciones con efectos especiales independientemente de su país de origen, pero la palabra ‘manga’ también significa literalmente historieta en japonés y por ello en ese idioma pueden utilizarlo para referirse incluso a historietas extranjeras. En este sentido, palabras como manga, tokusatsu e incluso telenovela vendrían a ser términos polisémicos con significados más específicos en otras lenguas.

Ninguna de las películas de monstruos o de superhéroes de Hollywood son tokusatsu por ser totalmente ajenos al género en términos estéticos, metódicos, culturales, filosóficos y geográficos. Esto también significa que las películas “kaiju” de occidente como las del Monsterverse no son realmente tokusatsu a pesar de ser productos oficiales de la marca Godzilla, así como el Spider-Man de Toei (1978) sí es tokusatsu a pesar de ser parte (distantemente) de una franquicia estadounidense. Por otro lado, obras como Kamen Rider Los Caballeros Dragón, Power Rangers y Hanuman Vs 7 Ultraman (que fue parcialmente producida por Tsuburaya), son más debatibles por tener metraje producido en Japón con su estilo característico, aunque me inclino a decir que sí lo son. Lo que definitivamente no encaja para nada como tokusatsu son las series animadas, ya que la misma palabra se refiere a efectos especiales y no a animación. Por eso Pretty Cure, Fuuto Tantei y los animes de GARO no forman parte del género, ya que sino todos tendríamos que aceptar que Kinnikuman y Bobobo-bo Bo-bobo son los mejores tokusatsus de la historia.

Por supuesto, yo no soy una autoridad para decidir qué es tokusatsu y qué no. De ninguna forma voy a convencer a todos a estar de acuerdo conmigo sobre este tema. Al final del día la palabra “tokusatsu” no está en el diccionario por lo que no existe una definición objetiva de lo que es. Sólo doy mi opinión de lo que es el género, y como también coincide con lo que Simon Bennett (probablemente) se refiere al decir que no se puede alcanzar al público mainstream con este, servirá para el resto de la discusión.

La trilogía Chouseishin de Toho

La falta de fama de las series tokusatsu en occidente no debería ser de extrañar en lo absoluto, considerando que aparte de Power Rangers (que ni siquiera estoy seguro si cuenta), estas no son distribuidas oficialmente en nuestros países. Son productos mayormente inaccesibles para la mayor parte del planeta, sin forma de darse a conocer y teniendo cosas diferentes a lo que la mayoría estamos acostumbrados. Pero… no sabemos si es por una especie de rechazo por lo asiático o preferencia por lo que hacen los gringos. No es ni mucho menos por algún nacionalismo, después de todo ninguno de los que leen esto son de Estados Unidos para solo querer consumir lo producido en ese país. La realidad es que el tokusatsu es tan desconocido en mi patria como en el territorio de los gringos, y los comentarios despectivos hacia este no son diferentes a los de allá. Aunque, tampoco es como si Japón no tuviese colonialismo sutil presencia aquí.

Hay grandes marcas reconocidas como Dragon Ball y Pokémon que tienen legiones de fanáticos por todo el mundo, varias de estas ya establecidas como vacas sagradas aquí por la impresión que causaron en su auge, son ÍCONOS de Japón que también marcaron al resto del mundo. Y, aun así, está claro qué tienen esas franquicias en común. No solo estas han sido crucialmente localizadas con doblajes y otras alteraciones que omitan elementos japoneses que puedan ser difíciles de entender para el público internacional, sino que tienen una fuerte caricaturización en sus personajes y escenarios, al punto que no estemos viendo gente japonesa en lo absoluto en el producto final localizado. El supuesto atractivo universal de las caricaturas no puede ser pasado por alto como una razón por la que el anime, manga y los videojuegos cuentan con significativamente más popularidad en occidente que el tokusatsu y el cine japonés general. Desde el principio se planteaba en Japón que la animación podría atravesar barreras lingüísticas y culturales que el live action no podría, y con los repetidos éxitos que han tenido varias franquicias de anime tras ser distribuidas internacionalmente, puede que hayan confirmado una incómoda verdad.

Lamento tener que haber llevado la discusión hacia esto, y que yo sea el que lo diga, pero realmente sospecho que el racismo y la xenofobia pueden ser grandes factores del porqué el tokusatsu no ha conseguido popularizarse tanto en otros países. Pedir que estas extravagantes series asiáticas sean ampliamente reconocidas en nuestras tierras suena absurdo cuando nuestra preferencia en el entretenimiento refleja el eurocentrismo que nos han inculcado y la maldita influencia de Estados Unidos en el resto del mundo. En serio, CUÁNDO han visto una franquicia de películas o series de Asia (no animadas) que sean tan reconocidas como las superproducciones de Hollywood. (Y no, cosas como los K-dramas y las películas de Akira Kurosawa y Wong Kar Wai son tan nicho como el tokusatsu.) Debería preguntarme si Capitán Tsubasa hubiese sido igual de bien recibido en mi país si fuese interpretado por actores reales. Ciertamente el anime de Death Note es mucho más conocido que sus adaptaciones en live action.

Es curioso, uno debería haber superado varios prejuicios para apreciar el encanto del tokusatsu, pero según mi experiencia no es muy infrecuente ver comentarios irrespetuosos hacia el género dentro del mismo fandom. El lado más escabroso ha sido el de Godzilla y el kaiju eiga, y los sucesos que llevaron a eso son de lo más chistosamente chocantes. Muchos conocieron la franquicia por la película americana de 1998, y las reacciones hacia el resto de la filmografía crearon una interesante división entre los fans. Por un largo tiempo había quienes argumentaban que la cinta de Roland Emmerich era superior a las de Toho, en su mayoría señalando los efectos “baratos” y las tramas absurdas para defenderse. Godzilla ’98 siempre fue controversial entre los fans, tanto por su alejamiento al estilo tokusatsu como por ser una rara interpretación del personaje, por lo que ese particular tipo de opinión opuesta creaba varias acaloradas (e incómodas) discusiones. La típica discusión sobre un pésimo remake de Hollywood no estaba tan de lado del original al parecer, ya que no era como si Godzilla tuviese muy buena reputación en occidente, al menos en esos tiempos. La clara infantilización de la franquicia, los malos doblajes y los comentarios despectivos sobre los trajes de goma ya habían vuelto a Godzilla un objeto de burla en occidente desde mucho antes que 1998.

Aquellos que buscaban ser fans del personaje de Godzilla sin conocimiento de antemano de su origen fueron los que más les costó entender el tokusatsu y el estilo cinematográfico japonés en general. Era común oír cosas como “me gusta Godzilla, a pesar de que sus películas son muy falsas”, prácticamente había una gran porción que quería que Godzilla no fuese tokusatsu en primer lugar. Cuando llegó la nueva versión americana del lagarto en 2014 y vinieron más fans a decir que la película de Legendary era mejor que las de Toho fue la segunda ola de comentarios prejuiciosos, despectivos y hasta abiertamente xenofóbicos.

La falta de entusiasmo del lado de los fans del cine kaiju hacia los henshin hero lo atribuyo a que muchos de esos lamentablemente no saben apreciar los efectos prácticos. En general ese rechazo que tiene la gente hacia las botargas, las miniaturas y demás convenciones del tokusatsu, y la veneración a lo “hecho en Hollywood” es probablemente el mayor factor del porqué este género no es muy famoso. Mi hermano no hacía más que molestarse cuando hice que viésemos una película de Godzilla juntos, y lo mismo pasó cuando traté de ver un episodio de Fiveman con un amigo, el mayor punto en común era que les disgustaba enormemente los efectos y que ambos adoran franquicias estadounidenses como Star Wars y Marvel (y de hecho ven casi exclusivamente películas de Hollywood). Estoy seguro que habrán visto este tipo de rechazo al tokusatsu de parte de ese mayoritario sector, esas burlas y comentarios como, “¿por qué no simplemente le meten más dinero y lo hacen como en Estados Unidos?” Digo, es común que la gente señale malos efectos especiales de otras producciones y digan “se parece a Power Rangers” como si fuese algo negativo.


Estoy haciendo un enorme esfuerzo por resistirme a decir que Power Rangers es el mayor culpable de darle mala fama al tokusatsu. La “adaptación” de Saban era todo menos un producto tan honesto e inspirado como el material original. Los villanos fueron vueltos un chiste; los temas complejos, historias dramáticas, personajes grises y crítica social fueron omitidos y reemplazados con nada, o con sinsentidos; el dialogo ridículo hasta para niños, la falta total de seriedad en la actuación (con esos horribles gritos “jaiyaaaa” en las peleas) y las moralejas simplonas hacían la serie el mismo despropósito que la mayoría de las caricaturas infantiles de esa época. Power Rangers no hizo nada para elevar el tokusatsu o dar una buena impresión de este en occidente, y como justamente la primera iteración fue la más famosa (por ser un producto novedoso para su momento), no es difícil ver porqué muchos tienen una impresión tan negativa del género, y porqué esa franquicia usualmente no recibe tanta consideración además de la nostalgia. Quizás estoy exagerando, la reputación pudo haber sido inevitable en otros países por otros elementos difíciles de entender para los extranjeros.

No puedo decirlo con certeza, pero creo que el tokusatsu tiene todo en su contra si busca ser mejor conocida y valorada en occidente. Los fans celebramos cada nueva entrega de las series que nos gustan y deseamos que tengan el éxito y veneración que merecen, pero la realidad es que este nicho ha estado luchando por mantenerse relevante desde un buen tiempo. No es infrecuente oír a los fans veteranos quejarse de que no haya tanta variedad en cuanto a series o películas del género en los últimos años, y que principalmente predominan las marcas reconocidas como Ultraman, Kamen Rider y Super Sentai; y por otro lado también está el largo período de ausencia que tuvo Godzilla después del fin de la Era Millennium en 2004, y que las únicas dos películas hechas por Toho en 2016 y 2023 hayan tenido un enfoque tan diferente a las usuales tramas de peleas de monstruos y efectos tradicionales tokusatsu.

La saga Godzilla tuvo poco éxito en los 2000s, las películas estaban recaudando cada vez menos y cuando el director Ryuhei Kitamura llegó para dirigir la última película (Final Wars), tuvo cierto escepticismo sobre lo que la saga estaba haciendo en esos años. El criticó las películas de los 90s y 2000s por no evolucionar en su ejecución, “Los niños de ahora ya vieron Matrix y El señor de los anillos, no puedes convencerlos con los mismos efectos, por supuesto que se ve como un hombre en una botarga”, alguien incluso le dijo al director “¿Vas a trabajar con Godzilla? Eso solo les gusta a los niños y a los otakus”. Toho definitivamente entendió con el fracaso de las últimas películas del monstruo en los 2000s que no pueden igualar en espectáculo a las producciones norteamericanas. Por eso es que el Monsterverse sí se permitió volverse un circo de monstruos dándose cachetadas mientras que Toho ahora apuesta por filmes más serios y artísticos para el personaje, también alejándose de los efectos prácticos que caracterizaban la franquicia para emplear efectos por computadora con la intención de estar a la par con las producciones extranjeras.

Los Henshin Hero continúan con la mayoría de las tradiciones del tokusatsu, pues su forma de operar es diferente y tienen otros recursos que los mantienen rentables en la actualidad, aunque esas ventajas pueden también ser la razón por la que son nicho. Por una parte, está el eterno atractivo infantil en sus premisas, por lo que siempre habrá niños que les guste y quieran comprar los juguetes y así financiar las series, pero el enfoque hacia ese público inevitablemente alejará a gran parte del público adulto por el estigma que hay hacia gustar series para niños. Al menos los efectos prácticos persisten en esas series y no creo que hay que temer que sean reemplazados en el futuro, pues siempre serán la opción más rentable teniendo en cuenta el presupuesto limitado de los episodios de series de televisión comparado a las películas. Ya hay expertos en hacer este tipo de efectos y entusiastas de este estilo en la industria que quieren continuar la tradición, así como nosotros los fans que disfrutamos este método cinematográfico. Sin embargo, viendo que la gente que lo aprecia son justamente gente curtida en la industria, otakus y niños, podemos confirmar que efectivamente, el tokusatsu también es un nicho en Japón.

Las series B-Fighter de Metal Hero

Cabe mencionar que algunas personas prominentes en la industria ya opinaron sobre la posible globalización del tokusatsu y los retos que supondría. En esta entrevista, el productor Shinichiro Shirakura mencionó que algunos conceptos establecidos en el género serían muy difíciles de entender para el público occidental, dando como ejemplo las secuencias de transformación presentes en el tokusatsu (y en animes como los de chicas mágicas), algo como eso nunca se ve en los superhéroes americanos, ya que eso “no sería realista”. En general, las producciones de occidente siempre buscan cierto realismo en cómo presentan sus películas, incluyendo las que son altamente fantasiosas. Puedes notar ese enfoque realista en el actuar y, más importantemente en este tema, los efectos especiales. Hollywood, la industria mejor financiada del cine en el mundo, siempre buscó usar los mayores avances tecnológicos para crear efectos que sean tan realistas que sean indistinguibles de la realidad. Cualquier cosa que no cumpla con el fotorrealismo buscado no sería ni considerado para sus películas, fue por eso que al principio crearon esa aberración “realista” para el primer tráiler de la película de Sonic hasta que se dieron cuenta que a nadie le gusta y lo volvieron un poco más como su diseño caricaturesco original.

Ahora, aparte de las limitaciones técnicas y de presupuesto que tienen el cine y la televisión japonesa, yo sí creo que hay más significado en el estilo característico de los efectos especiales del tokusatsu. El crítico e historiador de cine japonés Donald Richie teorizó en uno de sus libros que en Japón se sigue cierto enfoque en la “presentación” en contraste al estilo de “representación” que siguen el cine americano y europeo. Él describe que el estilo de representación busca emular y reflejar la realidad lo más cercanamente que se pueda, y que esto se extiende a todas sus decisiones artísticas. El estilo de presentación, empleado en Japón, busca crear una propia realidad en vez de recrear la nuestra, potencialmente dando prioridad a cosas como las emociones y la estilización por sobre el realismo.

Que el arte japonés siga un estilo de “presentación” podría explicar perfectamente el estilo y las peculiaridades del tokusatsu. Por ejemplo, en la clásica película kaiju ‘Frankenstein Vs. Baragon’, hubo una escena en la que el monstruo Baragon ataca una granja y derriba un caballo (representado por una miniatura del animal), la escena se ve muy falsa y hasta un asistente preguntó por qué simplemente no superpusieron imágenes de caballos reales ya que tenían la tecnología para hacerlo, a lo que el director Eiji Tsuburaya le respondió “¡Porque usar un caballo miniatura es más divertido!”. Como este enfoque estético busca presentar algo que se parezca lo suficiente a lo que quieren mostrar (con trajes y miniaturas), la composición de escenas y la dirección también se permiten darle toda la espectacularidad que quieran con tal de que transmita lo suficiente lo escrito en el guion. Un claro ejemplo de ello serían los llamados “roll call”, no tiene nada de sentido que un guerrero se ponga a presentarse en medio de una batalla o que salgan explosiones y otros adornos visuales mientras lo hace, aparte de que se ve absolutamente genial.


Otro de los que defienden el tokusatsu es el famoso director Hideaki Anno. A principios de la década pasada había expresado su preocupación acerca de que se pierdan las tradiciones del tokusatsu, y él junto al director Shinji Higuchi (de la asombrosa trilogía de Gamera Heisei) buscaron reavivar el género con películas como Shin Godzilla y Shin Ultraman. El tokusatsu había influenciado sus obras (incluyendo Evangelion), y con la veneración que le tiene describió de forma interesante este estilo, diciendo que el CGI no produce la misma presencia de lo que se puede observar a simple vista, y que la mera tangibilidad de las miniaturas es lo que les da una precisa autenticidad en la percepción humana. No podría estar más de acuerdo con esa idea y esa es una gran razón por la que estuve atraído hacia el tokusatsu en primer lugar. Cuando era niño, cosas como el King Kong de 2005 no me hacían ninguna gracia, se veían claramente como imágenes irreales creadas por computadora y no me transmitían casi nada, mientras que ver las maquetas y los trajes de los megazords en Power Rangers eran de lo que más me causaban asombro. Hasta ahora un buen trabajo de efectos prácticos me encanta, y me apena que no se les tenga tanta consideración hoy en día. Una de las mayores decepciones recientes para mí fue Godzilla Minus One, no solo no hizo nada notable con su miserable idea, sino que uno de los tokusatsus que más atención recibieron (al punto de ser premiada en occidente) fue justamente uno de los que abandonaron el estilo de Eiji Tsuburaya.

Hasta cierto punto es cierto que hay cosas a las que uno tiene que adaptarse si quiere ser fan del tokusatsu y no está familiarizado con ello, pero otros elementos criticados parecen venir de un tácito favoritismo por lo occidental. Que a alguien le cueste aceptar los efectos lo puedo entender, ya que hay una línea subjetiva en el realismo con el que uno quiera tomarse una obra de ficción. Pero criticar cosas como la actuación o la “absurdez” de las premisas y situaciones de las tramas ya es inculto y pretencioso. Las actuaciones ocasionalmente exageradas encajan con el estilo de “presentación” del que hablé anteriormente, así como siendo un homenaje al teatro kabuki (del cual el tokusatsu tiene gran parte de sus raíces). Sinceramente, yo no veo cómo las tramas de Gamera, Super Sentai, Kamen Rider y GARO sean más ridículas que las de varias vacas sagradas de occidente como King Kong, Star Wars, RoboCop y Batman. Acaso no es describir a Batman como “un millonario sádico que en la noche se viste de murciélago y va a pegarle a los pobres” una horrible simplificación que ignora muchas facetas importantes y no le hace justicia al concepto, claro que lo es, así como también lo es describir las series tokusatsu como "tipos en trajes coloridos pegándoles a monstruos de goma". Ven, es esa xenofobia de las que les hablaba. Está bien si los gringos hacen algo ridículo, pero se burlan cuando los asiáticos hacen lo mismo.

Gamera 3: Iris Kakusei - En mi opinión, la cumbre del esplendor visual del tokusatsu

A todo esto, ¿de verdad creen que el tokusatsu necesita ser mainstream? Personalmente creo que no le vendría mal ser un cuanto mejor conocido mundialmente. Si esas series fuesen exportadas oficialmente a mi país y pudiese apoyarlas sería genial, pero creo que solo hasta cierto punto sería mejor visto ser fan de estas. Solo miren cómo los videojuegos y el anime se han expandido y han recibido más reconocimiento recientemente, pero en gran medida los gamers y los otakus siguen teniendo estigma hacia ellos.

Para Simon Bennett las tradiciones del tokusatsu limitan a Power Rangers y para que se vuelva una serie “mainstream” tendría que abandonarlas. Seguro que si él hiciese una serie más “seria” con más realismo y un presupuesto más elevado pensaría que lo que hace está por encima de cualquier tokusatsu. Prácticamente repitiendo la película de 2017, tratando de buscar a la audiencia de Marvel y DC, y quitando lo que parezca “cursi”. Si así creen que conseguirán una mayor audiencia para el supuesto reinicio de la franquicia, pues háganlo, a ver si a alguien le importa.

Se que muchos quisiéramos que nuestros gustos sean más respetados y que tengan más reconocimiento mundialmente, pero yo personalmente no tengo un problema con ser fan de un nicho. Siempre habrá que gente que te mirará de menos por tener un hobby o gustar de algo diferente. A menos que solo quieras encajar y aceptar los deportes como el único pasatiempo aceptable (hoy en día hasta la lectura es visto como algo frívolo y afeminado), o seas tan pedante para decir que los cuentos de hadas y las historias de superhéroes no son verdadero arte, no veo qué tiene de extraño disfrutar del tokusatsu. Los que somos fans podemos apreciar Choujin Sentai Jetman, Ultraman Tiga y Kamen Rider Agito y reconocer que no son solo entretenimiento, que también son valiosas obras de arte con profundos mensajes; o también podemos simplemente pasar un buen rato con series como Go-Onger y Kamen Rider Drive, y saber que los que no saben apreciar esas obras se pierden de algo verdaderamente especial. Cuando era niño mi familia se burlaba de que me gustara la lucha libre y eso hizo que me avergüence y deje de verlo, ahora que me volvió a gustar ya de adulto no podría importarme menos lo que los demás piensen de ello. Si eres fan del metal o el K-pop entenderás que no a todo el mundo les va a gustar esa música y que no hay nada de malo con eso ya que todos somos especiales y obviamente todos tenemos gustos diferentes. Ahora sólo me queda decir: El tokusatsu es vida, al diablo los haters.

viernes, 22 de noviembre de 2024

Mahou Sentai Magiranger: El reto de creer en la magia de Toei


Más allá de la nostalgia, la añorada estabilidad comercial y la comparación con nuevas temporadas peor recibidas, la discusión sobre cómo envejecieron los Super Sentai de los 2000s y cuánta importancia tuvieron no me parece haber sido explorada lo suficiente. Esto solo acrecienta más la extrañeza de la actual veneración hacia varias de estas: como es el caso de Mahou Sentai Magiranger la cual si bien no es de las más populares, la devoción de sus fans y los puestos elevados en los que lo ponen en sus listas demuestra que merece ser examinada nuevamente.

En retrospección, lo interesante es el porqué varios fans veteranos habían reaccionado hacia esta con escepticismo o poco entusiasmo. Durante los 2000s había cierta noción de que Super Sentai se estaba quedando atrás comparada con lo que los demás tokusatsus estaban haciendo en esos mismos años: series arriesgadas que traían un realismo, complejidad y ambición inéditos en este tipo de ficción, con Nexus para Ultraman y el transcurso de Kuuga a Hibiki para Kamen Rider definiendo esa corriente. Si las nuevas temporadas no hacían mucho por la renovación del tokusatsu, y súmese otros cambios controversiales, entonces uno en aquel entonces se cuestionaría si Toei aún tenía lo suyo en cuanto a crear equipos de guerreros de colores.


De hecho que había motivos para quejarse de lo que Super Sentai hacía, ¿se acuerdan de esas interminables quejas sobre el CGI o de que habían demasiados mechas? Por lo menos no creo que haya habido falta de entusiasmo o pasión en la producción de estas series. El productor Jun Hikasa, viniendo de trabajar en Metal Hero, parecía ver el potencial de lo que se podría lograr en Super Sentai por lo que trajo innovaciones y ambición aún si Toei no tenía toda su atención en la franquicia. Hikasa estuvo a cargo de todas las temporadas desde GoGoFive hasta Abaranger y varias de esas series han sido aclamadas por diferentes motivos. Él trajo realismo y ambición al cómo se presentaban las historias, los personajes tenían viveza y se comportaban de acuerdo a la época. Claro que muchos señalaban que desde sus series empezaba a aumentar el mercantilismo (especialmente por sus estúpidos bellos mechas), pero vamos, él es el que nos dio Gaoranger Vs. Super Sentai, posiblemente la celebración más ambiciosa vista en el tokusatsu en su momento que incluso trajo actores de series pasadas. Pero desde la salida de Hikasa en 2004 y la llegada de otro productor, Hideaki Tsukada, es cuando veríamos otra evolución de lo que se estaba haciendo en aquellos años.


Sabiendo que Hideaki Tsukada tiene una gran afición por los mangas shonen, y por cómo manejó sus otros sentai (Dekaranger, Gekiranger, Kiramager), no es difícil identificar todos los cambios más juveniles con los que compondría a Mahou Sentai Magiranger y la diferenciaría de lo que los fans estaban acostumbrados. Sólo miren cómo en los dos sentai anteriores que estaban compuestos por hermanos, Fiveman y GoGoFive, tenían al hijo mayor como el líder del equipo. Es lógico, quién más iba a liderar sino el más maduro y experimentado, pero en Magiranger el que dirige el equipo resulta ser el chillón hermano menor. Super Sentai ya había experimentado con algunos rojos bulliciosos cabezotas inspirados en protas descerebrados de anime, y en este punto ya estaban tan cómodos con el concepto que de líder tenían a este pibe que en su primera aparición hace algo que de no ser por lógica de tokusatsu se hubiese matado. El resto de los hermanos siguen otros estereotipos y tendencias de la época, y muy en común tienen el lado humorístico enfatizado en su caracterización (Makito y Houka siendo los mayores y siendo los más payasos prueba mi punto). En contraste, los hermanos Ozu enfrentan el perder a su madre y tener que librar la batalla contra Infershia que dejó su familia, sin saber algo sobre ello y teniendo otros problemas personales, por lo que no se puede decir que nada interesante esté ocurriendo o que falte un toque dramático en la premisa. Pero la forma en la que se maneja la trama tiene sus propias arbitrariedades que podrían entorpecer la narrativa general de esta serie.


La magia como la temática principal ya levantaría algo de duda. No realmente por usar la popularidad de sagas de fantasía contemporáneas como Harry Potter y The Lord of the Rings como su promoción, sino por el reto que supondría adecuarlo a las convenciones de Super Sentai. Hay un motivo por el que la gran mayoría de los sentai del siglo pasado casi nunca usaban magia para pelear, y por qué por el contrario era usual verlo usado por los villanos, y es que, no es virtuoso ganar usando brujería en vez de tu propia fuerza. Dónde quedaría el esfuerzo por triunfar sobre la fuerza del mal si se pudiese resolver mágicamente: esa es la razón por la que ni a Shotaro Ishinomori ni a Toei se les ocurría usar esa temática para sus héroes normalmente. Pero el género había pasado por varios cambios a lo largo de las décadas, con las tendencias cambiando y con Toei queriendo hacer algo novedoso, eventualmente llegaríamos hasta esta serie, y de hecho parecían estar conscientes de estas implicaciones y posibles críticas porque implementaron este elemento con cierta perspicacia.


Ahora, reconozco que no sé tanto de sagas centradas en la fantasía y lo místico por lo que no conozco bien cómo esas la utilizan, pero mi impresión es que en esas historias la magia es como un arte marcial (o algún deporte) que se debe dominar por lo que requiere aprender ciertas disciplinas y es toda una trayectoria de aprendizaje. ¿Cómo ejecutó Magiranger este concepto? El mismo opening explica al principio que la magia es un viaje a lo desconocido, y más importante, es una prueba de valor. Aparte de desconocer lo que significa “yuuki”, si se trata de valor o coraje o valentía o lo que sea, tampoco ayuda que la serie lo trate con vaguedad y que en retrospectiva puede haber dado inicio a otra tendencia de la que avergonzarse. Si volaste con lo que acabo de decir, a lo que me refiero es que el “yuuki” vendría a ser el precursor de cosas como el brave, la imagineshon, la suerte tras los yosha luckys, y el bendito kiramental; todos esos disparates referidos como fuentes de poder, totalmente arbitrarios e infantiles.


Esto es indudablemente otro concepto sacado del anime, y si bien no creo que Magiranger sea el peor caso, tampoco es la excepción de que puede hacer peor a la serie. Ese vacío al ver que algún problema sea resuelto con un deus ex machina (en este caso, el hechizo de la semana) es algo que lamentablemente sentirás muchas veces, incluyendo en sucesos importantes de la trama principal, a lo largo de esta serie. Curiosamente, el guionista principal Atsushi Maekawa estuvo en contra de que la magia sea utilizada sin consecuencias en otra serie que él escribió, por lo que realmente trató que para cada una de esas instancias los hechizos vengan con una enseñanza o sabiduría. No siempre estas lecciones tienen mucho sentido o se incorporan muy bien al episodio, pero por la fineza con la que son transmitidas son significativamente superiores a lo sermoneadoras y sosas que son en las series para niños estadounidenses.


El resto de los aspectos habituales de Super Sentai tiene sus lados buenos y malos en esta temporada. Empezando por los villanos: este es otro punto irregular pero que realmente no está tan mal una vez que te pones a mirarlo detenidamente. Definitivamente Infershia no tiene los personajes más profundos o siquiera impresionantes que se hayan visto en el tokusatsu o siquiera en esta franquicia, incluso cuando tratan de hacer algo con ellos en cualquier punto de la trama principal. Debería de sorprender que todo el lore está bastante bien construido y que lo mejor que se cuenta sobre ellos, en especial su historia con Wolzard/Blagel, suena mucho más chévere que todo lo que realmente vemos en la serie. Lo que más se destaca de los antagonistas de Magiranger son sus exquisitos diseños y conceptos de personaje. Ya habíamos visto varios de los diseños intimidantes y/o creativos de Tamotsu Shinohara en temporadas como Turboranger y Kakuranger, y en esta ocasión Toei nuevamente dejó que el tipo sea todo un demente y vuelva a tener control total de los diseños de los villanos. Aparte de las obvias limitaciones como tener que hacerlos antropomorfos para que puedan ser actuados debidamente, Shinohara acierta en darle giros interesantes a varias criaturas mitológicas y en componer monstruos con aspectos viles, originales y armoniosos. El sólo idear cosas como un bicho monstruoso que se transforma en un taxi, o un yeti con máscara y palo de hockey, o un cíclope francotirador, y que estos solo sean un puñado de ejemplos, es exactamente el tipo de delirio creativo que nunca le vendría mal a una serie tokusatsu. La mayor ejemplificación de cómo estos conceptos salvan a los villanos de ser olvidables se da con el panteón entero de dioses del arco final de la serie: todos son enviados a morir uno tras otro en cada episodio, pero vaya que es entretenido ver lo que pueden hacer.


Combatiendo también contra la creciente apatía causada por el tono infantil y la calidad opaca de la imagen (la dolorosa norma de los sentai de los 2000s) debería estar la acción en cada episodio, solo que este aspecto tampoco funciona tan bien con el elemento mágico que quisieron incorporar. No faltan varias convenciones de las coreografías de Super Sentai como saltos con trampolín, pirotecnia para las explosiones y ocasionalmente una acrobacia riesgosa, pero parece que estaban tratando demasiado de diferenciarse de lo que se estaba haciendo en la temporada anterior. Había leído una boludez de que varios padres se quejaban de que las peleas en Dekaranger eran demasiado violentas o algo, y que por eso en Magiranger gran parte de las peleas consisten en usar hechizos, ya que estos fácilmente pueden hacerse leves y caricaturescos. De encajar con el tono de la serie sí que lo hacen, pero no creo que las coreografías compuestas en su mayoría por efectos de computadora (que frecuentemente te arderán los ojos por tener demasiado brillo) sean lo mejor que Toei puede hacer para sus series, ¿verdad? (Guarda esas lágrimas para cuando llegues a las series de los 2020s.)


Los mechas son otra sorprendente anomalía, no solo por triunfar sobre otros aspectos de la serie sino también porque difieren con el supuesto mercantilismo excesivo que se estaba formando en estos años. Siguiendo y en gran medida superando a su predecesora en darle prestigio a sus robots al no crear demasiadas combinaciones innecesarias con partes prescindibles, Magiranger presenta una respetable gama de gigantes mecánicos (¿mágicos?) que rebosan creatividad y lucen bastante poderosos. Ese concepto de basarse en elementos de fantasía y la libertad que permitían el avance de los efectos especiales dieron como resultado cosas como robots con forma de dragón, tren de vapor, un león que salta sobre aros de fuego, y mi favorito, un centauro caballero oscuro. Todos dignos de admirar, siempre y cuando el presupuesto permita que hagan algo más que mostrar escenas repetidas, por supuesto.


No tengo mucho que decir sobre la música que acompaña la serie, lo cual podrías tomar como otra flaqueza para esta o como reconforte porque tampoco es que sea una queja tan grande. Cuando terminas el primer episodio y finalmente escuchas el ending, si no te inquietas con los recuerdos que te trae de Ryusoulger (o si tuviste la suerte de no sufrir viéndola), te darás cuenta que la canción no está tan mal, pero sabes que para este punto perdimos esos emotivos y/o épicos endings a cambio de bailes, los cuales pueden salir bien en ocasiones pero no veo cómo reemplacen los sentimientos solemnes de los temas del siglo pasado. Lo mismo con el opening: no lo llamaría desagradable al oído pero no está bien endulzar demasiado el tono de esta, ni mucho menos cuando el canto tampoco suena tan emocionante y la canción se alarga demasiado (y lo mismo digo para la mayor parte de las canciones de la serie). Hombre, quién hubiese pensado en su momento que Hurricaneger sería el último sentai con una muy buena banda sonora hasta muchos años después.


Ciertamente Mahou Sentai Magiranger ha traído novedades a la franquicia, varias de estas definiendo el estilo de los Super Sentai de la era Heisei y la imagen que la mayoría tendrían de la franquicia, ¿pero es siquiera mejor en algo? Mientras que la ambición de series contemporáneas las llevaba a apuntar a un público mayor, lo que Hideaki Tsukada hacía con Magiranger no solo no parecía lo suficiente ambicioso sino que sus cambios (apuntando a algo más juvenil) parecían limitarla todavía más. Incluso viéndola de forma independiente de otros tokusatsus no podría decir que destaque tanto comparado con los sentai anteriores que alzaron la vara de otras maneras. Los cambios pueden ser bienvenidos y la era Heisei absolutamente tenía que marcar una diferencia, pero hay motivo para pensar que cosas como traer un disparate de anime como la fuente de poder, y hacer a los personajes tan exagerados y caricaturescos como los de ese medio no sea para bien. Lo que tiene de especial el tokusatsu es que es live action, lo que vemos interpretado por actores reales debería asemejarse a la realidad un tanto más que la animación, e ir en contra de eso (agravado aún más si las peleas tienen menos efectos tangibles) no nos deja con mucho de lo que lo hacía especial en primer lugar. Claro que tampoco diría que Magiranger es un fracaso total, como otra leyenda de héroes sí cumple en más de un aspecto y puede impresionar si tuviste la suerte de que sea de los primeros tokus que hayas visto. Solamente no te culparía si decidieses pasarla por alto, o si directamente detestas lo que hace.


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Leave Me Alone / Ah ma yau nan (2004)

 


Hace aproximadamente 20 años, los directores Oxide Pang y Danny Pang estrenarían dos películas el mismo mes, conectadas por una sola escena, y tratando temáticas totalmente distintas. Ambos hermanos ya habrían manejado tramas similares en sus cintas anteriores, con Oxide volviendo a explorar el terror con Ab-normal Beauty, y con Danny sorpresivamente regresando a algo similar a lo que estaban haciendo en Tailandia con la interesante trilogía de dramas que fue la saga Bangkok.

La historia de esta comedia negra se centra en los problemas distintos que unos gemelos tendrán que afrontar por separado. Kit, el hermano mayor, tenía una deuda con una banda de criminales en Tailandia; mientras que Man, el hermano menor, estaba peleado con su novio. Ambos desconocían lo que el otro estaba pasando, y tras un accidente de auto en el que Kit llevaba la identificación de Man, los dos tendrán que seguir con las identidades cambiadas y lidiar con los problemas del otro. Para el hermano mayor significa que mientras se recupera en el hospital tendrá que responder las visitas de un amante gay, y que el “débil” hermano menor tendrá que vérselas con unos malotes en un país en el que ni siquiera sabe hablar su idioma.



Lo interesante de Leave Me Alone es que tan transparente Danny Pang es con lo que quiere decir con esta, o al menos eso es lo que capto de esta. La estructura repite mucho de lo ya visto en su película anterior, 1 + 1 = 0 / Nothing to Lose, con un héroe pacifista acompañado de una bella callejera enfrentándose a unos criminales en unas locas aventuras que los harán entender y apreciarse entre ellos. Los cambios e ideas que sí trae esta película parecen algo… ¿personales? Desde lo de contar la historia de unos gemelos y enfocándose principalmente en el menor, bien entendible considerando que uno sabría más de eso al tener un gemelo mayor. Pero eso inmediatamente hace pensar que el personaje de Man revela algo más sobre la perspectiva del director, y cuando recuerdas que tal personaje es gay y gran parte de la historia se centra en ese punto, definitivamente tienes algo en que pensar. Ni siquiera es como si ese fuese un punto aleatorio que Danny haya puesto sólo por las risas, ya que en 1 + 1 = 0 también vimos la historia de una lesbiana, por lo que esa semejanza debe tener algún significado. Si crees que esto fue solo porque el director tenía un interés sobre personajes homosexuales, o si dice quiere decir algo sobre sí mismo, da para una interesante discusión. No es que eso sea algo negativo, para nada. Ese aspecto funciona excepcionalmente en darle audacia al filme y dando lugar a varias situaciones e interacciones recontra hilarantes.

De hecho, algo que admirar de Leave Me Alone es cómo difiere con el pesimismo que envolvía las obras anteriores de los hermanos Pang. Como una posible progresión en el estilo del director, una realización conseguida con lo que abordaron sus predecesoras en sus historias, y contrario a lo que se esperaría de una comedia negra, Leave Me Alone no tiene autodesprecio por ningún lado. Los personajes sí hacen frecuentemente comentarios homofóbicos hacia el protagonista, hay rechazo hacia él y a ese tipo de amor pero el guion sabe bien cómo hacerle justicia. Man consigue ser útil a su manera, diferente de un típico héroe de acción, con un increíblemente creíble balance entre caracterizaciones galanes y humorísticas. Posiblemente por no querer desperdiciar a Ekin Cheng (que por cierto interpreta a ambos gemelos) en un papel humillante, hasta los momentos en los que sus personajes son el objeto de risa hay gracia en cómo sucede. Ya sea con el espanto de Kit en el hospital con ese gay, o con Man fallando miserablemente en dialogar en tai o teniendo miedo en las peleas, todo se compensa o no termina tan mal. El hermano menor es el que más termina destacando, naturalmente: aparte de su participación en el conflicto principal contra la pandilla, un chiste recurrente es que cada vez que se encuentra con el papá de Jane le da un consejo para mejorar su apariencia, con lo que este termina viéndose irreconocible a como era al principio.

Hay personajes bien realizados con interpretaciones agraciadas, así como buenos momentos cómicos y de acción en esta divertida película, aunque no es el mejor gasto de tiempo ni para su duración. Simplemente no llega al ingenio o tener escenas tan impactantes como en las películas que Danny Pang hizo en colaboración con su hermano como Bangkok Dangerous y El Ojo, pero sí se consigue algo viéndola con el ánimo correcto… lo cual se nota porque al parecer no muchos la aprecian tanto como yo.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Ab-normal Beauty / Sei mong se jun (2004)


La tan reconocida película El Ojo es el trabajo más representativo de los hermanos Pang sin lugar a dudas. Gracias a esa cinta el mundo llegó a conocer el esplendor que son capaces de crear este dúo de directores y lo que pueden aportar al género de terror. Dos años después, uno de los proyectos individuales de Oxide Pang sería otro intento honesto de mostrar lo que puede hacer con esta clase de historias. Y es que Ab-normal Beauty no es ni por asomo una repetición de lo ya visto, pues la familiaridad no va más allá de compartir el mismo género que con sus películas de fantasmas.


Todo el elemento sobrenatural, y la discapacidad física características de The Eye son reemplazados para explorar un distinto tipo de terror y tormento psicológico, y para permitir otras libertades en la forma de mostrar y desarrollar la historia. La historia se centra en Jiney, una estudiante de artes, y en la obsesión con la muerte que despierta en ella tras presenciar un accidente de auto en el que muere una mujer. La belleza ordinaria con la que consiguió elogios en sus pinturas y fotografías no logran conmover a Jiney tanto como la de capturar el momento en el que alguien pierde la vida.
 

Lo perverso de ver criaturas morir y la percepción de la protagonista de esto como algo bello es perfecto para lo que puede mostrar una película de este género. Más allá de ser violencia gratuita, Oxide Pang consigue que su minuciosa dirección en sus tomas y la atmósfera lograda sean lo atractivo (e inquietante) de estas escenas. La película evita sensatamente ser tan gráfica para no quedar como algo cursi o de mal gusto, en su lugar retándose a encontrar retratos interesantes y hasta pintorescos de la muerte, cumpliendo sin traba el título “Belleza Anormal”. El mejor ejemplo del ingenio y elegancia de Oxide Pang al elaborar momentos inquietantes sería cuando Jiney pinta una línea de sangre en el retrato que hacía de una chica. Esas expresiones se van haciendo cada vez más intensas y macabras, llegando a incluso fotografiar el pleno suicidio de alguien y tratar de meter a alguien más en su loca obsesión. Todo lo conseguido con estas escenas son otro éxito de la maestría de Oxide Pang en relatar una historia visualmente sin tener que depender del diálogo.


Otro aspecto en el que el filme coincide con los trabajos anteriores de Oxide Pang está en cómo maneja a sus personajes, con intensas emociones y dándole un mayor enfoque al personaje principal. En sus dos dramas en Bangkok seguíamos la historia de alguien que fue mal encaminado al crimen por el resentimiento de haber sido marginado desde la infancia, y las protagonistas de El Ojo y su secuela tenían que lidiar con pérdidas y otros tormentos además de los encuentros sobrenaturales. El trasfondo que Oxide escribió para esta protagonista sería discutiblemente más aborrecible por el punto que opta como catalizador, incluso si es menos violento que lo ya visto. Jiney ni siquiera parece más trastornada para los demás o para la audiencia al principio. Su repentina atracción por la muerte es el lado perverso que descubrimos de ella, y a pesar de que en cierto punto parecería que ese lado es su verdadero ser, tampoco parece que sea meramente sadismo ya que vemos que ella contempla el matarse a sí misma y después muestra remordimiento y temor de que podría hacerle daño a alguien. El evento traumático que causó este trastorno en ella, tal como se va revelando a lo largo de la película, es que de niña fue abusada por un chico mientras estaba descuidada por su madre, y que lo mató sin que alguien más sepa.

Aprecio el sentimentalismo puesto en contraste a la crueldad que presenta el resto de la obra, pero por lo mucho que Ab-normal Beauty utilice el corazón debidamente, lamentablemente no tiene buenas respuestas para los problemas que presenta. La resolución a la obsesión de Jiney llega muy abruptamente y no resulta satisfactoria para algo que la película ya dedicó tanto tiempo en exponer. El último acto que introduce a un antagonista que trae de vuelta la violencia tampoco termina en elaborarse lo suficiente por lo poco que se explica al respecto sobre este, contribuyendo a lo poco que la película termina en conectar o cerrar sus temas satisfactoriamente. Es una pena que el guion no alcance la grandeza del resto de los elementos de la película, ya que ésta en todo lo demás es uno de los trabajos más llamativos y creativos que ha hecho Oxide Pang y que de haber sido más consistente hubiese traido más reconocimiento al talento especial de este director para esta clase de películas.

lunes, 24 de junio de 2024

¿Boonboomger es completamente inútil?


Saben, no sería justo si solo usáramos nuestra inconformidad para fregar en cosas importantes como la justicia social, también podríamos extrapolarlo a otros intereses. Solo miren al nuevo Super Sentai de este año. Durante altas horas de la noche algo sobre ésta ha resonado en mi cabeza como la angustia por la muerte. No es que haya hecho algo remarcable, sino porque no puedo responder a las preguntas, ¿qué gano al ver esta serie? y especialmente, ¿Por qué siquiera existe esta serie????

Bueno, no es como si nadie esperase algo de esta serie en primer lugar. No es ni el primer, ni el segundo, ni el tercer sentai de autos por lo que ya se sentía la falta de creatividad y la indolencia a primera vista. Y qué primera vista. Todos en el fandom han ridiculizado debidamente esos vergonzosos diseños de Bandai y deben seguir haciéndolo, por favor. (Mi favorito: Se ven como si hubiesen ordenado esos trajes por internet como Kick-Ass). Me sorprende el no encontrar algo atrayente en lo que quieren vender. Todos esos simplones coches sin alguna distinción o giro creativo, todos del mismo tamaño, de la misma forma, y pintados de un solo color. Lo mucho que me faltó apreciar la variedad y los diseños de los Trigger Machines de Patranger es lo único en lo que pienso cuando veo los patéticos vehículos de Boonboomger. El robot también se parece a Patkaiser y eso ni es lo único que lo hace poco interesante. ¿Saben qué más hace ver mal a estos pavos? Que hayamos vuelto a que Toei filme toda la serie en su estacionamiento.

Ahora la revelación: realmente no siento a Boonboomger como una auténtica serie super sentai. Por lo estancada que se siente al no intentar nada nuevo y, más importante aún, porque falla por completo en lo mínimo que debería tener una serie tokusatsu: el superheroico conflicto entre el bien y el mal. Los villanos no existen en Boonboomger. No hay ninguna amenaza, nada está en peligro. ¿Van a decirme que lanzar agua de inodoro a la gente es un gran problema que requiere superhéroes? Tampoco creo que lo sea poner vestidos a la gente, o ponerles zapatos raros, o jugar dardos. No se suponía que los “planes malévolos” de los “villanos” de este tokusatsu sean travesuras de colegiales. Ni siquiera son solo los monstruos semanales los que son un mal chiste, también están esos jefes carne de cañón, que o bien son tan patéticos que sirven como alivio cómico, o que son aún más patéticos que de verdad creen que son una amenaza aunque sabes que los matarán dentro de un par de episodios. Al carajo, mi profesora de comunicación daba más miedo que estos tipos.

Pero lo que más me irrita es la actitud de “ser un superhéroe es tan divertido” de los protagonistas. Si no hay una verdadera amenaza y todos actúan como si nada estuviese pasando, ¿por qué tendría que importarme lo que pasa en esta serie? Creo que el único punto interesante que hizo Boonboomger fue cuando se reveló que Taiya no había creado el equipamiento para salvar al mundo, sino para competir en una carrera espacial. Esto de que los héroes no sufran ninguna adversidad, no tengan razón para luchar y no se sientan heroicos no es nada nuevo y es lo que más me molesta de los sentai recientes, por lo que Boonboomger podría ser una especie de crítica a esta horrible tendencia al hacer un equipo que directamente reconoce que bien podrían no ser superhéroes. Claro que esto no hace que todos esos aburridos episodios dejen de serlo, y probablemente no fue pensado tan profundamente y le estoy dando más mérito del que merece. Pero es literalmente el único aspecto positivo que se puede decir de esta cosa.

Si Bakuage Sentai Boonboomger no entretiene y definitivamente no funciona ni en lo más básico como un Super Sentai, ¿Cuál es su razón de existir? La respuesta siempre estuvo frente a nosotros, pero no es  algo fácil de explicar o admitir. Antes del estreno, Bandai mencionó la sorpresa que fue que King-Ohger haya sido un fracaso en ventas. (Nótese que esta es la primera vez en mucho tiempo que DIRECTAMENTE dicen algo sobre el bajo rendimiento de la franquicia.) También dijeron que los de Toei y TV Asahi deberían hacer algo para hacer que Super Sentai vuelva a ser relevante, porque claramente no está siendo popular con los niños. Esto es exactamente lo que he estado diciendo por años, definitivamente hay negligencia por parte de Toei porque de no ser así, Kamen Rider también estaría sufriendo en vender en vez de estar recaudando más del quíntuple de lo que hace Super Sentai.

Así que esto responde el por qué este año se perdió la audacia que tenían sus predecesoras. Tampoco es como si volver a la antigua fórmula sea algo malo, una temporada tradicional podría salir bien si la tratasen con diligencia e inspiración, pero este es otro caso en el que se subestima a la audiencia y lo toman como excusa para ser flojos y reciclar de las series anteriores. ¿Para qué empeñarse en escribir algo significativo para esta serie si es para niños? Es por ello que Boonboomger es así de sosa y descerebrada. ¿Por qué no hacer algo novedoso o que haga destacar esta serie, de entre todo el inmenso catálogo de series tokusatsu que ya han hecho conceptos similares pero con mucho mejor ejecución? Olvídalo, esta es una serie desechable cuyo propósito es vender juguetes y nada más.

Puede que para alguien lo que nos dio Toei este año es suficiente, pero para mí, Boonboomger no es más que un derroche de tiempo y espacio.

sábado, 11 de mayo de 2024

Dragon Ball GT: Episodios 60 – 64, y el recuerdo de una leyenda


Me introduje a las series de Dragon Ball a mediados de los 2000s. No sé cómo les fue a mis contemporáneos en el fandom pero para mí en ese entonces estas series no me parecían tan accesibles. Las series ya habían acabado hace años y los canales de televisión las pasaban cada vez menos. Por esa época tenía la impresión de que no a muchos de mi edad les importaba Dragon Ball y que la mayor parte del fandom estaba conformado por esos millennials que vieron las series cuando recién llegaron. En aquel entonces yo era de los fans más jóvenes, y ahora con esta nueva generación de fans que se introdujeron con Super, podría considerarme como uno de los fans más experimentados. Hay individuos más versados que yo en este tema que podrían explicar más, pero puedo contar unas cuantas cosas peculiares sobre mis tiempos. Una de las cosas que más añoro era que si hablábamos sobre cuál es el más poderoso de todos los guerreros de esta franquicia de machos, había un indisputado campeón… y su cabeza no tenía forma de sandía.

Gogeta Super Saiyajin Cuatro, quien hizo su debut en el episodio 60 de Dragon Ball GT, la fusión de los dos héroes más poderosos de la serie en sus fases más nuevas e impresionantes, y oponente del más grande villano que había en la franquicia: Omega Shenron. Sólo lo llegamos a ver por un solo episodio y en algo que apenas puede contar como una pelea, pero sus hazañas no superadas por ningún personaje de la serie lo consolidaron como el luchador más poderoso de toda la franquicia hasta tal punto. Para Dragon Ball, una serie en gran parte enfocada en la autosuperación y el hacerse más fuerte, está claro que a los fans de esta les importaría mucho el individuo que pueda llamarse el mandamás y demostrarlo. De pequeño, todo eso sumado a su agraciado diseño y trasfondo fue suficiente para que sea uno de mis personajes favoritos de toda la saga, y mi admiración hacia él no ha disminuido en lo absoluto.









Al igual que todo lo introducido en esta serie, he visto una significativa cantidad de detractores del personaje que tratan de menospreciarlo y/o minimizar su escala de poder. Los que querían negar la canonicidad de DBGT seguían insistiendo en que Super Vegetto de Z es el más fuerte de la franquicia, y últimamente veo a otros que tratan de argumentar que el Goku del final de GT es el más poderoso de esta serie, a pesar de que no tiene ninguna hazaña para probar que lo es. Lo más razonable que he oído en cuanto a argumentos es que su participación fue decepcionante porque no acabó con el villano y porque no tuvo realmente una pelea pareja para hacer lucir sus habilidades. Sólo miren cuanto a la gente les gusta Gogeta Blue de DBS Broly, el cual también era inmensamente más fuerte que su oponente, pero tuvo unos buenos minutos de pelea ininterrumpida con animación fluida y colores bonitos, y el espectáculo fue recompensado con una concreta victoria contra el saiyajin.

Para ser totalmente honesto, la fusión nunca me pareció una mecánica muy bien escrita, especialmente posterior a la saga en la que fue introducida. Lo de combinar dos luchadores es genial y todo, y tiene buenas limitaciones y riesgos por lo que es mucho mejor que lo de Gohan Místico. Pero al ser un incremento de poder tan enorme y con menos riesgo (especialmente después del retcon de los potara en Super), cada vez que recurren a ello terminan o bien dando una victoria fácil y que no se siente tan merecida, o que el guionista tenga que hacerlos perder a la fuerza aún si el guerrero fusionado es más fuerte, por lo que terminan escribiéndolo como un jobber.

Gogeta SSJ4 VS Omega – ¿siquiera se le puede llamar a esto una pelea? Esencialmente, sigue el molde de la pelea de Super Vegetto de Z, consistiendo en una fusión arrogante y juguetona humillando al villano de turno. Creo que lo que la fusión de GT tiene de ventaja es que no se alargó por tantos episodios. En un solo episodio, vemos a este imponente personaje hacer las mejores hazañas de velocidad, inmutarse a las técnicas más poderosas del mismísimo Omega Shenron, usar su magia para exterminar toda la energía maligna del mundo (buen callback a su poder que usó contra Janemba), e incluso mostró ese majestuoso ataque de Big Bang Kamehameha x100. Todo eso fue genial y logra demostrar el poder del personaje, salvo por lo de que Omega pueda sobrevivir uno de los ataques más poderosos de Gogeta. Supongo que Atsushi Maekawa tenía que plantear urgentemente esos factores para los próximos episodios en éste.

Como última nota sobre este episodio: Esa última escena en la que Goku agarra la esfera de cuatro estrellas para que no vuelva a ser absorbida por el dragón, eso fue lo último que vi de la serie la primera vez que la vi por allá en 2007. Otra de las famosas humillaciones que recibe esta serie es que los canales de televisión casi nunca pasan todos sus episodios, por lo general la reemplazan repentinamente. En aquel momento fue chocante, como te imaginarás, pero lo que evitó que me sienta frustrado por mucho tiempo fue que Cartoon Network haya pasado el Dragon Ball original como reemplazo, ya que también me encantó esa serie. Además, quedarme con esa duda por años sobre cómo acaba GT creo que fue lo que me hizo tener un gran interés por esta franquicia. Así que esa decisión del canal puede haber ayudado a formarme como fan de Dragon Ball… quizás.



Sólo llegué a terminar de ver esta serie como un par de veces antes de esta vez por lo que no tengo ni mucho apego nostálgico por lo que vino después del episodio 60 ni una opinión muy clara de esos sucesos. La dirección con la que sigue este arco, yendo de acorde a lo que vimos en la pelea de Gogeta, no se enfoca en dar un gran espectáculo sino en complicar la situación para los héroes. Los súper saiyajin siguen a merced de Omega como un par de ratones contra un gato. Hay cierta gracia en verlos fallar en intentar la fusión otra vez, buena ocasión para algunas interacciones divertidas entre los protagonistas y volver a ver esa técnica de imágenes ilusorias con su velocidad… pero entendiblemente no es lo que muchos quieren ver. Contrario al consenso de que Dragon Ball GT no pudo llegar a realizar bien sus ideas, Atsushi Maekawa dijo que no muchas de las ideas fueron descartadas o quedaron incompletas. Y aun así vemos que una potencialmente épica pelea fue interrumpida abruptamente y que en lugar de seguir con otra brillante pelea estemos viendo a los héroes fallar en su plan. Al parecer este es el suceso crucial que Maekawa decidió realizar en esta parte de la, supuestamente reducida, cuota de episodios de la serie. Eso y el otro complicado proceso de la esfera de cuatro estrellas… qué emocionante.

Por cierto, cuando Goku y Vegeta vuelven a hacer la danza de la fusión y falla, Trunks menciona que podría ser porque para la fusión es necesario que los poderes sean igualados y que Goku estaba exhausto en ese momento, pero recuerdo que cuando Goten y Trunks hacían la fusión y esta terminaba tenían que esperar una hora para volverla a hacer. Maekawa o bien intencionalmente lo dejó para que los fans veteranos teoricen, o bien se le olvidó. Si fuese un error de continuidad al menos no traería un cambio tan grave al lore de la saga, a diferencia de los retcons que suceden a menudo en la franquicia actualmente.

En el siguiente episodio vuelve el último héroe introducido en esta serie para ayudar en la pelea. ¿Qué tanto puede ayudar el dragón de Cuatro estrellas si ni siquiera los saiyajin más poderosos pueden hacerle frente a Omega Shenron? La respuesta es nada, incluso diría que el resultado fue en contra de los protagonistas. No tengo más que decir acerca de lo que pasa en este episodio, aparte de que ya conocía esa técnica de bola de fuego de Nuova por los juegos de Dragon Ball Xenoverse. Ya va como la décima vez que digo esto (y por suerte la última), pero siento que este guion menos trascendente fue hecho para darle algo que animar al estudio Last House, y que así los mejores estudios puedan encargarse de los eventos más importantes.



Tal como en este episodio, en el que el estudio Seigasha regresa para encargarse de la batalla conclusiva de esta saga. Los dos saiyajin ya perdieron sus transformaciones de super saiyajin 4, por lo que Omega usa lo bola de energía negativa para *destruir* a Goku y empezar el apocalipsis por toda la tierra y el universo. El director Hidehiko Kadota hace su mejor trabajo en toda la serie con las escenas catastróficas del mundo y en estas luchas desamparadas. Maekawa sí aprovecha el poco tiempo de este importante episodio para darnos algunos conmovedores momentos de personajes. Los guerreros Z en general actúan de forma debidamente heroica al querer enfrentar a Omega aun si Goku ya fue derrotado. El detalle más notable es la caracterización que le da a Vegeta, por una gran porción de GT se ha mostrado el apego que ahora tiene hacia la tierra, estando totalmente dispuesto a protegerla y a decirlo abiertamente, y en esta ocasión menciona que no quiere que vuelva a suceder una tragedia en la que un villano acabe con su mundo y su gente. Muy buena razón, aunque puede que el doblaje haya añadido esto y le esté dando más crédito a Maekawa del que merece.



Como es de esperar del estudio Seigasha, no hay un solo aspecto en la animación de este episodio que sea pobre. Desde la minuciosa iluminación, los llamativos movimientos y gestos de los personajes, hasta los brillantes efectos especiales (de lo mejor que ha hecho Masahiro Shimanuki), todo complementa a la perfección la importancia de estos eventos. Esas escenas de Vegeta, Trunks, Gohan y Goten contra el dragón fueron de lo que mejor recordaba de esta porción de la serie y hasta ahora me inquieta esa escena en la que Omega atraviesa a Vegeta con sus cuernos.

Finalmente, como notarán que dejé a Goku para el final, es hora de ver cómo el protagonista se lleva la gloria otra vez. Siguiendo con cómo lo muestra Toei hasta tal punto, Goku es todo un héroe, de hecho, diría que aquí trasciende y se vuelve prácticamente Jesús. En su forma básica logra resistir el ataque más poderoso de Omega por un momento con solo su voluntad, y después de aparentemente morir, regresa milagrosamente para hacer la genkidama y salvar el universo. No sé si haya una mejor manera de acabar la última gran batalla de la historia de Dragon Ball que con una genkidama, aquella técnica simbólica que une el poder de toda la gente por la que pelean nuestros héroes, y sin explicación Goku es indestructible mientras realiza el ataque – todo con el justo fin de darle un gran y ceremonioso cierre a esta saga.






Más importante, la tan debatida despedida de Goku llega en este episodio final. Maekawa hace un último sermón con lo que dice Shenlong al explicar porque sucedió todo esto y acabando con las esferas del dragón. Luego de desear revivir a la gente que murió en estos eventos, Goku se despide con todos y se marcha en el lomo de Shenlong. Las reacciones tristes de los personajes funcionan bien para ese momento, pero me gusta en particular que se hayan tomado el tiempo de mostrar a Goku volviendo a ver a sus viejos amigos -- junto con esas fantásticas, pintorescas escenas de Goku montando al dragón por los cielos. La escena de Yamcha en el desierto siempre me encantó y agradezco que le hayan mostrado el respeto de darle una despedida a este personaje tan infravalorado (y afortunadamente también me conmovió la primera vez que vi este episodio porque para ese entonces ya había visto Dragon Ball). La de Tenshinhan también la aprecio, aunque fue menos trabajada. Cosa contraria con la de Krilin y Roshi, con esas nostálgicas interacciones en Kame House y los recuerdos de los viejos tiempos. Otra simple pero efectiva despedida con Piccolo en el infierno y volvemos a los personajes principales. Pan se queda con la última despedida por ser el otro personaje con el que más pasamos en esta serie, y este es otro de esos eficaces momentos melancólicos de ella. Sólo encuentra la ropa gastada de Goku y le dicen que la atesore. (Oh, Vegeta…)

(Nota: Según Maekawa, una escena que tuvieron que cortar del episodio fue una en la que Goku se despedía de Número 17 que al parecer habría revivido y vuelto a la normalidad. Se dice que MUCHOS se quejaron de esa omisión, entendiblemente, porque sin una explicación parecería como que el pobre murió y se quedó en el infierno.)


Ahora el misterio: ¿Qué sucedió con Goku? ¿A dónde se fue con Shenlong? Estas cuestiones fueron dejadas intencionalmente a la interpretación de cada uno según Atsushi Maekawa por lo que no hay una respuesta definitiva sobre estas. Algunas cosas están claras según lo que vimos en estos episodios y lo que Maekawa en una entrevista. Cuando Goku recibió esa bola de energía negativa y quedó hundido en ese cráter definitivamente hubo un cambio en él, de ahí hizo esa increíble hazaña de recibir esos otros ataques fulminantes sin recibir daño mientras usa la genkidama, por lo que puede que en ese momento ya sea lo que es en este final. Sabemos que es algo diferente a lo de “estar muerto” con ese aro en la cabeza que vemos siempre en Dragon Ball, pero no sabemos exactamente lo que es ahora. Yo siempre lo tomé como que ha trascendido a ser algo más que una deidad, algo incluso por encima de los otros seres divinos como los Kaioshin. No como un inmortal sino como algo eterno, al que el tiempo, condiciones físicas y demás necesidades asociadas con los mortales ya no le afecten. Lo mismo para su paradero: está en alguna parte a la que nadie más puede llegar, y puede aparecerse en la tierra cuando quiera como lo vimos en sus otras apariciones en el especial de Goku Jr. y en el resto de este episodio.


Todo en este epílogo es tan dulce, se nota a leguas la intención de recompensar a la audiencia y darle una digna despedida a esta historia. Un siglo pasa y vemos que el mundo se encuentra en paz y que los personajes que conocemos pasaron a ser leyendas. Bueno, para ser específico Mr. Satán (por supuesto), y sorprendentemente Goku, quien vamos, la serie casi nunca decidió darle alguna fama en el mundo hasta este punto aparte de lo de ganar un torneo. Mi forma de ver la escena de Goku Junior no cambió mucho luego de ya haber visto su especial, porque desde pequeño lo veía como que él y Vegeta Jr. servían para mostrar que el legado de los personajes continuará con otra generación de guerreros formidables. Ah sí, el linaje saiyajin parece ser tan sólido como antes ya que estos niños pueden transformarse en super saiyajin a pesar de que solo sus remotos antepasados fueron saiyajin de sangre pura. Además, Pan parece aun estar muy bien físicamente a pesar de tener más de 100 años.


Ahora el montaje final con escenas de todas las series pasadas. La verdad es que algo como esto sería muy difícil de hacer mal, muchos fans han hecho sus propias versiones, pero igual merece mérito. Empiezan muy bien con las escenas icónicas del Dragon Ball original como la primera transformación a mono gigante y la introducción varios personajes principales (¿nada de los torneos? Ohh...). Pero cuando llegamos a las escenas de DBZ sí se pone un poco raro: ¿una escena repentina de los androides? ¿nada de la saga de los saiyajin? Al menos mostraron las icónicas victorias contra Piccolo Daimaku, Freezer en namekusei, Cell a manos de Goku y Gohan, Buu por la genkidama, e incluso la de Baby aunque esta fue más o menos reciente. Pero solo hubo pocas elecciones extrañas para este montaje, y de hecho captaron la importante sensibilidad de ésta al terminar con los momentos en los que Goku conoce a Goten y a Pan. Y para complementar este nostálgico montaje también está Katsuyoshi Nakatsuru para dibujar los últimos momentos animados de Goku. Me sorprende que Nakatsuru no haya participado tanto en la animación de esta serie a pesar de ser el encargado de los diseños de personajes para ésta, pero su participación tardía también significó que Goku tuvo una apariencia peculiar en este episodio. Digo, Goku se ve bastante maduro, casi hasta realista con ese cuello tan grueso y ese rostro tan bien definido.


--------------------

¿QUÉ ME PARECIÓ AHORA?

 
Sí, mi opinión acerca del final sí cambió con respecto a lo que pensaba de este cuando era más joven. Antes sentía que la serie había desperdiciado la oportunidad de terminar con una gran batalla entre Gogeta SSJ4 y Omega Shenron en la que la fusión más poderosa de la serie triunfe sobre el villano, cumpliendo lo que Vegetto de Z no pudo hacer. Pero pensándolo bien, de haber sido así y la serie terminando sólo con eso, no creo que haya sido tan memorable o que le haya dado una conclusión tan cerrada a la serie. Dragon Ball Z tuvo un buen final, pero personalmente, siempre sentí que la historia podría continuar por mucho más después de ese punto. Todos están vivos, Goku se fue a entrenar, hay uno que otro cabo suelto que podrían seguir explorando, y con lo acostumbrados que nos tiene la serie a ver a los personajes cada vez más poderosos… realmente se siente que Dragon Ball podría dar para mucho más.

El final que le dio Atsushi Maekawa por otro lado no deja mucho a dónde ir después de esto. El héroe de la historia ya no está ni muerto o que de alguna forma pueda volver con las esferas del dragón, ahora ha pasado a ser una figura mítica, como un auténtico dios. Hasta las propias esferas que le dan el nombre a la serie y arrancaron los sucesos de esta historia en primer lugar han participado como el enemigo final y desaparecieron junto con Goku, cerrando la historia con todo lo que la empezó. Estaba claro para Maekawa y los demás que ya no tendríamos una historia animada de Dragon Ball por un largo tiempo (quizás nunca), por lo que se aseguraron de hablarle a la audiencia en este final con la narración, el montaje final y la despedida de Goku, comunicando definitivamente que Dragon Ball llegó a su fín.

Todo lo demás sobre la serie varió desde predeciblemente pobre hasta impresionante, superando mis expectativas. Por un lado, aprecié más algunos aspectos como la animación, la dirección y varios de los diseños de personajes. Los momentos destacados como las batallas contra Baby, Super 17 y Omega Shenron; y cualquier otro episodio del que haya hablado en gran detalle, en su mayoría los disfruté tanto como antes. Y, por otro lado, siento que el ritmo es la peor parte de esta serie. Entiendo que Dragon Ball y Z se hayan podido tomar el tiempo para alargar algunos lapsos y mostrarnos momentos más amenos y que estos hayan funcionado (en cierto punto) para que los grandes eventos se sientan más satisfactorios. Sin embargo, siento que GT debería haber invertido más tiempo en la confrontación a los villanos principales ya que estas acaban sorprendentemente rápido. Esta serie tuvo solo 64 episodios, volviéndola teóricamente la más compacta de todas en su momento, pero de hecho creo que podría haber sido mejor si se hubiesen tomado más tiempo en desarrollar mejor las batallas principales.

Dragon Ball Z es por mucho mi serie favorita de toda la franquicia. Seguro que ya lo he mencionado antes, pero quiero dejarlo claro por si esta retrospectiva te hace creer otra cosa. Mis momentos e historias favoritas de toda la franquicia están en DBZ y, para mí, nada de lo que vino después se le compara. Pero nunca quise aceptar el final de Z como el cierre de la historia. Siempre sentí que ese final daba a entender que muchas aventuras estarían por venir, y como la primera vez que vi DBZ inmediatamente continué con GT, y que sí la disfruté en aquel entonces, nunca tuve problemas para aceptarla como la continuación canónica de la historia. (Vamos, no había forma de que sepa el concepto de una adaptación a un manga cuando era un niño que veía televisión por cable.)

No voy a pretender que es una opinión impopular gustar de Dragon Ball GT, o que es una obra maestra incomprendida, pero no está mal discutir algunos de los aspectos mejor logrados de esta y porqué personalmente me gustaron ahora o de niño. La continuidad del anime de Toei es con la que crecí y aprecio como adaptaron la historia de Akira Toriyama, e incluso adoro los propios conceptos e ideas que crearon para su adaptación. Es por esa familiaridad que tenían los que trabajaron en Dragon Ball GT con las series anteriores al haber trabajado recientemente en estas, y por la peculiar época en la que se hizo este anime, que sí hay una gran reverencia y entendimiento hacia la saga, además de ese toque grunge noventero que nunca se volverá a replicar en otra saga.

Una queja común acerca de esta serie es que casi todo el elenco es dejado de lado y que la historia se enfoca demasiado en Goku. El último hijo de Bardock es el que participa en casi todas las peleas principales, el que recibe primero la gran transformación original de la serie, y el que vence a todos los villanos principales; y al parecer a muchos fans no les gusta eso. Es bien raro, es como si los fans de Spider-Man se quejaran de que él siempre sea el que vence a sus villanos, aunque sea él el protagonista de la historia; o que a los fans de Ultraman les moleste que este sea el que siempre aparece al final del episodio a enfrentar al kaiju, o que los fans de Super Sentai o Power Rangers digan que es malo que la historia se centre en el rojo. Supongo que Goku no es suficiente para cargar la serie para algunos, pero no para mí, ya que por sorpresa Goku terminó siendo mi parte favorita de esta serie.

Otra herejía para los elitistas sería decir que me gusta cómo Toei solía escribir a Goku, y oponerme a ellos me da algo de orgullo. Siento que después de todo por lo que Goku ha pasado y todo lo que ha aprendido, es totalmente razonable que sea ahora tan heroico y comprenda la seriedad de tener que acabar con los villanos. Él ya entiende que no todos los vilanos pueden reformarse, ya que Freezer trató de matarlo luego de darle la oportunidad de que se vaya, y por eso no dudó en matar a Cell o a Kid Buu o a los malos de GT. Claro que le gusta luchar y tener peleas honorables, pero en esta serie no recuerdo que haya puesto en riesgo a los demás para tener una pelea egoístamente, y sabe que él es el que tiene que pelear para proteger a la tierra y a su gente ya que en la saga de Buu vio que Gohan no prefiere pelear, y que Goten y Trunks tampoco se toman las cosas enserio. Por eso el Goku de GT me parece el más genial y el más maduro, la culminación de todo lo que aprendió en su jornada y se volvió el héroe saiyajin definitivo. Totalmente merecido que haya obtenido la transformación saiyajin más poderosa y que termine yéndose como una leyenda.

Sentí una inmensa decepción cuando descubrí que a Akira Toriyama no le gustaba la actitud heroica que le dieron a Goku y que en realidad sí quería mostrarlo como un egoísta al que le importa más pelear que sus seres queridos. Y fue OTRA gran decepción ver que para el regreso de la franquicia todavía se aferre a esa descripción de Goku a pesar de que en su propia obra sí maduró, y sospecho que fue justo para ir en contra de lo que hacía Toei que quiso exagerar esas características indeseables del personaje y hacer una regresión a su desarrollo y hacerlo olvidar sus disciplinas de pelea. Goku absolutamente tuvo sus peores momentos en Dragon Ball Super, bien podría ser un sociópata por cómo lo caracterizan ahí.

Pero más decepcionante aún es que Toriyama recurra a solo repetir tramas y momentos pasados para asegurar el éxito basándose en la nostalgia. Es una forma tan sosa, floja y barata de continuar la historia de seguir la historia, y esto es solo mencionar el principio de la lista de problemas con Dragon Ball Super. Terminé criticando Super mucho más seguido de lo que quería inicialmente para estas entradas, y tampoco viene al caso entrar en detalle acerca de esa serie ya que esa entrada no es sobre eso, pero igual debo decir que hay tantas y tantas decisiones creativas, artísticas y narrativas que detesto de Super, al punto que sería difícil encontrar un aspecto de Dragon Ball que no haya sido arruinado, o al menos empeorado en menor medida.

Aparte de creo que la animación y diseños, parece que ya he señalado todo lo que molestó sobre Dragon Ball Super. Pero como ya mencioné al principio de esta retrospectiva, esa serie también no dio varias buenas adiciones e historias que no quisiera perder, por lo que no puedo rechazarla por completo. Super introdujo otros de mis antagonistas favoritos como Goku Black, Zamas y Jiren, y algunas grandes transformaciones como el Ultra instinto. Esos son de los personajes que más me gustan usar en los videojuegos, recrear sus momentos en los juegos es genial, así como también lo es directamente volver a ver las escenas de vez en cuando. Por el aparente apego que tengo por esos personajes y por la nostalgia que le tengo a la serie ahora, estoy seguro de que si hiciese una retrospectiva a DBS como la hice para esta serie también tendría muchas cosas buenas que decir de esta.

Es justo por ese final abierto que tuvo DBZ que aprecio las series posteriores que continuaron la historia y expandieron el lore de la saga. Por tantos defectos que tengan tanto GT como Super, no puedo llegar a odiar a ninguna de las dos y las considero a ambas importantes por darnos un vistazo de cómo podría continuar esta historia y potencialmente darle una conclusión satisfactoria. Es totalmente ineludible terminar comparándolas por lo mucho que difieren sus ideas y forma de llevarlas a cabo, así qué ¿Cuál es mejor? Pues una es realmente corta, no invierte tanto de su tiempo en sus mejores ideas, y sus coreografías para las peleas tampoco suelen ser de las deslumbrantes, pero al menos no cambia nada sobre los personajes o la historia original, y también se preserva la tensión y la violencia para las confrontaciones contra los malos. Mientras que la otra serie tiene más batallas espectaculares, es más larga y expande todavía más este mundo ficticio, pero eso también vino con varios retcons, regresiones para varios personajes, y otras lamentables decisiones causadas por el aumento en el enfoque comercial y la censura para el público infantil. Realmente depende de cuánto te importen estos defectos y qué se ajuste a tus preferencias, y será mejor que admitamos que ambas series tienen momentos de los que avergonzarse.

Faltaría ver qué clase de final tendrá DBS para dar un veredicto sobre esa serie, y al menos recuerdo estar más o menos contento por como terminó DBGT en su momento. Claro que su final me pareció suficiente para terminar toda la historia de Dragon Ball, ¿verdad? Jajaja…

LA LEYENDA DE DRAGON BALL AF







Bueno, para ser honesto esto no era lo único que mantuvo mi interés por la franquicia en esos tiempos. A finales de los 2000s e inicios de los 2010s Dragon Ball Z seguía siendo mi serie favorita, por lo que naturalmente en mis primeros años usando internet los pasaba buscando más cosas que ver relacionadas a esta franquicia. Gran parte de mi tiempo en internet lo pasaba viendo AMVs, edits y algunos gameplays, pero la idea de otra continuación oficial a la historia era algo que no podía ignorar. Recuerdo que para ese entonces mi hermano mayor ya me había contado sobre esta supuesta secuela por lo que estaba empeñado en averiguar sobre esta. Ahora, Dragon Ball AF fue un mito que persistió hasta la llegada de La Batalla de los Dioses, y no creo que algún fan serio de la franquicia realmente haya creído en este. La mayoría de los que creíamos en esto éramos fans jóvenes como yo, mientras que otros solo lo usaban para sus fanarts y fanfics. En el fondo era consciente de que era una mentira, pero igual quería creer en ello.

Hubo varias versiones de la historia que querían hacer para Dragon Ball AF. Algunas continuaban la historia de Goku Junior, lo cual me parece lo más razonable ya que eso es lo último que vimos, pero la mayoría tomaban lugar justo después de la batalla contra los dragones malignos y de que Goku se fuera con Shenlong. La creatividad de los fans prosperaba gracias a este fenómeno en el fandom y aparte de las creaciones de artistas menos talentosos, que siempre iban a estar, hubo algunos que se volvieron icónicos y aceptados por los seguidores de DBAF. La imagen de arriba es la clásica ilustración de Tablos que fue interpretada como Goku en la fase cinco del súper saiyajin y que desató el mito de esta supuesta continuación. Algunas ideas para historias eran más creativas que otras, desde reciclar arcos de GT como nuevas sagas sobre otro tsufuru sobreviviente, una nueva saga del infierno, o la aparición de otro pariente de Freezer. Pero las creaciones mejor recordadas creo que fueron este diseño para el SSJ5 y el personaje de Zaiko (o Xicor, como les guste), los cuales incluso llegaron a ser usados para unos mangas no oficiales de DBAF hechos en Japón, los más notables siendo los de Young Jiji y Toyble (actual alias: Toyotaro).

Lo que más recuerdo con cariño sobre AF y lo que más me fascinaba en ese entonces eran las nuevas fases del super saiyajin que inventaban los fans. Aparte del SSJ5 recuerdo que había videos que mostraban los “diseños” de las fases 6 hasta la 10, y también otros hasta el infinito, por qué no. Ahora, cuando era pequeño no tuve realmente una reacción negativa hacia GT o hacia su final y no tenía problema con aceptarlo como el final definitivo de la serie, y estoy seguro que muchos seguidores de AF tampoco lo tuvieron, por lo que habría que preguntarse por qué muchos estábamos pidiendo más de Dragon Ball en ese punto.

Ojo, no todos en el fandom éramos los que pedían que se haga Dragon Ball AF. Una porción ya estaba bastante satisfecha con todo lo que nos había la franquicia y otros fans rechazaban todo lo que fuese hecho después de DBZ y que no sea creación de Toriyama. Para los que seguíamos AF, la verdad es que nunca podía haber suficiente de Dragon Ball para nosotros. Esta serie de aventuras y peleas de gran escala ya tenía una fórmula que los fans amaban. Ninguna otra serie podía combinar tan bien un mundo divertido e imaginativo de fantasía, personajes queribles, peleas explosivas con magnitudes de poder cada vez más altas, momentos genuinamente emotivos, e historias simples y épicas con dosis de humor. Los fanáticos de Dragon Ball siempre estaríamos pidiendo más de esta franquicia por lo mucho que amamos ese mundo y el cómo funciona.

Y eventualmente lo obtuvimos, y nada menos que de parte del creador de la franquicia (y también porque Toei y Bandai querían) lo cual ya es otra historia. Por otro lado, si bien atesoro esos recuerdos que me dio mi etapa de Dragon Ball AF, tengo cero interés por todo lo que Tablos o cualquier otro creador actual esté haciendo con ello. El fenómeno de DBAF ya terminó hace muchísimos años, fue enterrado cuando la franquicia regresó de verdad, y ni creo que vaya a volver o que valga la pena tratar de revivirlo. Digo, ¿qué era lo más atrayente acerca de la franquicia y que los fans querrían ver más? No era más desarrollo de personajes, sino las escalas de poder y ver con qué nuevas extravagantes transformaciones se manifestarían esos nuevos niveles de poder. Lo más recordado de AF eran esos diseños exagerados de las nuevas fases saiyajin e imaginar qué tan poderosas serían. DBS cumplió con dar muchísimas transformaciones, con la primera llamándose Súper Saiyajin Dios, por lo que ese lado del fandom ha sido mayormente satisfecho. Claro que ni la creatividad de los fans ni las ganas de ver más Dragon Ball puede acabarse, por lo que, esencialmente, el equivalente moderno de DBAF serían esos videos de “Goku entrena por un billón de años y con el Ultra Mega Instinto se enfrenta al Daishinkan”.

Actualmente no estoy tan interesado por lo que la franquicia saque como lo tenía en los tiempos de DBAF. Luego de ponerme al día con la historia de DBS e incluso después de escribir esta retrospectiva no llego a sentir tanto entusiasmo por lo que vendrá en el futuro como otros en el fandom. En parte porque Dragon Ball ya no significa tanto para mí como solía ya que me volví más fan de otras cosas y que no soy tan fácil de impresionar como en mi preadolescencia, y porque no me ha gustado tanto la forma en la que la franquicia ha sido manejada en los últimos años. No es tan difícil entender por qué los últimos proyectos de Dragon Ball no han sido tan innovadores, no muevan la historia del status quo, y/o traten de aprovecharse de nuestra nostalgia: con lo inmensamente exitosa que ha sido, y seguirá siendo Dragon Ball en mercancías como juguetes y videojuegos, está claro que una gran prioridad está en maximizar estas ventas y tratar de no dividir a los fans o salir del sector demográfico del que se están enfocando. También está ese pensamiento más cínico de “Dragon Ball nunca tuvo alguna enseñanza. No hay nada en esta que analizar. Es solo una obra chistosa e inútil.” Del editor Kazuhiko Torishima y que sospecho que muchos involucrados en la franquicia, posiblemente incluyendo a Toriyama, han tenido al momento de trabajar en esta desde su regreso.

Es que, entiendo que Toriyama no fue como Tolkien en cuanto a lo dedicado que estaba con el mundo ficticio que había creado, y tampoco creo que todas las historias tengan que ser elaboradas así; y esa forma de describir a la obra no es objetivamente inválida… pero chicos, no podría haber una forma más aburrida y poco sentimental de interpretarla. No sería tan descabellado pensar que no todo estuvo tan bien pensado como me gustaría (lo mismo para otros que también quieren sobreanalizar esta obra sobre karatekas mágicos) y que las maravillas logradas con esta pudieron ser por accidente, pero desacreditar tan amargamente la franquicia hasta decir que no tiene ningún valor me parece ridículo, y definitivamente no debería ser una excusa para trabajar con cinismo en las nuevas entregas.

Escribo esto no tanto después del fallecimiento de Akira Toriyama (QEPD, Sensei), y reconozco su talento y esfuerzo que tuvo para crear Dragon Ball y hacer que sea tan disfrutable. Pero, sumando a mis tantas herejías, debo decir que con el paso de los años, cuando fui descubriendo y explorando otros aspectos de la franquicia he llegado a apreciar mucho más lo que otras personas han contribuido a la franquicia, y creo que sus aportes no han sido tan reconocidos como deberían. Los tres editores, Torishima, Yuu Kondo y Fuyuto Takeda, nos salvaron de prolongados arcos aburridos e intrascendentes, de diseños menos apropiados para los personajes, de desaprovechar algunos personajes e historias, y demás. Disfruto mucho de las adiciones que hizo Toei al adaptar el manga. Aprecio mucho lo que hicieron Aya Matsui y Atsushi Maekawa y los demás al continuar la historia con DBGT, a los nuevos personajes que introdujeron, las ideas y adiciones brillantes como el super saiyajin cuatro de Katsuyoshi Nakatsuru. Y actualmente, las trece películas de Dragon Ball Z de Takao Koyama, junto con los dos especiales de TV, se mantienen como el material más sólido y entretenido de toda la franquicia.

Ahora, hay mucho que me gusta de lo que nos dado Dragon Ball desde su regreso en la década pasada, así como mucho que me disgusta, y si bien tengo que aceptar que varias de las peores decisiones fueron por parte de Toei u otros, no podría decir que me gustó la mayor parte de lo que Toriyama ha hecho con la historia. Solo la primera de las cuatro películas escritas por él (La batalla de los dioses) me pareció una buena adición para la franquicia, mientras que cosas como Dragon Ball Minus y La resurrección de Freezer ni me parecieron disfrutables y sus cambios a la historia arruinan la obra original en retrospectiva. Las dos películas de Super, Broly y Super Hero, aparte de su pésimo manejo de los personajes no están tan mal y me han llegado a gustar un poco más últimamente, pero igual me parecen un gran desperdicio. Con todo esto dicho, y agregando que varias de las mejores partes de Dragon Ball Super (en especial la mayor parte del Torneo del poder) fueron obra de otros escritores, creo que está claro que no considero que todo lo hecho por Toriyama sea mejor (o que todo lo “canónico” lo sea) y que no deberíamos desacreditar lo que otros autores pueden hacer con Dragon Ball. La discusión sobre Dragon Ball no debería ser rechazada, ni por querer desacreditar a los fans por gustarles esta franquicia en particular, o por desvalorizar la obra en sí, ni por el elitismo de considerar solo ciertas partes de la franquicia como importantes por tener el nombre del autor en estas. Quisiera poder siempre discutir sobre Dragon Ball con otros fans, conocer sus perspectivas y llegar a algo constructivo, y también disfrutar lo que nos traiga la franquicia en el futuro. Puedo creer que en el futuro alguien más nos podría dar algo tan bueno o mejor de lo que ya hemos visto en la franquicia hasta el momento. Sólo… no apostaría por ello.

También está este bonito dibujo y mensaje de Toriyama sobre GT. Sólo no me pregunten por lo que dice.